San Antonio se hace Franciscano
La presencia de los Franciscanos en Portugal y España se
remonta al año 1218, según la Crónica de los XXIV Generales, cuando
los frailes se esparcieron por el mundo conocido, enviados por san Francisco,
que ya en 1214 había peregrinado a Santiago de Compostela (1 Cel 56). A Coimbra
llegaron por aquellas fechas y fundaron el convento de Santo Antâo dos Olivais
(San Antón o Antonio de los Olivos), según Wadding en 1217, protegidos por la
princesa doña Sancha, hermana del Rey don Alfonso II y su esposa la Reina doña
Urraca. En 1219 llegó un número mayor de frailes menores, dirigidos por fray
Juan Parente y con cartas del Papa Honorio III para que no fueran recibidos
como sospechosos de herejía.
La Assidua recuerda que los frailes
menores de San Antonio dos Olivais pedían limosna en Santa Cruz de Coimbra
antes de la llegada de las reliquias de los protomártires, porque la protección
de los reyes les había concedido habitar este lugar cercano a Coimbra, entonces
capital del Reino, quizá ya en el año de 1218, pues según la Crónica de Jordán
de Giano, los cinco protomártires habrían formado parte de los frailes llegados
a la Península Ibérica en 1219; pero podemos distinguir, probablemente, entre
el primer grupo de frailes llegados a Portugal y España y el grupo posterior de
los enviados a Marruecos, que llegarían a Coimbra y frecuentarían el Monasterio
de Santa Cruz para pedir limosa. Allí existía ya el "lugar" de los
Frailes Menores, al menos desde 1218, donde pudo conocerlos su futuro cofrade
Fernando Martins.
1. Los restos mortales de los cinco frailes, Berardo,
Pedro, Acursio, Adyuto y Otón, martirizados el 16 de enero de 1220, fueron
recogidos y repatriados a Portugal por el Príncipe don Pedro, hermano del Rey
Alfonso II, y entregados a don Joâo Roberto, canónigo del monasterio de Santa
Cruz de Coimbra, a donde llegaron después de pasar por Astorga, para que los
depositase en su Iglesia. La "leyenda" de los Mártires de Marruecos,
la Crónica de los XXIV Generales, la Assidua y
las demás "leyendas" antonianas, relatan la decisión de Fernando
Martins de mudarse a los Frailes Menores movido por el ejemplo magnífico de
aquellos mártires y atraído por la vida evangélica que trataban de seguir
aquellos frailes que pedían limosna en Santa Cruz. Su deseo de entregar la vida
en el martirio y su propósito de ir a Marruecos, siguiendo el