martes, 20 de mayo de 2014

2. SAN ANTONIO DE PADUA: Formación, estudios y cultura


Formación, estudios y cultura
Fernando Martins de Bulhôes frecuentó desde los seis o siete años la escuela catedralicia, fundada por Don Gilberto de Hastings, nombrado Obispo al restaurar la sede después de la reconquista por Alfonso Henriques. Los estudios seguían el "cursus" aceptado en la Europa cristiana de entonces. Se aprendía a leer utilizando como libro el Salterio, memorizando el texto latino; a escribir, a contar y a cantar. Una vez afianzado en la escritura y la lectura, se estudiaba la gramática latina que constituía el comienzo del "Trivium", más algunas materias de retórica y dialéctica, aunque la enseñanza básica de tales estudios era, sin duda, la gramática latina. Además, participaban los escolares en las ceremonias y cantos litúrgicos de la sede catedralicia. No sabemos si después de la escuela catedralicia, o en la misma escuela, estudió las artes liberales con alguno de los maestros que allí enseñaban: Vicente Hispano a quien sucedieron Menendo Gonçales y Juan de Dios. Esos estudios habrían tenido lugar antes de entrar en el monasterio de san Vicente de Fora, al que llegaría con sus 18 años, en torno a 1209.
1. Las crónicas antiguas han transmitido el nombre de su primer maestro, D. Gonzalo Mendes, que después fue prior del monasterio, aunque A. D. de Sousa Costa recuerda los nombres de quienes pueden haber sido sus maestros en San Vicente de Fora: Magister Petrus y Pedro Pires. La participación en la liturgia coral, la Eucaristía y el Oficio divino con sus lecciones y meditaciones, en los Capítulos celebrados después de la hora de "prima", el silencio y el estudio de la Regla de san Agustín, del libro de las Consuetudines o "usos" del monasterio, eran parte del horario cotidiano, según refiere la Assidua con las noticias que proporcionó a su autor el obispo don Soeiro II.
La Assidua, al referir su traslado a Santa Cruz de Coimbra "deseoso de una más severa disciplina y por amor de una tranquilidad más fecunda", indica la dedicación de Fernando al estudio de la Escritura, de los Padres y de las disciplinas propias del estado eclesiástico, destacando la memoria prodigiosa con la que sostenía su "feliz curiosidad" al escrutar los "secretos de la palabra divina". Confiaba a su memoria tenaz lo
leído, con tanto aprovechamiento, que pronto demostró un conocimiento extraordinario de la Biblia.

2. En Santa Cruz de Coimbra permaneció durante nueve decisivos años, hasta 1220, "ali se fez um santo e dali saiu doutor", dedicado al estudio y a la meditación de las Escrituras Santas, aplicando el método alegórico y anagógico en el estudio de las doctrinas teológicas, que después le revelarían consumado maestro y predicador experto por su plenitud de ciencia y doctrina, sorprendiendo a sus oyentes e incluso al mismo Papa Gregorio IX que le denominó "arca del Testamento". En Santa Cruz, en los libros de la preciosa biblioteca conventual, aprendió la teología leyendo a los Padres, san Agustín, san Gregorio Magno, la mística en Dionisio Areopagita y en Ricardo de san Víctor, las Sentencias de Pedro Lombardo; con ellos aprendió a exponer el Evangelio y su sentido moral con agudeza de ingenio y argumentos coherentes, sin dejarse atraer por los laberintos de la sabiduría humana, según narra la leyenda Raimundina: cuando quiso Dios poner sobre el candelero la lámpara que había encendido, hizo que se manifestara de modo admirable la sabiduría sobrehumana de Antonio.


3. La Benignitas le compara con san Pablo, predicador universal, con san Jerónimo, doctor eximio de la Sagrada Escritura "eruditissimus in sacra pagina", que conocía y podía exponer los libros sagrados en "su sentido alegórico, histórico, tropológico y anagógico". En Santa Cruz se encontraban profesores formados en París, que trajeron libros para aumentar el caudal de la librería monástica, entre ellos Magister Parisius, Maestro Joâo y Maestro Raimundo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

COMENTARIOS DE NUESTROS LECTORES