martes, 30 de abril de 2013

Fiesta de San José Obrero


La fiesta de San José Obrero, que celebraremos el día 1° de mayo, nos conecta directamente con la realidad del trabajo. Es una buena ocasión para meditar sobre la espiritualidad que conlleva esta tarea humana de cada día.

San José, que, como nos dice el evangelio, era un judío justo (cf. Mt 1,19 ), seguramente participaba de la espiritualidad y valoración del trabajo propia del pueblo judío. Esta  consideración del trabajo se basa en las palabras del Génesis:“Yavé Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.” (Gén 2, 15)

Toda obra humana sobre la creación, cultivando y cuidando, es una continuación de la obra creadora de Dios. Con su trabajo, el ser humano hace brotar de las cosas toda su utilidad y belleza. Un tronco que estaba en medio de un bosque pasa a ser una mesa donde una familia se reúne. La lana de una oveja se convierte en un hermoso tejido que abriga. El trabajo humano es el que realiza este proceso de transformación, y así el hombre y la mujer ejercen sobre el mundo el señorío que Dios les ha confiado. Por eso dice la espiritualidad judía que trabajar es “perfeccionar el mundo” (en hebreo, tikum olam), porque es hacer que surja de las cosas creadas la luz que Dios ha puesto en ellas. Desde esta perspectiva, no hay ningún trabajo, por más pequeño que

jueves, 25 de abril de 2013

13. Libros históricos: Josué y Jueces (Descubrir que la verdadera Tierra Prometida.)


INTRODUCCIÓN

Comenzamos una serie de libros inspirados por Dios que narran la historia religiosa de Israel, desde la muerte de Moisés (finales del siglo XII a.C.) y su relevo con Josué a la cabeza, hasta Juan Hircano (135-104 a.C.); es decir, desde la entrada en la Tierra Prometida de Canaán hasta la llegada de los Macabeos.

Para comprender estos libros hay que enmarcarlos en una visión religiosa: el plan de Dios para entrar en comunión con el hombre y traernos la salvación en Jesucristo, su Hijo, el Mesías prometido y esperado por Israel. Nos ayudarán estas palabras del Concilio Vaticano II: “...Estos libros, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, nos enseñan la pedagogía divina. Por eso los cristianos deben recibirlos con devoción, porque expresan un vivo sentido de Dios, contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de nuestra salvación” (Constitución dogmática “Dei Verbum” n. 15).

Antes de entrar en cada uno de estos libros, hay que decir que Israel y Judá tuvieron que luchar contra reinos invasores: 
  Invasión asiria: 900-609 a.C.
  Invasión neobabilónica: 626-539 a.C.
  Invasión persa: 559-330 a.C.

El pueblo elegido por Dios tenía que luchar para defenderse. Hoy nos cuesta mucho entender estas guerras, pero Israel lo hacía con esa conciencia de proteger la elección de Dios y ser fiel a las promesas y a la Alianza de Dios. No es sólo lucha por la supervivencia personal, sino lucha por dejar bien claro ante todas las naciones que Dios es único y que Él quiso escogerse un pueblo para realizar su plan de salvación.

Por eso, los autores inspirados por Dios cuentan la historia de Israel con una mentalidad teológica, más que con una mentalidad histórica. Ven y escriben los acontecimientos del pueblo con ojos de fe, relacionándolos con el Dios de la Alianza y de las promesas mesiánicas. Unas veces seleccionan hechos, otras omiten o repiten episodios, atentos a todo lo que pueda concientizar al pueblo sobre la idea central de la Alianza.

Por eso las dos grandes ideas que atraviesan estos libros son: ALIANZA y MESÍAS. 


II. OBJETIVO DOCTRINAL: Descubrir que la verdadera Tierra Prometida es la comunión con Dios, comenzada aquí abajo mediante la gracia y la amistad con Él, y consumada en el cielo.


III. OBJETIVO VIVENCIAL: Motivar que la razón de ser de nuestras tareas diarias debe ser Dios y el deseo del cielo, verdadera tierra prometida.

miércoles, 24 de abril de 2013

Catequesis del Papa: "En el juicio final la clave será el amor"

Ante más de 75.000 personas que abarrotaban la Plaza de San Pedro, el papa Francisco dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles a tres textos del Evangelio que ayudan a entrar en el misterio de una de las verdades que se profesan en el Credo: que Jesús "de nuevo vendrá con gloria para juzgar a los vivos y a los muertos”. Los tres textos son; la parábola de las diez vírgenes, la de los talentos y el juicio final.

El Papa habló del “tiempo inmediato”, entre la primera venida de Jesús y la última: es el tiempo en que vivimos y en él se coloca la parábola de las diez vírgenes que esperan al Esposo, pero como tarda en llegar se duermen. Cinco de ellas, sabias, tienen aceite para encender sus lámparas cuando el Esposo llega de improviso; las otras, las necias, no lo tienen y mientras lo buscan, ya ha comenzado la fiesta nupcial y la puerta para entrar al banquete está cerrada para ellas.

“El Esposo es el Señor, y el tiempo de espera de su llegada es el que nos otorga, con misericordia y paciencia, antes de su venida final: un tiempo de vigilancia, en que debemos mantener encendidas las luces de la fe, de la esperanza y la caridad; en que mantener nuestros corazones abiertos a la bondad, la belleza y la verdad; tiempo de vivir de acuerdo a Dios porque no sabemos ni el día ni la hora del regreso de Cristo.

Lo que se pide de nosotros es estar preparados para el encuentro, lo que significa ser capaces de ver los signos de su presencia, de mantener viva la fe, con la oración, los sacramentos, de estar atentos para no dormirnos ni olvidarnos de Dios. La vida de los cristianos que se duermen es una vida triste, no es una vida feliz. El cristiano tiene que ser feliz, sentir la alegría de Jesús”.

La segunda parábola de los talentos “nos hace reflexionar sobre la relación entre cómo usamos los dones recibidos de Dios y su regreso, cuando nos preguntará cómo los hemos utilizado... Esto nos dice que la espera de la venida del Señor es el momento de la acción, de aprovechar los dones de Dios, no para

miércoles, 17 de abril de 2013

Catequesis del Papa: “El Señor nos guía e intercede siempre por nosotros”

Prosiguiendo sus catequesis dedicadas al Credo, en el Año de la Fe, el Santo Padre llevó a cabo la audiencia general en la Plaza de San Pedro, con la participación de miles de fieles de tantas partes del mundo. Tras saludar y bendecir a su paso por los sectores del recinto en el jeep blanco, Francisco reflexionó sobre la afirmación que nos asegura que Cristo “subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”.

Testimoniar el Evangelio y contemplar a Cristo, sentado a la derecha de Dios Padre, para que nuestra fe se fortalezca y recorramos alegres y confiados los caminos de la santidad, alentó Francisco, hablando en español y recordando que "el Señor nos guía e intercede siempre por nosotros”.

En el Credo confesamos nuestra fe en Cristo, que “subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”. ¿Qué significa esto para nosotros?, se preguntó el Pontífice. “Ya al comienzo de su subida a Jerusalén, Jesús ve también esta otra “subida” al cielo con la que culmina su “éxodo” de esta vida, pero sabiendo que la vuelta a la gloria del Padre pasa por la cruz, por la obediencia al designio divino de amor por la humanidad”.

“También nosotros, señaló el obispo de Roma, hemos de saber que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas”.

El Papa señaló que la Ascensión de Jesús nos hace conocer la consoladora realidad de que en Cristo, que es nuestro abogado defensor ante el Padre, nuestra humanidad fue llevada hacia Dios: “Él nos abrió el paso

jueves, 11 de abril de 2013

Catequesis del Papa: “Vivamos como verdaderos hijos de Dios”


El Santo Padre dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles al valor salvífico de la resurrección de Jesús. Después de haber recorrido la Plaza de San Pedro en automóvil descubierto y saludado a las miles de personas que aplaudían a su paso, el Papa explicó que la fe cristiana “se basa en la muerte y resurrección de Cristo, como una casa construida sobre los cimientos: si estos ceden, toda la casa se derrumba. En la cruz, Jesús se ofrece a sí mismo; tomando sobre sí nuestros pecados y descendiendo en el abismo de la muerte y en la resurrección los derrota, los elimina y abre el camino para renacer a una nueva vida”.

“Con la resurrección de Jesús -prosiguió- sucede algo absolutamente nuevo: somos liberados de la esclavitud del pecado y nos convertimos en hijos de Dios, somos engendrados a una nueva vida. ¿Cuando ocurre ésto? En el Sacramento del Bautismo que en la antigüedad, se recibía normalmente por inmersión... después del cual los bautizados salían de la pila y se ponían la nueva vestidura blanca, es decir nacían a una nueva vida, sumergiéndose en la muerte y resurrección de Cristo”.

“En la carta a los Romanos, dijo el Papa, San Pablo escribe: “Han recibido el Espíritu que los hace hijos adoptivos, por medio del cual exclamamos:" ¡Abba! Padre ". El Espíritu que recibimos en el bautismo nos enseña, nos empuja a llamar a Dios “Padre” o mejor. “Abbà” que significa “papá”. Así es nuestro Dios: es un papá para nosotros. Este es el don más grande que recibimos del Misterio Pascual de Jesús. Dios nos trata como hijos, nos comprende, nos perdona, nos abraza, nos ama aun cuando nos equivocamos”.

Sin embargo, esta relación filial con Dios “no es como un tesoro que escondemos en un rincón de nuestras

12. Pentateuco: Levítico, Números, Deuteronomio (Contenido de estos libros del Pentateuco)


I. INTRODUCCIÓN

El culto israelita es la expresión de su fe en el Dios que ha sacado a Israel de Egipto y que ha entablado con él una alianza en el Sinaí. El Señor libró a Israel de las ataduras del Faraón para hacer de él un pueblo consagrado a su servicio. De una servidumbre forzada, a un servicio libre.

En la alianza, Israel pasa a ser el pueblo de Dios, un pueblo separado y apartado de los demás, para que pueda entrar más fácilmente en comunión con el Señor. En la óptica del Levítico, el culto se presenta como la forma más apropiada para entrar en contacto con el Señor y vivir en comunión con Él.

Según Números, la salvación de Dios a su pueblo se realiza en un camino, a través del desierto, aunque no acaba en él. A su paso por el desierto, Israel experimenta lo que significa marchar con Dios y lo que Dios les pide: purificación y maduración. La experiencia del desierto educa y forma al pueblo, ayudándolo a crecer y preparándole para la etapa definitiva, que orienta y da sentido a su marcha: la vida en la tierra prometida.

El Deuteronomio se presenta como las palabras que Moisés dirigió a Israel al otro lado del Jordán, en los umbrales de la tierra prometida. Moisés se despide y les anima a ser fieles al Señor, a observar los mandamientos y a darle culto en el lugar que Él elija.



II. OBJETIVO DOCTRINAL: Ver cómo Dios educó a su pueblo, durante siglos, a partir de la cultura propia de ese pueblo, purificándolo poco a poco, hasta la ley nueva de Jesús.


III. OBJETIVO VIVENCIAL: Vivir nuestras leyes religiosas, cívicas y morales con mucho amor y motivación interior, y no sólo por cumplir externamente.


IV. TESIS: Dios llama a la santidad de vida a su Pueblo elegido. Para eso le pone una Ley, que hay que cumplir con amor y perfección. Sólo así ese Pueblo será santo y estará a la altura de Dios, su elector. Y a la ley hay que añadir la justicia con los necesitados.


V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:

1. Autores de estos libros


La tradición cristiana ha asociado siempre el nombre de Moisés a estos libros, como su autor principal o

jueves, 4 de abril de 2013

11. Pentateuco: El Éxodo (Comprender el Éxodo y la Alianza como hechos capitales de la fe de Israel)


I. INTRODUCCIÓN


Una fuerte carestía obligó a los israelitas a emigrar a Egipto. Allí se establecieron muchos. Se habían hecho un pueblo muy numeroso, fuerte y trabajador. Por miedo a su potencia, los egipcios los esclavizan sin compasión, por lo que la vida de aquellos hombres era amarga y llena de fatigas. Y aquí comienza el libro del Éxodo y con este libro también inicia el nacimiento del Pueblo de Dios.

Aquí vale repetir lo que habíamos dicho en otra ocasión: en la Biblia no podemos buscar la precisión histórica o geográfica de los hechos 40. Lo que hay que buscar es la verdad de la enseñanza religiosa que Dios quiso inspirar a los escritores sagrados. Todo en orden a nuestra salvación eterna.


II. OBJETIVO DOCTRINAL: Comprender el Éxodo y la Alianza como hechos capitales de la fe de Israel.


III. OBJETIVO VIVENCIAL: Descubrir que todos tenemos una misión que cumplir como Moisés, para salvar a la humanidad.


IV.TESIS: El libro del Éxodo narra la salida de los israelitas de Egipto, alrededor de los años 1280-1240 a.C., bajo la guía de Moisés, a quien Dios escogió, y con quien renovó su Promesa y su Alianza de amor. Estamos en el corazón de la Biblia, pues con la salida de Egipto y la Alianza en el Sinaí, Israel nace como Pueblo, descubre quién es su Dios. Además, en el Éxodo nos encontramos con hechos, personas y temas que son “tipo” y “figura” de la revelación posterior de Jesús 41.


V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:

1. Autor y fecha del Éxodo 


Estamos alrededor del año 1250 a.C. El autor, como dijimos, es Moisés, junto con las tradiciones orales y escritas de ese tiempo. Por tanto, no es obra de un solo autor, ni se ha escrito de una sola vez. 

miércoles, 3 de abril de 2013

Catequesis del Papa sobre la Resurrección de Cristo


Queridos hermanos y hermanas: ¡Buenos días!

Hoy reanudamos las catequesis del Año de la fe. En el Credo repetimos esta expresión: "El tercer día resucitó según las Escrituras." Es "precisamente el evento que estamos celebrando: la Resurrección de Jesús, el centro del mensaje cristiano, que resonó desde el principio y ha sido transmitió para llegara hasta nosotros. San Pablo escribe a los cristianos de Corinto: "Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce." (1 Corintios 15:3-5).

Esta breve confesión de fe anuncia precisamente el Misterio Pascual, con las primeras apariciones del Resucitado a Pedro y a los Doce: la Muerte y la Resurrección de Jesús son justo el corazón de nuestra esperanza. Sin esta fe en la muerte y en la Resurrección de Jesús nuestra esperanza será débil, ya no será ni siquiera esperanza. Y precisamente la muerte y la Resurrección de Jesús son el corazón de nuestra esperanza. El Apóstol afirma: "Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados". (1Cor 15, 17)

Por desgracia, a menudo se ha tratado de oscurecer la fe de la Resurrección de Jesús, e incluso entre los propios creyentes se han insinuado dudas. Un poco una fe "al agua de rosas", como decimos nosotros. No es la fe fuerte. Y esto por superficialidad, a veces por indiferencia, ocupados por miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión puramente horizontal de la vida.

Pero es precisamente la Resurrección la que nos abre a la esperanza más grande, porque abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y ello lleva a vivir con mayor confianza las realidades cotidianas, a afrontarlas con valentía y con empeño. La Resurrección de Cristo ilumina con una luz nueva estas realidades cotidianas ¡la Resurrección de Cristo es nuestra fuerza!