La monarquía de Israel: un Reino guiado por Dios.
I. INTRODUCCIÓN
La monarquía duró 450 años, hasta el cautiverio de
Babilonia. El destierro duró 70 años. Por decreto del rey Ciro en el año 538
a.C. se da la posibilidad del retorno a los desterrados (cf. Esd 1, 1). Los que
vuelven a la patria, el “Resto de Israel”, llevan una nueva esperanza de
restauración del Reino glorioso de David, que está sólo en el recuerdo de los
ancianos. Hay un nuevo fervor de fidelidad al Dios de la Alianza, pero no
bastan los entusiasmos de unos pocos, como la familia de los Macabeos, para reconstruir
la unidad del pueblo y la fe en el Dios de los padres. Se necesita la fidelidad
de todo el pueblo.
Palestina sigue siendo una región ocupada por las
potencias extranjeras: primero, los asirios; luego, los persas, después, los
griegos, y finalmente, los romanos. La influencia de los pueblos extranjeros
empujaba a la idolatría y a los cultos paganos, que hacen perder la identidad
de pueblo de Israel.
El pueblo judío, dividido internamente, sin posibilidad
de libertad política, porque es sólo un territorio ocupado por la nación de
turno, se refugia en el recuerdo de su pasado glorioso y en la esperanza de un
libertador y Mesías. .
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Descubrir la
verdadera dimensión de la monarquía de Israel: un Reino guiado por Dios.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Despertar el
compromiso que tenemos desde el Bautismo: somos reyes que servimos a la gran
Causa de Cristo y luchamos contra el pecado y el mal, hasta establecer el
Reinado de Cristo en este mundo: reino de justicia, amor y paz.
IV. TESIS: Los libros de los Reyes narran
la historia del Pueblo de Dios desde la muerte de David (971 a.C.) hasta el
destierro de Judá en Babilonia (587 a.C.); comprendiendo así un periodo de 400
años de historia. Estos libros quieren mostrar cómo los reyes observaron o no
las normas de la Ley y de qué manera
Dios cumplió sus promesas y amenazas. A la
posición que toma cada rey respecto de la Ley corresponde su suerte personal y
la de su reino. Será grande aquel rey que cumple la Ley; será pequeño e impío,
si la descuida, con su consecuente derrota para él y su pueblo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor y fecha
a) Los dos libros de Samuel datan de finales del siglo IX
a.C.
b) Los dos
libros de los Reyes fueron compuestos más o menos entre el año 562 y el 538
a.C.
c) Los
libros de las Crónicas fueron redactados a finales del siglo IV a.C.
d) Tanto el libro de Esdras como el de Nehemías fueron
escritos, más o menos, en el siglo IV a.C.
e) Macabeos:
Las luchas narradas en los libros de Macabeos abarcan cuarenta años, del 170
a.C. al 130 a.C. Y el libro fue escrito en torno al año 100 a.C. La canonicidad
es atestiguada por muchos Padres, como Clemente de Alejandría, Orígenes,
Cipriano, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo y por los concilios de Hipona
(393) y Cartago (397). Trento terminó con las dudas y los incorporó al canon de
las Escrituras, en el siglo XVI.
2. Características literarias
a) Los dos
libros de Samuel forman una sola obra y figuran entre los escritos llamados
“Profetas anteriores”. El autor se sirvió de fuentes, documentos y tradiciones
que corrían por ahí.
b) El autor
de los libros de los Reyes ha tenido a su disposición fuentes escritas, los
anales de los reyes de Judá y de Israel.
c) Los
libros de las Crónicas fueron llamados “Paralipómenos”, o sea, “libros de las
cosas omitidas o, también, transmitidas al lado de”. El autor recoge noticias
de la historia del pueblo que no están presentes en los otros libros
históricos. Ha usado diversas fuentes: escritos bíblicos, escritos
extrabíblicos y aportación personal. Ha habido un trabajo redaccional más
elaborado, empleando la técnica de eliminación de cuanto no le interesaba para
sus fines; la técnica de adaptación o retoque, para idealizar la figura de
David. Usó el género midrash, es decir, extrajo de un hecho narrado todas las
posibles enseñanzas morales para instruir religiosamente al pueblo.
d) Esdras y
Nehemías: constituyen una sola obra. El autor-redactor utilizó documentos
oficiales escritos en arameo, tales como cartas y decretos de reyes persas
relacionados con la comunidad de Jerusalén, listas de repatriados y
colaboradores activos en la reconstrucción de la muralla. Estos documentos
fueron encontrados, tal vez, en los archivos del templo de Jerusalén. El autor
ordenó todos estos materiales con criterios más teológicos-personales que
histórico-cronológicos y conservó en bastantes casos la lengua original aramea
de los documentos utilizados.
e) Macabeos:
es una muestra de lo que podríamos llamar “historia monográfica”. A diferencia
de la historia deuteronomista y de la historia cronística, que se pueden
denominar “historias panorámicas”, los libros de los Macabeos se refieren a un
solo acontecimiento: la insurrección macabea ante la dominación seléucida de
Antíoco IV Epífanes y las luchas sucesivas de Judas Macabeos y sus hermanos por
la libertad religiosa, cultural y política de los judíos. El libro fue escrito
en hebreo. Predomina el elemento narrativo, aunque inserta himnos, discursos y
documentos oficiales. El segundo libro de los Macabeos es anterior al primero;
su estilo es ampuloso, retórico y recargado. A menudo introduce paréntesis
llenos de paradojas y contrastes. Más que narrar busca conmover y persuadir y
no le importa incorporar elementos milagrosos y sobrenaturales.
3. División y contenido
temático
a) Samuel:
Los dos libros de Samuel recopilan tradiciones y escritos sobre un
acontecimiento clave para Israel: la instauración de la monarquía. En el primer
libro, Samuel, el último juez, elige a Saúl como primer rey; se narra también
la sucesión de Saúl. El segundo libro es una crónica del reinado de David, que
consigue la unidad política y religiosa de Israel. Los profetas velan por la
fidelidad de este pueblo a la Alianza y los sacerdotes mantienen el culto y el
santuario. Dicha unidad se simboliza en Jerusalén. Todas estas transformaciones
suceden a lo largo de un siglo. Estructura:
Samuel: 1 Sam 1-7
Samuel y Saúl: 1 Sam 8-15
Saúl y David: 1 Sam 16 y 2
Sam 1
David: 2 Sam 2-20
Apéndice: 2 Sam 21-24
b) Reyes:
Narran la evolución de las instituciones básicas de Israel: el pueblo, el
culto, el sacerdocio y la monarquía, a lo largo de 400 años (desde el 971 hasta
el destierro de Babilonia, en el 561). La consolidación y esplendor de la
monarquía con Salomón durará poco tiempo, ya que el reino se divide en dos a la
muerte de Salomón. Es la época de máximo esplendor de los profetas, entre los
que destacan Elías, Eliseo, Isaías. Se consolida la institución del templo con el
sacerdocio, como pilares de la comunidad religiosa de Israel. Estructura del
libro:
Historia de Salomón: 1 Re 1-11
División del reino e historia de Judá e Israel: 1 Re
12-22. Los profetas Elías y Eliseo.
Continuación de la historia de Judá e Israel: 2 Re 1-17
Reino de Judá hasta el destierro: 2 Re 18-25
c) Crónicas:
estos dos libros son un compendio de la historia de Israel desde los orígenes
del mundo hasta el año 538, fecha del edicto de Ciro que liberó a los judíos
cautivos de Babilonia. Esta síntesis -que forma un grupo literario con los
libros de Esdras y Nehemías- se redactó a finales del siglo IV a.C. y tiene
como fin resaltar la restauración del pueblo de Israel desde una perspectiva
religiosa. Sus líneas directrices son la exaltación del rey David y de la
ciudad santa de Jerusalén. Estructura:
Genealogía de las tribus de Israel: 1 Cro 1-9
David y su obra: 1 Cro 10-29
Salomón y su obra: 2 Cro 1-9
Sucesos de Salomón: 2 Cro 10-36
El libro se cierra con la destrucción del templo y la
deportación a Babilonia, como castigo de la infidelidad del rey y del pueblo.
d) Esdras y
Nehemías: Formaron en su origen un solo libro y narran los hechos de la
comunidad de Israel a partir del edicto de Ciro (538 a.C.). Los protagonistas
de estos hechos son Esdras (sacerdote) y Nehemías ( escriba nombrado gobernador
de Judea por Artajerjes). Marcan las líneas básicas de la restauración de
Israel: la reconstrucción del templo y de la ciudad santa, y la formación de
una nueva comunidad israelita basada en el culto y en la renovación de la
Alianza, que se concreta en la observancia de la ley de Moisés. Nace el
judaísmo, nuevo tipo de comunidad religiosa agrupada en torno al templo, a la
ciudad y a la ley. Estructura:
Retorno de los judíos exiliados y reconstrucción del
templo: Esd 1-6.
Actividad de Esdras y restauración de la comunidad de
Jerusalén: Esd 7-10.
Primera misión de Nehemías: Neh 1-7.
Lectura de la ley y renovación de la alianza: Neh 8-10.
Reorganización de la comunidad por parte de Nehemías: Neh
11-12
Segunda misión de Nehemías en Jerusalén: Neh 13
e) Macabeos:
Cuentan las luchas de los judíos, dirigidos por Judas, el Macabeo (“martillo”)
y sus hermanos, contra los seléucidas para defender la libertad religiosa y
política. El primer libro sintetiza los cuarenta años de guerra (entre 175 y
124 a.C.), mientras que el segundo libro narra, con un estilo distinto, los
hechos de los primeros capítulos del primero. Estructura:
Primer libro: Causas de la rebelión y comienzos de la
resistencia (1-2); y hazañas de los tres hermanos: Judas, Jonatán y Simón
(2-13).
Segundo libro:
- Causas de la rebelión (1-8)
- Insurrección de Judas (2-9)
- Hazañas del Macabeo hasta la muerte de Nicanor
4. Contenido teológico y
espiritual
a) Samuel:
en estos libros se contienen estas verdades:
Monarquía: el rey garantizaba la estabilidad moral,
social y material del pueblo. El rey era ungido y se convertía en persona
sagrada. David fue el rey ideal. Saúl, el rey reprobado.
Profetismo: nace para hacer frente a la tentación del
pueblo de buscar la salvación por medio de los recursos y efectivos humanos; y
para contrarrestar las tendencias absolutistas y soberbias de la monarquía. No
por ser rey se le permite todo. Tenemos el ejemplo del profeta Natán que echa
en cara el pecado de David.
Unidad de todas las tribus y de todo el territorio.
La formación del pueblo de Dios.
b) Reyes:
Dios ha delegado en el rey sus poderes. Por eso, el rey
llega a ser representante de Dios cerca del pueblo y del pueblo ante Dios. Dios
lo elige mirando el corazón, y no siempre las cualidades externas.
La misión y la autoridad del rey es misión de servicio a
Dios y al pueblo.
El rey, a pesar de estar consagrado, sigue siendo hombre.
Por eso, debe vivir él primero en el amor y temor de Dios para caminar por el
sendero del bien, pues tiene las mismas pasiones de todo hombre: lujuria,
mentira, envidia, etc. Baste recordar 1 Sam 18-24, las relaciones entre David y
Saúl, y 2 Sam 11 y 12, el pecado y el arrepentimiento de David. El fracaso del
pueblo de Dios se debe a la infidelidad de los reyes que gobiernan y al pueblo.
La palabra de Dios se realiza a pesar de los reyes
impíos. Es Dios y su Palabra que construye la historia de Israel, a través de
la voz de los profetas (Elías y Eliseo).
El éxito o el fracaso en las empresas depende de la
fidelidad o no a la Alianza.
A pesar de los enemigos externos, la fuerza de la fe del
ungido logrará la victoria, como le pasó a David frente a Goliat (1 Sam 17,
4-11)
Dios es presentado como Señor Supremo, el Dios de las
fuerzas y de la Naturaleza; un Dios nacional, celosamente reivindicado por el
pueblo elegido, tan estrechamente apegado al suelo de la tierra prometida que
no se le pueden ofrecer sacrificios fuera de esa pequeña región donde Israel
realiza su voluntad. Es un Dios tan próximo, tan vivo, que colma de amor y
protección.
La idea de la justicia divina hace progresos. Si bien
protege a su pueblo, Yahvé no deja de manifestarle un rigor justo. Y si hay
arrepentimiento, Dios manifestará misericordia. Todo cuanto se narra en los
libros es un canto de reconocimiento y alabanza a la justicia divina. El
castigo no es sino el cumplimiento de lo que en el Deuteronomio aparece
reservado a los que son infieles a la Alianza (cf. Dt 28, 15).
Aletea en todas las páginas de estos libros el rayo de
esperanza: Dios es fiel y cumple sus promesas. Una página central en la
historia de la salvación es 2 Sam 7, 1-16, donde Dios renueva la alianza con
David con una promesa grandiosa: la continuación de la dinastía de David en el
trono. Se habla, pues, del Mesías.
Prefiguraciones: anticipación del bautismo (2 Re 4, 1-37:
Naamán el leproso que se baña en el río).
c) Crónicas:
El centro del mensaje religioso de las Crónicas es la
realización de las promesas, la constitución del Reino de Dios sobre la tierra.
El centro de este Reino es Jerusalén, como centro religioso. Los elementos del Reino
serán: el Templo, el sacerdocio levítico y la dinastía davídica.
El Señor gobierna toda la historia y es fiel a sus
promesas.
De Israel ha hecho una comunidad santa. Se transforma de
una comunidad real y profética en una sacerdotal.
La santidad se demuestra en la obediencia a la Ley y en
la observancia de los ritos.
d) Esdras y
Nehemías.
Pilares de la restauración de Israel: Ciudad Santa,
Jerusalén, con su Templo, y la Comunidad, basada en la observancia estricta de
la Ley.
Detrás de la ley está siempre un Dios vivo que habla y
actúa. Y acompañando la ley está un culto cálido y sincero, y una plegaria
espontánea.
La comunidad asume un carácter específicamente religioso:
busca la santidad moral, poniendo aparte sus anhelos de libertad política. Con
este espíritu nacen en este tiempo las sinagogas, o lugares de culto; los
escribas, consagrados al estudio de la ley, y el Sanedrín, es decir, la
autoridad interna, espiritual y jurídica.
La acción combinada de un sacerdote exigente y erudito
(Esdras) y la de un seglar enérgico y comprometido (Nehemías) ha conseguido el
milagro de reconstruir la comunidad de salvación. Y todo ello sin alardes
personalistas; lo único que importa es la misión que Dios les ha encomendado.
e) Macabeos:
El segundo libro tiene una mayor densidad religiosa y
mucho menos interés político y militar, como el primero.
Ambos libros ponen en evidencia las tremendas pruebas que
sufrió el pueblo escogido por querer imitar a los paganos, y destacar el
auxilio de la divina Providencia en aquella lucha de vida y muerte, que
humanamente hablando, habría debido tener por consecuencia la aniquilación del
pequeño pueblo judío. Por tanto, la fidelidad a Dios es condición básica para
conservar la unidad y la identidad del pueblo escogido. La lucha por la fe
empieza en esta tierra y tiene su victoria definitiva sólo más allá del tiempo.
El templo significa la santidad de Dios, expresada en sus
santas leyes, el culto, los sacrificios y el sumo sacerdocio que ejerce una
mediación determinante para su pueblo.
Valor de la oración y del sacrificio, el poder ejemplar y
expiatorio del martirio de los justos, la retribución tras la muerte y la
esperanza en la resurrección futura. Aquí encontramos el argumento de la
oración por los difuntos y, por lo mismo, la verdad sobre el purgatorio.
VI. CONCLUSIÓN: Todos estos escritos nos
invitan a un absoluto monoteísmo y fidelidad a la fe de los padres o
antepasados en la fe. A Yavhé, único Dios a quien adorar y servir, se le puede
encontrar en la oración o en la ley. Dios es justo remunerador, no deja a los
justos sin ayuda. Los que caen en la batalla o reciben la persecución o
martirio, resucitarán a la vida, mientras que los impíos recibirán tormento
para siempre.
VII. ORACIÓN: Señor, sé para nosotros el
único Dios. Que tu santa Ley sea la senda hacia la felicidad y la conquista de
esa tierra prometida. Danos conciencia de que somos reyes desde el día de
nuestro bautismo, para luchar contra el mal en todos los ámbitos, y siempre desde
la caridad y la justicia. Amén.
(Fuente: catholic.net)
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