San Antonio en la plenitud de su apostolado
En los meses finales de 1224 san Antonio fue invitado a
ir al sur de Francia, donde permanece hasta 1227, como hemos mencionado, para
predicar a los albigenses. De esta misión en Francia nos dan noticia las
"Leyendas"Benignitas y Rigaldina, con
datos y tradiciones locales, ya que la Assidua calla sobre
estos años. El itinerario recordado en ellas menciona las ciudades de
Montpellier, Toulouse, Puy, Burdeos, Brive, Bourges, Arles, Limoges. En estos
mismos años habría enseñado teología, al menos, en dos de ellas, Toulouse y
Montpellier, ciudad esta en la que los hermanos Dominicos habían creado un
"Studium generale" y los Franciscanos probablemente intentaran hacer
otro tanto; por eso llamaron a san Antonio, secundando la petición del Papa
Honorio III de enviar predicadores que por su celo, ciencia y santidad, fueran
capaces de sostener un apostolado difícil en medio de los movimientos heréticos
de la zona, predicación que se transformó en "cruzada" cuando la
misión pacífica de exhortación y conversión se mezcló con otros intereses y
reformas necesarias, prolongándose hasta 1229.
1. El Liber miraculorum sitúa en
Montpellier el robo del Salterio que usaba san Antonio para sus lecciones por
un novicio que se encontró con el diablo cuando huía con el manuscrito, al
pasar el puente del río; el diablo le amenazó, diciéndole: "Vuélvete a tu
Orden y devuelve al siervo de Dios, fray Antonio, el Salterio; si no, te
arrojaré al río, donde te ahogarás con tu pecado". El novicio,
arrepentido, devolvió el Salterio y confesó humildemente su culpa a san
Antonio, que se había puesto en oración para encontrarlo, creyendo su libro
extraviado o perdido.
Desde Montpellier pasó a Toulouse el mismo año 1225, y
allí enseñó también teología a los franciscanos para prepararlos en su
apostolado, enseñándoles el ministerio de la predicación y formándoles en la
doctrina de la Iglesia católica, según la Benignitas. En Puy en
Velay fue guardián del convento, nombrado en el Capítulo provincial de 1225; en
Bourges tomó parte en el Sínodo que celebró aquella ciudad el 30 de noviembre
de 1225, en el que se decretó la guerra contra los albigenses, a pesar de la
oposición del Obispo
de la ciudad, Simón de Sully, al que se dirigió san
Antonio de forma vehemente con las palabras "tibi loquar, cornute", y
por tales certeras palabras consiguió atraerlo a una vida ordenada y ejemplar.
En Brive habría fundado el convento eremitorio en 1226, donde hoy se visitan
las grutas de San Antonio; en Limoges desempeñó el cargo de Custodio, recibió
una casa perteneciente a la abadía de san Martín para morada de los frailes,
predicó a los fieles y visitó los conventos, obró milagros de bilocación, según
la Rigaldina, que siempre describe las actividades de san
Antonio llamándole "custodio".
2. Predicador y lector en Toulouse en 1225, a finales de
1226 tomó parte en el Capítulo de la provincia de Provenza, convocado en Arles,
donde sería nombrado "custodio". Mientras predicaba san Antonio a los
frailes sobre las palabras de la condena de Jesús en la cruz "Jesús
Nazareno, Rey de los Judíos", se apareció san Francisco, según cuenta
Tomás de Celano, bendiciendo a los frailes, episodio sucedido antes de la
muerte de san Francisco el 3 de octubre de 1226 (1 Cel 48). Entre 1226 y 1227
estuvo en Saint Junien, en la abadía de Solignac y, durante el invierno, en
alguno de los eremitorios de Limoges, donde recibiría la noticia de la muerte
de san Francisco por la carta enviada por fray Elías a fray Gregorio de
Nápoles, Ministro de la Provincia de Francia. La noticia de la muerte es
descrita con palabras entretejidas de citas bíblicas, anunciando la muerte de
"nuestro hermano y padre Francisco", pero afirmando la certeza de que
"ha vuelto al Señor en las primeras horas de la noche que precede al 4 de
octubre", comunicando datos sobre los milagros sucedidos a su muerte y
sobre las llagas. Según la versión de Jordán de Giano, en la carta habría una
convocatoria del Capítulo general que habría de celebrarse en la fiesta próxima
de Pentecostés, al que san Antonio tenía que asistir como custodio de Limoges.
3. A comienzos de 1227, parte para Asís donde se
celebraría el Capítulo general el 30 de mayo; al pasar por Provenza sucedería
el episodio del vino derramado y de nuevo recogido en su vasija por mediación
de san Antonio. Las noticias son escasas respecto de este retorno a Italia,
como en general para los años 1227-1230. Después del Capítulo general celebrado
en Asís, en el que fue elegido fray Juan Parente como Ministro general y se
nombraron Ministros para varias provincias, san Antonio fue elegido como
ministro de la provincia del Norte de Italia, de Emilia Romaña y Lombardía. Según
la Assidua, en 1230 fue liberado de su cargo "del
gobierno de los frailes". La misma "leyenda" menciona una
estancia en Padua, cumpliendo sus tareas de visita a los conventos y a los
frailes, y predicando la Cuaresma de 1228 en la ciudad.
Es posible que en la Pascua de 1228 fuera enviado a Roma
a predicar en la basílica de san Juan de Letrán, donde le oyeron el Papa
Gregorio IX y la Corte pontificia, aunque también pudiera referirse al año
1230, cuando formó parte de la delegación del Capítulo general que pedía al
Papa una declaración sobre la obligatoriedad del Testamento de san Francisco,
cuestión resuelta con la Bula "Quo elongati" del 28 de septiembre de
1230. Pero la estancia en Roma podría tener también que ver con alguna
delegación oficial para pedir la canonización de san Francisco, llevada a cabo
ese mismo año de 1228, el día 16 de julio. En el otoño de ese año, o en 1229,
participaría en el caso de Ezzelino da Romano, en cuyas tierras de Bassano,
diócesis de Verona, guerreaba con Padua; en ellas habitaban los Frailes Menores
del convento de San Donato de Capo di Ponte, a los que protege de las
pretensiones de Ezzelino una carta del Papa Gregorio de octubre de 1227, para
que sigan en la Iglesia que les había cedido el Obispo. Otras noticias fijan la
visita a Verona en el otoño de 1230.
4. Durante esta primera estancia en Padua habría
compuesto los Sermones dominicales, según dice la Assidua,retirado
en alguno de los conventos que allí existían, el hospicio de Arcella, junto al
Monasterio de las Clarisas, o el eremitorio de Camposampiero, donde pasaría
algunos meses en soledad entre 1227 y 1230 mientras ejercía su ministerio,
aunque la cronología es difícil de precisar. En Camposampiero habría trabajado
en una celda construida entre las ramas de un nogal, donde -dice la Assidua-
"se entregaba a la santa contemplación", y según la crónica deRolandino, "dando
vueltas y más vueltas día y noche al Antiguo Testamento y al Nuevo, preparaba
cosas útiles para todo el pueblo cristiano". La opinión contraria sostiene
que, por ausencia de referencias franciscanas explícitas, losSermones
dominicales habrían sido escritos en Coimbra antes de hacerse
franciscano, aunque hubieran sido revisados y corregidos posteriormente en
Italia. Esta es la opinión de Raoul Manselli. Tales sermones habrían sido
escritos para el clero, expresando la necesidad de una reforma de la Iglesia,
para la que habría encontrado una respuesta válida en san Francisco y su
movimiento; por tanto, la inquietud personal de san Antonio en ese sentido sería
uno de los motivos de su aceptación del franciscanismo.
El sentir común mantiene las noticias procedentes de las
"Leyendas" Assidua, Vita secunda, Raimundina, Rigaldina, que
sitúan en Padua la composición de los Sermones dominicales entre
1227-1229, y los Sermones festivos entre el otoño de 1230 y su
muerte en junio de 1231 a petición del Obispo de Ostia, Rainaldo de Jenne.
Estos Sermones festivos no presentan problemas de datación,
pues siendo una obra inconclusa, las noticias de las "Leyendas" sobre
su composición en los últimos meses de vida, trascurridos en Padua, concuerdan
con la fecha de elección de Rainaldo como obispo de Ostia en 1231 y con los
demás acontecimientos finales de su vida. LosSermones festivos los
compuso después de haber participado en el Capítulo de Asís en 1230, donde fue
exonerado del ministerio provincial y recibió del Ministro general
"completa libertad para dedicarse a la predicación", según la Assidua.
Con todo, por lo que respecta a los Sermones dominicales, dada
su complejidad, parecen haber requerido más tiempo del manifestado; es posible
que anteriormente hubiera material redactado al que se dio forma definitiva en
Padua. Es natural que reuniera tales materiales que le sirvieron para la
predicación, a la que se dedicaba desde 1222.
Esta opinión, referida a un trabajo prolongado y
programado desde unos años antes a esas fechas, es razonable, aunque no podemos
fijar los años, que según Francisco Costa y por las fechas móviles de la
Pascua, podría haber comenzado en 1224 (Pascua el 14 de abril) para los
sermones que van desde Septuagesima hasta el Domingo XII después de
Pentecostés, incluidos los cuatro sermones marianos. En 1226 la Pascua se
celebró el 19 de abril, época en la que se encontraba en Francia, donde habría
habido una segunda etapa de composición. La opinión de los editores de los Sermones en
1979 mantiene que fueron escritos y redactados en Padua, aunque la labor de
composición haya sido iniciada años antes de su estancia en esta ciudad, al
menos desde su dedicación oficial a la predicación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
COMENTARIOS DE NUESTROS LECTORES