martes, 24 de noviembre de 2015

El Adviento, un camino con la Palabra de Dios


El adviento es el tiempo litúrgico que sirve  para preparar la celebración del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, y para reflexionar en que toda la humanidad estamos esperando la segunda venida de nuestro Salvador.
Son cuatro domingos en que se usa el color morado para los ornamentos.
Los evangelios que se proclaman en estas celebraciones le recuerdan a la Iglesia y a cada uno de los cristianos la necesidad constante de cambiar de vida, de convertirnos.
Es tiempo para aprender a orar personalmente, en familia y con la comunidad cristiana, de corregir nuestros comportamientos dañinos y egoístas, de reconocer la presencia de Jesús en medio de la Iglesia, de dirigir nuestro corazón a María para aprender de ella a esperar y preparar la venida del Salvador.


Los Domingos de Adviento

1º Domingo: Con este primer domingo de Adviento, que inicia el año litúrgico, san Lucas nos recuerda que el Señor, al anunciarnos su venida, nos manda permanecer en vela y orar (Evangelio). San Pablo nos pide que nos preparemos para la venida de Cristo, llenándonos “de amor por todos”
(Segunda Lectura). Ya se anuncia la navidad, la venida del hijo de David que brotará como un vástago y traerá la felicidad a los hombres (Primera Lectura)

2º Domingo: Con mucha solemnidad, San Lucas nos presenta el comienzo del ministerio de Juan el Bautista que había venido a “preparar el camino del Señor”, predicando la penitencia (Evangelio). El profeta Baruc, con frases poéticas, anuncia que el Señor trazará el camino de su pueblo allanando todas las asperezas, para conducirlo a la tierra de sus padres (Primera Lectura). San Pablo, por su parte, pide que nos dispongamos para la llegada de Cristo con una vida recta (Segunda Lectura).

3º Domingo: San Pablo nos invita (Segunda Lectura) a vivir con moderación, con modestia, con alegría y en acción de gracias, porque “el Señor está cerca”. Esta alegría nacida, de la presencia íntima de Dios, llenaba el corazón del profeta (Primera Lectura). También Juan el Bautista (Evangelio) anuncia la realización de la esperanza de Israel: “Ya viene el que es más poderos que yo”. Pero al mismo tiempo nos enseña que debemos prepararnos para su venida con la práctica de la justicia y compartiendo lo nuestro con los demás.


4º Domingo: El profeta Miqueas anunciaba el nacimiento de Cristo en Belén; ocho siglos después, el oráculo de Miqueas sirvió para guiar a los Magos hasta el Niño que había nacido en Belén (Primera Lectura). En la carta a los hebreos (Segunda Lectura) se nos revelan las disposiciones que tenía el Hijo de Dios al entrar al mundo: “Aquí estoy, Padre, para hacer tu voluntad”. Después podremos saludar a la Virgen María, junto con Isabel, exclamando: “Bendita entre las mujeres” (Evangelio)

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