Isaías, Jeremías, Ezequiel,
Daniel.
I. INTRODUCCIÓN
1. ¿Qué son los profetas? Las palabras
hebraicas que la Biblia usa para llamar a los profetas son: Nabi, Hozé, Zoé
(vidente). La más frecuente es Nabi: el que habla con vehemencia, bajo el
influjo de una fuerza superior, un inspirado.
La palabra
profeta es griega y significa: “Hablar en nombre de...”. Por tanto, el nombre
profeta indica claramente la misión de estos hombres: el profeta es el que
habla en nombre de Yavhé; es su voz viva en medio del pueblo, para recordar las
promesas entre Dios y su pueblo, para enderezar y corregir. Por tanto, tiene
doble finalidad; ANUNCIAR Y DENUNCIAR.
En la Biblia
también los profetas son llamados como: guardianes del pueblo, centinelas de
Yavhé. Son hombres de fuerte personalidad y espiritualidad, intermediarios,
siervos de Yavhé. Son hombres que, bajo el impulso de Dios, comprenden lo que
está sucediendo y transmiten al pueblo un continuo llamado a la conversión, y
su misión es discernir la voluntad de Dios sobre el presente del pueblo, para
proyectarlo a un futuro de esperanza y de salvación.
2. ¿Cómo nació el profetismo? En el
plan de salvación, Dios siempre ha llamado a algunas personas, a quienes envió
a su pueblo. Sin embargo, cuando hablamos de profetas nos referimos a aquellos
que dejaron escritos su pensamiento y sus profecías, y constan en el Canon
bíblico.
3. ¿Cuáles son las enseñanzas
principales de los profetas? Recordarles la Alianza; reprocharles la
infidelidad y las consecuencias de esa infidelidad, si no se convierten: juicio
y condena; la restauración, como
esperanza; el resto; el Mesianismo; la
perspectiva escatológica, es decir, la proyección de las promesas proféticas
más allá del tiempo.
4. ¿Qué características tienen los
profetas? Un llamado de Dios, esa llamada reviste al profeta de una misión: ser
la voz de Dios; esa llamada nace siempre en una experiencia fuerte de Dios; la
misión trae consigo contrariedades y cruces, pero el Señor les protege y les
ayuda.
5. ¿Cuántos son los profetas? Son
cuatro mayores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; y trece menores: Oseas,
Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías,
Malaquías y Baruc.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer a los profetas mayores.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de que por ser bautizados,
también nosotros somos profetas, participamos del carácter profético de Cristo.
De ahí la urgencia de salir a evangelizar nuestro mundo.
IV. TESIS: Los libros proféticos son un género de libros
“ardientes” e “inflamados”, que pintan la lucha por la fidelidad a Dios por
parte de un pueblo que una y otra vez es sorprendido con las manos en la masa
de su pecado y de su fracaso. Los profetas se convierten así en los grandes
incitadores del pueblo de Dios, los que mantienen la fidelidad a la Alianza,
los creadores de la esperanza en el futuro. Son hombres inspirados que se
adelantan a su tiempo y van creando, poco a poco, nuevas relaciones entre el
Dios vivo e Israel, el pueblo escogido.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor y fecha
a) Isaías: Vivió en el siglo VIII a.C.
unos años antes del destierro. Es el profeta mesiánico, cuya palabra golpea y
consuela. Le tocó vivir la tiranía de Asiria que conquistó, primero, el norte
de Palestina, y luego, Jerusalén. Es un profeta de ciudad y participaba
activamente en los asuntos de la clase dirigente. Interviene enérgicamente
contra la corrupción de Judá y Jerusalén. El libro del profeta Isaías ha sido
escrito por varios profetas, discípulos de Isaías.
b) Jeremías: Vivió en el siglo VII a.C.
Profeta muy delicado, dotado de gran sensibilidad; tímido y emotivo. En el
pugnan la necesidad de paz y ternura con la dureza del mensaje que tiene que
anunciar, porque vivió momentos terribles para su pueblo: el período de la
humillación y del exilio. Dos yugos uncían al pueblo: Asiria y Egipto. ¿Cómo
sacudirse este yugo?
c) Ezequiel: Vivió en el siglo VII a.C.
Es el profeta del cautiverio, del exilio a Babilonia, a donde fue deportado. En
su libro, lleno de esperanza y de consejos, busca tener viva la fe del pueblo.
Pero es un profeta de personalidad compleja. Jerusalén estaba en poder de
Babilonia. Y fue aquí donde fue llamado por Dios para que llegara a ser
“bandera y centinela” para la “casa rebelde” de Israel (cap. 1, 2 y 3). Su
misión se desarrolla toda en el exilio, entre los desterrados. Es propenso al
abatimiento, a visiones raras, para nosotros. Pertenece a la casta sacerdotal o
levita. Impulsor del culto, los ritos y el anhelo de santidad.
d) Daniel: Vivió en el siglo VIII, pero
el libro se escribió alrededor del siglo II a.C., después del exilio. Es de
carácter totalmente distinto a los anteriores. La primera parte de su obra
consta de narraciones en el período de Babilonia; la segunda trata de visiones
en las que se presentan las grandes fuerzas impulsoras de la historia.
2.
Características literarias
Los profetas
como “hombres de la Palabra” usan muchos géneros literarios para transmitir el
mensaje de Dios; los principales son éstos:
a) Los relatos: relatos de su vocación,
hechos de la historia de su pueblo para evidenciar la presencia de Dios dentro de
la historia.
b) Oráculos: son una declaración solemne
hecha en nombre de Dios. Los oráculos pueden ser: de juicio, donde se da el
juicio de Dios contra una persona o un pueblo; oráculos de felicidad, que son
promesas de salvación.
c) Acciones simbólicas: no son
palabras, sino hechos, que luego explican al pueblo.
d) Parábolas: que son comparaciones.
Ahora veamos
las características literarias en estos profetas:
a) Isaías: es un hombre con una cultura
muy profunda, rica y erudita. Su estilo es considerado de lo más puro y
clásico. Usa el recurso de los oráculos.
b) Jeremías: su estilo es menos
imaginativo que el de Isaías, pero tiene gran expresividad y fuerza interna. Es
un estilo hondo, profundo, sensible, muy vívido. Cuenta sus luchas, dudas y gritos
angustiosos. Casi es un retrato de su propia vida. Usa imágenes sugestivas como
el yugo roto, la viña, etc. Usa también el recurso de acciones simbólicas y
visiones que tienen este esquema: el mandato de Dios, la ejecución del profeta
y el discurso que explica el significado de la acción simbólica. Cf. Je 18,
1-12.
c) Ezequiel: es un hombre fuertemente
dotado, por influjo de la literatura oriental de Babilonia, de vivísima
fantasía e imaginación, un místico como Teresa de Ávila o Francisco de Asís. Usa
visiones, en las que actúa y participa; acciones simbólicas, algunas extrañas.
Usa el género apocalíptico, enigmático, con narraciones, oráculos y visiones.
Las narraciones son casi todas en primera persona, lo que da un fuerte temple
autobiográfico a cada página. Por la unidad, sistematicidad y coherencia de la
estructura del texto, podemos llamar a Ezequiel el primer dogmático 53 del
Antiguo Testamento.
d) Daniel: es el único libro que nos ha
llegado escrito en las tres lenguas bíblicas: hebreo, arameo y griego. Emplea
el relato ejemplar inventado con un lección moral54 y el género apocalíptico,
lleno de alegorías, visiones, imágenes extrañas y grandiosas. Los personajes y
las naciones se transforman en bestias u otros seres fantásticos; los años y los
números son tratados de una manera simbólica, el tiempo presente y el futuro se
mezclan para dar una visión sintética de la historia humana.
3. División y contenido temático
a) Isaías: Comprende 66 capítulos. Se
divide en tres grandes partes:
Proto-Isaías
(primer Isaías): cap. 1-39. El más importante y aquí se contienen los oráculos
y las promesas mesiánicas del Enmanuel.
Deutero-Isaías
(segundo Isaías): cap. 40-55. Es llamado el libro de la Consolación, por la
liberación a través del sufrimiento del Mesías.
Trito-Isaías
(tercer Isaías): cap. 56-66. El profeta anima a su pueblo a la fidelidad y al
culto de Yavhé.
b) Jeremías: El tema central en torno al
cual gira toda la predicación de Ezequiel es el de la “santidad de Dios”. Tres
partes:
Oráculos
contra Judá y Jerusalén (cap. 1-24)
Oráculos de
salvación sobre Israel y Judá (cap. 25-45)
Oráculos
contra las naciones (cp. 46-52)
c) Ezequiel: Cinco partes:
Vocación y
misión del profeta (cap. 1-3)
Oráculos de
condenación contra Jerusalén (cap. 4-24)
Oráculos
contra las naciones (cap. 25-32)
Mensaje de
esperanza (cap. 33-39)
Visión sobre
el templo y la tierra (cap. 40-48)
d) Daniel: Daniel tuvo la misión de
consolar a su pueblo con un mensaje de confiada esperanza. Estructura:
Historia de Daniel
(cap. 1-6).
Visiones de
Daniel (cap. 7-12).
Relatos
griegos (cap. 13-14): son deuterocanónicos.
4.
Contenido teológico y espiritual
a) Isaías:
Denuncia
social y política: denuncia a la clase dominante por su lujo y su orgullo, por
su codicia y sus injusticias a costa de los pobres. Y lo hace para provocar un
cambio de conducta, una conversión, para que todos se encuentren con Dios. Cf.
Leáse: Is cap. 1; 3; 5; 10.
Dios Glorioso,
fuerte y omnipotente: esta fuerza y poder divinos se manifiestan a través de la
historia nacional o internacional. Cf. Léase: Is cap. 28; 29; 31.
La conciencia
de miseria y de pecado del pueblo: resalta las miserias humanas para provocar
la conversión: la vanidad de las mujeres, la indiferencia religiosa, la
confianza en el dinero y riquezas, orgullo y autosuficiencia. Cf. Léase: Is 3,
16; 5, 19; 22, 9; 30, 1; 2, 6; 5, 8-24.
Mesianismo
real: Nacerá el Mesías, de entre ese RESTO 55 de Israel pobre, humilde y justo.
Será Enmanuel, el heredero de las promesas hechas a David, Rey pacífico,
portador de gran paz y alegría en el pueblo; pero también, Siervo de Yavhé que
debe sufrir por la salvación de su pueblo. Cf. Léase: Is 4, 2-3; 8,8; cap. 7, 9
y 11; cap. 42, 49-53.
b) Jeremías:
Arrancar y
derribar: la infidelidad a Dios, el culto falso, exterior y vacío. Cf. Jer 2;
7; 13, 31-34.
Edificar y
plantar: exhortación a la fidelidad, a la esperanza mesiánica, a una religión
interior sellada en el corazón del hombre. Cf. Jer cap. 30 y 31; 23, 5-6; 3,
14-25.
Amor de Dios:
Jeremías es el cantor enamorado de su Dios: un Dios personal, que dialoga con
el corazón de la persona y con el pueblo. La imagen que utiliza el profeta es
la del noviazgo y amor conyugal. Cf. Jer 2, 2; 3, 4; 31, 3-4. Es un claro
mensaje que prefigurará la presencia de Cristo Eucaristía. Cf. Jer 31, 31-34;
32, 40.
Una religión y
un culto interior, del Espíritu y del corazón: mensaje de interioridad. La
verdadera circuncisión es la del corazón (4, 4). Cf. Jer 31 y 32.
La oración:
Jeremías, pregonero de la vida interior, es también hombre profundo de oración.
Cf. Jer 20, 7-13.
c) Ezequiel: su mensaje gira en torno a
la Gloria y Santidad de Dios.
Visión de la divinidad
y el concepto de Dios: ningún otro libro nos da una visión tan sublime de la
majestad de Dios. Dios es el Santo, el Trascendente. El pecado es traicionar la
Santidad de Dios.
El pecado de
Israel y el castigo: todos los pecados son ofensas contra la santidad de Dios y
contra su Gloria. Estos son los pecados que echa en cara Ezequiel: profanación
del culto y del santuario (Ez 5, 11), la idolatría (6,6: 14, 3ss. Cap. 20), la
infidelidad a Dios confiando en alianzas políticas (16 y 23), las culpas de los
malos jefes y falsos profetas (22, 6; 17; 21; 30; 12; 13). Hace tres alegorías:
la novia infiel (cap. 16), de las dos hermanas (cap. 23) y un resumen de la
historia de Israel (cap. 20).
El castigo
purificador: por culpa de los pecados.
Retribución
colectiva e individual: Ezequiel, sin renunciar al principio de la solidaridad
56, es el primero de los profetas que habla del problema de la responsabilidad
personal por el pecado. La retribución, premio o castigo, está en relación con
la conducta de cada uno (cf. Ez 18).
Promesa de la
restauración: es también profeta de esperanza. Predica la esperanza en el
regreso (cf. Ez 36; 37; 39). La figura del Mesías no será un rey, sino un
sacerdote-pastor (cf. 21, 17; 22, 6; 26, 16; 27, 21; 45, 46). La misión del
Salvador es esencialmente sagrada, cultual, de “santidad”.
d) Daniel:
Dios: es el
dueño de toda la historia y su sabiduría es mayor que toda sabiduría y poderes
humanos.
Visión
teológica de la historia: los reinos de este mundo surgen, crecen y se acaban;
mientras que el Reino de Dios sigue firme y vendrá con el Hijo del hombre. Esto
era de gran consuelo para sus compatriotas. Cf. Dan 2, 44; 8, 19-25; 7, 9-14.
Mesianismo:
este Mesías que profetiza Daniel es más espiritual. Jesús se apropió este
título de “Hijo del hombre” con estas connotaciones: de origen divino y al
mismo tiempo humilde “siervo de Yavhé”. Cf. Dan 7.
Oración
humilde y contrita: Daniel se solidariza con el pecado de su pueblo, expía con
ayuno, oración y sufrimiento. Daniel insiste que Dios ayuda al justo y humilde
que observa la Ley y lo libera de todos los males. Cf. Dan 9; 6; 13.
Papel de los
ángeles: son ministros de Dios; y a través de ellos revela su voluntad a los
hombres. También ayudan y consuelan a los hombres. Cf. Dan 7. 10; 3, 91-92; 6,
23; 8, 16; 9, 21-22.
Resurrección
de los muertos: en sintonía con los libros de los Macabeos, también Daniel nos
hace pensar que la fe en la resurrección era ya común en el pueblo de Dios
desde el siglo II a.C. Cf. Dan 12, 12.
VI. CONCLUSIÓN: Los profetas tienen su autoridad, como llamados y
enviados de Dios. Tienen una finalidad concreta: que se cumpla la Alianza entre
Dios e Israel en toda su dimensión social, religiosa y política. El
procedimiento o medio que emplean es la denuncia de la infidelidad y la
exhortación a la conversión. Y el soporte que emplean es el oráculo en sus
diversas formas.
VII. ORACIÓN: Gracias, Señor, por haberme hablado a través de
tus profetas. Que esté atento a su voz y obediente a cuanto me dicen. Pon en mi
boca tus palabras para que también yo pueda ejercer mi misión de bautizado,
como profeta, llevando tu palabra por todas partes, con valentía y sin miedo.
Amén.
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