La representación
de Antonio de Padua en el arte pictórico o escultórico ha conocido una cierta
evolución en algunos de los símbolos característicos. Antonio aparece en las
primeras representaciones, además de vestido con el hábito franciscano (sayal y
cíngulo que lo ciñe), con el libro de los Evangelios. Ya en el siglo XIV se le
representa con un elemento que es recogido de San Antonio Abad: la “llama”,
símbolo del amor divino, y en algunas ocasiones aparece la variante del
“corazón en llamas”. En el siglo XV se le representa con el “lirio”, símbolo de
la pureza; y a finales del mismo siglo XV aparece en su iconografía la figura
del “Niño Jesús”. Hoy en día, San Antonio es representado vestido de
franciscano, en la variedad de la Primera Orden, con los símbolos –generalmente
unidos- del libro, el Niño Jesús y el lirio.
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