I. INTRODUCCIÓN
1. Origen y fuentes de los libros
sapienciales: Como en todos los pueblos, también Israel, junto a los grandes
temas de la historia de salvación, el culto, la alianza, la ley...desarrolla
esa riqueza de sabiduría popular de buena conducta, costumbres, reglas del buen
vivir que hacían parte de la literatura del pueblo, transmitida de padres a
hijos en la familia y enriquecida por la sabiduría de los pueblos vecinos, como
Egipto, Mesopotamia y Canaán.
Junto a esta
sabiduría popular estaba la educación y las reglas de conducta en la corte
real, el arte del buen gobernar.
Estas dos
corrientes literarias: los refranes populares y las normas de conducta del buen
gobierno, fueron las fuentes principales para el nacimiento de los libros
sapienciales bíblicos.
3. Temas de
los libros sapienciales: Después del destierro, cuando los sabios y el pueblo
reflexionan sobre su historia, surgen los grandes temas de Job o Eclesiastés,
en que el hombre se pone frente a los problemas de la vida, de la muerte, del
sufrimiento de los buenos, la retribución del bien y el castigo para el mal, y
busca dar un significado y una respuesta desde la fe en Dios.
4. Fin de los libros sapienciales: Los
libros sapienciales son una profunda reflexión del hombre que iluminado por la
fe en Dios, trata de dar una respuesta a todos los problemas de la vida humana:
amor, dolor, muerte, gobierno, etc.
5. Autores de los libros sapienciales:
Salomón fue siempre para Israel el sabio por excelencia y por eso la mayoría de
estos libros fueron atribuidos a Él. Pero sólo las dos colecciones de
Proverbios, capítulos 10-22 y 25-29 pueden atribuirse al período de la
Monarquía. El resto de libros sapienciales son de la época después del
destierro (538 a.C), obra de varios sabios que recopilaron las varias
colecciones de sabiduría cortesana y popular, añadiendo de lo propio, y las
atribuyeron a Salomón para dar a sus libros mayor autoridad y para asegurar que
eran inspirados por Dios.
6. Los sabios: eran personas que viven y
enseñan normas de conducta para bien vivir, y se cuestionan sobre los problemas
que asechan la vida del hombre. En la corte eran los sabios quienes aconsejaban
sobre el buen gobierno. Después del destierro, cuando desaparecieron los
profetas, la dirección espiritual del pueblo corría a cargo de estos sabios.
7. La sabiduría: el concepto de sabiduría
fue poco a poco purificándose con los años. En un inicio,
sabio era quien
tuviera oficio fijo (Ex 28, 3;
3, 12; 3-5; 36, 1; Jr 9, 17); el
consejero del rey (Jer 50, 35) , la anciana astuta (2 Sam 20, 16). Pero más tarde, sabio era quien cumplía con la
religión (Prov 1, 7; Eclo 1, 9-10). Sabio también era el que tenía destreza o habilidad manual(Ex 28,
3; 31, 3-6), el que sabía
interpretar los sueños(Gn 41, 38; Dan 2, 48), el que sabía salir de apuros(2 Sam 13, 5), el que sabía gobernar y administrar(Deut
34, 9; 1 Re 5, 10) o el que tenía
ciencia(1 Re 5, 10-14). Por
tanto, podemos resumir el concepto de sabio como aquel que posee saber teórico
y saber práctico. Teórico, porque conoce la Sabiduría y la enseña; práctico,
porque la vive con rectitud moral y virtud.
8. Género literario sapiencial: todos
estos libros usan dos géneros literarios: el proverbio y la poesía. Así es más
fácil memorizar. El proverbio o refrán es una fórmula sencilla, compuesta
frecuentemente de dos versículos, con un paralelismo de ideas o de palabras
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Repasar los libros sapienciales de la Biblia.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Aprender la verdadera Sabiduría que procede de
Dios y está encerrada en la Sagrada Escritura.
IV. TESIS: La Sabiduría bíblica pretende aclarar, a la luz
de la Alianza del Señor con su pueblo, determinados problemas que van surgiendo
en la reflexión religiosa y filosófica de Israel: el destino del hombre, el
sentido de su vida, el del sufrimiento, de la muerte, la retribución y, en
algunos momentos, el de la trascendencia de la misma vida del hombre. Los
sabios fundamentan sus reflexiones en la experiencia de cada día, en la
perspectiva de la historia de Israel y, a veces, en reflexiones de otros sabios
contemporáneos de dentro y fuera de Israel.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
A) PROVERBIOS
1. Autor y fecha
Se atribuye al
rey Salomón. Pero, como dijimos ya en otra ocasión, fue recopilación de varios
autores sabios de la corte. Podemos datar la recopilación definitiva hacia el
300-200 a.C.
2. Características literarias
a) Es el libro más antiguo de la
literatura sapiencial. Se presenta como una colección de dichos, máximas,
enseñanzas, en forma poética, para inducir al hombre a seguir el camino del
bien, de la sabiduría, y alejarse del mal. Por tanto, su intención es
didáctica.
b)Son
sentencias de carácter humano, profano, no religioso, a primera vista temas
extraños a los temas de la historia de la salvación.
c)Son
sentencias que responden a una aguda observación de la realidad y se expresan
con brevedad.
d)La
concisión, el ritmo y la rima facilitan la memorización.
e)Se utiliza
el paralelismo: el antitético (cf. Prov 13, 9.22; 15, 29); el sinonímico (cf.
Prov 21, 14; 29, 22); el progresivo (Prov 10, 26; 20, 11.20).
f)Uso de la
etopeya, o descripción del carácter, rasgos o costumbres de un tipo (cf. Prov
7, 10-21; 23, 29-35).
3. División y contenido temático
Se divide en
siete secciones:
a) 1-9: proverbios de Salomón.
b) 10, 1-22, 16: proverbios de Salomón
(sentencias sobre la vida).
c) 22, 17-24, 22: sentencias de los
sabios.
d) 24, 23-34: otras sentencias de los
sabios.
e) 25-29: otros proverbios de Salomón.
f) 30: palabras de Agur.
g) 31: palabras de Lemuel.
4. Contenido teológico y espiritual
Fin del libro:
trazar un tratado de felicidad para los diversos ámbitos de nuestra vida. Esta
felicidad pasa por la honestidad de vida y por el respeto a Dios.
Los temas
abordados en el libro de los Proverbios son múltiples y variados, pues abarcan
prácticamente todos los ámbitos, situaciones y circunstancias de la vida
humana. Demos algunas claves de lectura.
a) Según los sabios de Israel, existe un
orden fundamental oculto en el universo, una especie de norma racional. El
descubrimiento de esta norma capacitaba a los sabios para asegurar sus
existencia, actuando en armonía con el orden cósmico. De lo contrario, el caos,
latente y continuamente amenazador podría enseñorearse del cosmos y de la vida
social. Este orden es obra de Dios. Y el sabio debe rastrear hasta encontrar a
este Dios.
b) Para los sabios la vida era el bien
supremo, tanto más querido cuanto que para ellos nada existía más allá de la
tumba. Así se entiende la teoría de los dos caminos: el que nos lleva a una
vida en plenitud o el que nos conduce a un final prematuro. Los que caminan
durante su vida por el primero, son sabios; los que prefieren el segundo, son
necios. No hay término medio. El camino del bien está marcado por la obediencia
a los padres, el autocontrol de la lengua y de las pasiones, la generosidad. El
camino del mal lleva a la destrucción y está marcado por el adulterio, la
embriaguez, la pereza, la charlatanería, la injusticia e insolidaridad, la
mentira.
c) Estos sabios proponían la sabiduría,
basada en el temor del Señor. Sabiduría entendida como reverencia, respeto y
amor hacia Dios. En este libro de los Proverbios esta sabiduría está
personificada(Es una prefiguración de Cristo, la Sabiduría del Padre. Ahora bien,
Cristo no es una creatura, es Dios mismo, hecho hombre), es una creatura de Dios, la primera de sus
creaturas. Sólo cuando el hombre se desposa con ella puede sentirse feliz y
caminar sin miedo en la vida.
B) JOB
Kierkegaard,
filósofo existencialista moderno, nos dice de este libro: “En todo el Antiguo
Testamento no hay una figura a la que uno se acerque con tanta confianza,
franqueza y alivio como a Job, porque en él todo es tan humano. Nadie en el
mundo ha expresado como él la pasión del dolor”.
1. Autor y fecha
El autor del
libro recoge un antiguo cuento, pero desarrolla una profunda reflexión sobre el
sufrimiento del justo y el premio de Dios. Dicho autor vivió después del
destierro, y escribió el libro alrededor de los años 500-450 a.C.
2. Características literarias
a) A pesar de la variedad y aparente
dispersión, el conjunto aparece armonioso y bien logrado: prólogo y epílogo
reproducen una antigua y popular narración oriental, ambientada en un contexto patriarcal.
b) Utiliza el diálogo (Ya el
diálogo era muy utilizado en la literatura griega (Platón y los trágicos),
egipcia y mesopotámica) en una especie de escenificación dramática que permite confrontar
argumentos y hacer avanzar las posiciones.
c) En el libro de Job encontramos también
himnos, máximas, sátiras, comparaciones, listas y enumeraciones, controversias
judiciales, maldiciones, invectivas, confesiones, etc.
d) El estilo es poético, rico y variado.
3. División y contenido temático
El tema del
libro es el misterio del sufrimiento del justo y el premio de Dios.
a) 1-2: Prólogo con la narración popular
del santo Job
b) 3-27: tres series de diálogos donde sus
amigos repiten las ideas tradicionales: Dios premia al bueno y castiga al malo.
Pero Job se defiende y prueba que también los buenos sufren y se pone en las
manos de Dios.
c) 28-37: Discurso del joven Elihú, que
defiende la justicia de Dios, pero siguiendo las ideas tradicionales. Explica
que Dios castiga a veces a quien hace el bien, porque lo hace con soberbia. Job
sería uno de ellos. Job no protesta, acoge la llamada a la humildad, pero Job
no era soberbio. Entonces, ¿por qué Dios lo castigó?
d) 38-42, 6: Teofanía. Entra en escena el
mismo Dios para dar su respuesta. Le pone ante la vista su infinita sabiduría y
su omnipotencia y le recuerda a Job su pequeñez e incapacidad para entender y
juzgar la actuación de Dios creador y sabio. El verdadero sentido del dolor del
justo sólo se encuentra en Dios.
e) 42, 7-17: Epílogo. Yavé le bendice con
bienes y vida feliz.
4. Contenido teológico y espiritual
Fin del libro:
demostrar que el sufrimiento de los justos tienen su sentido a los ojos de Dios
y que Dios sabe sacar un bien de ese sufrimiento.
a) Dios: El autor demuestra que las
explicaciones tradicionales sobre la retribución no eran exactas (Estas
eran las explicaciones tradicionales al dolor y sufrimiento: la maldad, faltas
de inadvertencia o ignorancia. Por tanto, quien hizo el mal las paga ya desde
acá. Este libro de Job viene a deshacer esos argumentos) : el sufrimiento no siempre es un castigo
de Dios por una mala conducta; hay muchas malas personas que andan felices y
llenas de bienes. Dios puede tener sus designios misteriosos, más allá de una
pura justicia distributiva. Dios es Dios y no se deja encasillar en moldes
humanos.
b) Hombre: La enseñanza fundamental es
esta: la sabiduría de Dios sobrepasa de largo la limitación del hombre; y
nosotros, tan pequeños y frágiles, no tenemos el derecho de juzgar la acción de
Dios, aún cuando parece que el sufrimiento nos agobia y no entendemos el porqué
de muchas cosas en la vida. Los esfuerzos inútiles de los amigos de Job en
explicar su mala suerte son el tentativo, inútil, del hombre para explicar un
misterio que descansa sólo en la mente infinita, buena y sabia de Dios. La
única actitud justa es la de Job: abandonarse confiado en la sabiduría de Yavé.
A Job sólo le queda el consuelo de aferrarse a su inocencia, mientras va
alumbrando la esperanza de un “redentor” que rescate su vida y ponga de
manifiesto su inocencia. Job es todo un ejemplo y modelo de fe, de confianza,
de paciencia y fuerza de voluntad, para quien sufre. No obstante, ¿puede el
hombre declararse totalmente inocente frente a Dios?
c) Se vislumbra el sentido profundo del
dolor y del sufrimiento: el dolor como medio de revelación divina (Sería
bueno leer la exhortación del Papa Juan Pablo II “Salvifici doloris” del 11 de
febrero de 1984), con valor medicinal y curativo, al tiempo que combate el orgullo del
hombre.
C) ECLESIASTÉS O QOELET
1. Autor y fecha
Eclesiastés es
la traducción castellana de la palabra hebrea “Qoelet”. Las dos palabras designan
al autor del libro. Eclesiastés quiere decir “Predicador, maestro, el que
dirige una asamblea”.
Su verdadero
autor es un maestro desconocido que vivió entre los años 300-200 a.C.
2. Características literarias
a) El tema tratado, si bien es originario
en su manera de desarrollo, tiene influjos de la literatura egipcia (“Diálogo
de un desesperado con su alma” y el “Canto del arpista”) y mesopotámica
(“Teodicea babilónica”) o a determinadas corrientes filosóficas griegas
(estoicas, epicúreas y cínicas).
b) Hay sensación de un cierto desorden en
los temas. Va repitiendo durante todo el libro los mismos temas.
c) Recurre a la reflexión, en tono
coloquial, salpicada con citas de máximas tradicionales, que el autor rebate o
distorsiona hábilmente, avanzando siempre por contrastes.
3. División y contenido temático
El libro es
una reflexión filosófica sobre la vida y sus aspectos más problemáticos. El
libro no es sistemático, por tanto, no podemos sacar un esquema del mismo.
4. Contenido teológico y espiritual
Fin del libro:
mostrar el valor de la vida humana y el camino para adquirir la felicidad y la
sabiduría.
a) Dios: ¿Qué lugar ocupa Dios en el
complejo y sombrío panorama de las reflexiones de Qohélet? El autor del libro
es creyente y hace continuas referencias a Dios (32 veces en 12 capítulos).
Pero no es el Dios de las grandes tradiciones históricas y proféticas del
Antiguo Testamento , ni el de Job o el resto de los libros sapienciales. El
Dios de Qohélet es, ante todo, creador y juez. Desde esa clave el autor nos
habla de las obras de Dios, inaccesibles a los hombres; de su gobierno del
tiempo y de la eternidad, que el hombre no logra desentrañar; de su juicio
sobre las acciones de los hombres, aunque sin perspectiva trascendente; y de
los sencillos bienes que otorga, según su libre voluntad, como recompensa.
Podemos añadir que en este libro falta una visión cristiana de la vida, del
dolor, del placer. No obstante, el libro cierra las puertas a la esperanza de
falsos paraísos en la tierra. No llega ciertamente a vislumbrar la verdad de un
reino en la eternidad feliz, con Dios, pero en su desencanto radical se ve ya
la premisa necesaria al camino de la revelación del Nuevo Testamento: “No
tenemos aquí morada permanente, sino que vamos en busca de la futura” (Heb 13,
14). Presenta a Dios como aquel que determina todo lo que acontece y es
insondable, hasta el punto que el hombre no alcanza a conocer lo que Dios ha
establecido. El libro termina con una invitación: “Después de todo lo dicho,
teme a Dios y observa los mandamientos, porque Dios va a tomar cuenta de todas
nuestras acciones y conocerá todo lo que está oculto, sea bueno o malo”
(Qohélet 12, 13-14).
b) Hombre: nada puede hacer feliz al
hombre en la tierra. La única felicidad que le queda es contentarse con gozar
moderadamente, frenando las ambiciones, no desear más, sin medida, a costa de
la propia tranquilidad o a costa de los otros, y que tendrá que dar cuenta a
Dios del uso de su ambición.
c) El diagnóstico de las realidades
humanas es pesimista y desalentador: el hombre no logra en nada provecho o
felicidad, porque todo es vanidad, vacío, absurdo. Muy distinto al panorama que
presentó la literatura griega. La doctrina de la retribución queda en
entredicho, como sucedía en algunas páginas del libro de Job. Pero esto hay que
verlo dentro de la progresiva revelación de Dios al hombre, que en Jesucristo
tendrá su plenitud. Por eso, este honesto inconformista, Qohélet, es una voz
más en esa genial polifonía de la revelación bíblica.
D) ECLESIÁSTICO O SIRÁCIDES
1. Autor y fecha
El nombre
“Eclesiástico” expresa el uso continuo que se le daba en las asambleas
cultuales de los primeros siglos cristianos. El título original hebreo es “Las
palabras de Simeón Ben Sirá”; de ahí viene el otro nombre que se da al libro:
“Sirácides”.
Es el único
libro del Antiguo Testamento que lleva la firma de su autor: Jesús, hijo de
Eleazar, hijo de Sirác. Sirác fue escriba y maestro, hombre culto y acomodado.
El libro fue escrito alrededor de los años 180-170 a.C. , en hebreo. El nieto
de Sirác lo tradujo en griego.
2. Características literarias
a) El estilo es repetitivo, pero es capaz
de mitigar la monotonía de la versificación moralizante con la combinación de
lo lírico y lo didáctico.
b) Usa del aforismo proverbial o
devocional.
c) Se ha notado el influjo de la
civilización griega, sobre todo, a la hora de invitar a la virtud y a los
valores humanos.
3. División y contenido temático
El tema es
claro: cómo tener una conducta moral y correcta, en las diversas circunstancias
de la vida personal, familiar y social.
a) 1-42: Elogio de la sabiduría.
b) 43-51: Sabia actuación de Yavé a través
de los grandes personajes del Antiguo Testamento.
4. Contenido teológico y espiritual
Fin del libro:
enseñar la sabiduría, es decir, las reglas para hallar la felicidad en la vida
de amistad con Dios. De ahí que se le ha llamado “tratado de ética a lo
divino”, es decir, expuesto no en forma sistemática y racional, sino con esa
pedagogía sobrenatural.
a) Dios: el autor, Ben Sira, recalca el
monoteísmo: El Señor es el único y solo Dios. De Él procede el bien; el destino
del hombre está en sus manos. Dios es justo e imparcial: a los buenos les da
cosas buenas; a los malos, malas (Eclo 39, 25). Ben Sirá enseña que esta justa
retribución opera en el más acá, pues no cree, a simple vista, en un más allá.
Es un Dios que todavía no se abre al universalismo de la salvación, como quedó
evidenciado en el profeta Jonás.
b) Hombre: es un ser libre y adquiere la
sabiduría mediante el esfuerzo. Puede elegir entre el bien y el mal; de ahí que
la responsabilidad de cara al mal no puede ser atribuida a Dios. Este hombre
lleva en sí el pesimismo y el optimismo. Por una parte, el pesimismo, pues fue
creado del polvo y al polvo ha de volver (Eclo 33, 10; 17, 1; 40, 11); su vida
es breve e inevitablemente termina en la triste existencia, en el Seol. Por
otra, el optimismo, pues el hombre fue hecho a imagen de Dios; a él se le
concedió el dominio sobre los animales y aves (Eclo 17, 3-4); fue equipado de
inteligencia y destreza (Eclo 17, 7; 38, 6).
E) SABIDURÍA
1. Autor y fecha
Este libro se
titulaba “Sabiduría de Salomón”. Pero en verdad el autor es desconocido. Se
trata de un judío piadoso de lengua griega, muy conocedor sea de las
tradiciones y de las Escrituras, como también de la filosofía y cultura griega.
Sus continuas referencias a Egipto parecen sugerir que pertenecía a la
comunidad judía de la Diáspora en Alejandría.
Se escribió en
griego, hacia la mitad del primer siglo a.C. Es, pues, el último libro del
Antiguo Testamento. Con él nos situamos prácticamente en los umbrales del
tiempo de Jesucristo y en plena época de difusión de la lengua y la cultura
griegas (Al margen de su influjo negativo, la cultura griega también aportó
importantes novedades al judaísmo: universalizó la Biblia (traducida al griego
de la versión de los 70) y abrió el pensamiento judío a las ideas griegas,
provocando un diálogo enriquecedor que más tarde se extendería al Nuevo
Testamento y a la Iglesia. Uno de los mejores frutos de este diálogo es el
libro de la Sabiduría. En él las ideas platónicas de la inmortalidad del alma
contribuyen decisivamente a perfilar la doctrina de la resurrección y a
solucionar así uno de los grandes problemas de la corriente sapiencial: la
recompensa o retribución de la conducta humana).
2. Características literarias
a) Influjo de la literatura griega:
multiplicación de sinónimos, rebuscada adjetivación, aliteraciones, rimas,
juegos de palabras y construcciones muy elaboradas.
b) Recurso al contraste, al paralelismo,
comentario midrásico, alusiones e imágenes del Antiguo Testamento.
c) Desarrollo progresivo de ideas.
3. División y contenido temático
a) 1-5: Relación entre sabiduría y
justicia: La suerte de los justos e injustos.
b) 6-9: excelencia de la Sabiduría.
c) 10-19: La Sabiduría en la historia de
su pueblo.
4. Contenido teológico y espiritual
Fin del libro:
El autor intentó robustecer la fe de sus hermanos alejandrinos que vivían en
medio de paganos y estaban en peligro de abandonar su fe, deslumbrados por el
brillo de las nuevas ideas de Grecia, que ofrecían sabiduría y salvación sin
Dios. Por eso, el autor meditó profundamente en la Escritura, la ley y los
profetas.
a) Dios: el autor trata de sintetizar dos
pensamientos: el antropocentrismo de los griegos y el teocentrismo de Israel.
Demuestra que la sabiduría del Dios verdadero es superior a la sabiduría y
filosofía griega. En el libro de la Sabiduría, Dios es también Providencia (6,
7; 14, 3; 17, 2).
b) Hombre: este hombre adquirirá la
sabiduría, si practica las virtudes cardinales(8,7) - Es decir: prudencia,
justicia, fortaleza y templanza-. El autor insiste mucho en el tema “justicia”,
considerada en sus tres significados bíblicos: justicia en cuanto virtud que
inclina a dar a cada uno lo que le corresponde, defendiendo, sobre todo, la
causa del humilde, del inocente y del oprimido; justicia en cuanto compendio de
actitudes agradables a Dios (equivale a bondad, rectitud, honradez y
fidelidad); y justicia en cuanto fuerza o acción mediante la que Dios nos salva
y nos libera de cualquier tipo de mal.
c) Sabiduría: presenta la Sabiduría, no
como virtud de orden práctico como la presentaba Proverbios ni como concepto
general y antihumanista de la vida, como lo describía Eclesiastés, sino como el
verdadero secreto revelado amorosamente por Dios. Esta Sabiduría aparece dotada
de personalidad y atributos divinos, como si fuese ya el reflejo del lo que
será el Verbo eterno del Padre, Verdadera Sabiduría, Jesucristo, que había de
encarnarse por obra del Espíritu Santo para revelarse a los hombres. Esta
Sabiduría es ciencia sabrosa; nadie la querrá mientras no la guste, porque ni
puede amarse lo que no se conoce, ni tampoco se puede dejar de amar aquello que
se conoce como soberanamente amable. Esta Sabiduría nos hace sentir la suavidad
de Dios, nos da el deseo de su amor que nos lleva a buscarlo apasionadamente,
como el que descubre un tesoro escondido. La moral es la ciencia de lo que
debemos hacer; la sabiduría es el arte de hacerlo sin esfuerzo y con gusto,
como todo el que obra impelido por el amor (Leáse, a este respecto, el
capítulo 5 del tercer libro de la Imitación de Cristo, de Tomás de
Kempis:“Maravillosos efectos del amor divino”) . Esta Sabiduría lleva a la humildad, pues el que
la experimenta, comprende bien que, si se libró del pecado, no fue por méritos
propios, sino por virtud de la Palabra divina que le conquistó el corazón. Esta
sabiduría la adquiriremos leyendo y saboreando las Sagradas Escrituras, pues
ellas nos llevan a Cristo, la Suprema Sabiduría del Padre (Hago mías las palabras de
san Jerónimo: “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”) .
d) Verdades eternas: Sólo el libro de la
Sabiduría, con su afirmación de la resurrección de los justos y, sobre todo, la
vida, muerte y resurrección de Jesucristo, el Justo sufriente, proyectará sobre
el problema una luz definitiva. El problema del sufrimiento del justo se
resuelve a la luz de la inmortalidad personal (Sab 3-4). El justo sufriente
obtendrá la inmortalidad. El triunfo del mal sobre el bien en esta vida
desaparece ante la perspectiva del juicio definitivo de Dios (En
Sabiduría se desploma la concepción tradicional que decía que el destino del
hombre después de la muerte era igual para todos: una existencia pálida en el
“Sheol”, sin contacto con Dios; que los premios y castigos quedaban limitados a
este mundo: vida larga, familia numerosa, riquezas y prestigio del justo,
desgracias para el malvado. Pero las duras realidades de la vida probaban lo
contrario: Job y Eclesiastés habían propuesto algunas soluciones. Algunos
salmos expresaban la esperanza de una vida junto a Dios más allá de la tumba
(cf. 16, 9ss; 49, 16; 73, 23-24). Sabiduría sintetiza y desarrolla estos y
otros textos y afirma decididamente que el premio consiste en vivir junto a
Dios, replantea el problema del sufrimiento del justo y ofrece una explicación,
desde una nueva concepción de vida eterna en Dios).
VI. CONCLUSIÓN: El mismo Kempis nos dice cómo este sabor de Dios,
que la sabiduría proporciona, excede a todo deleite (cf. III, 34), y cómo las
propias Palabras de Cristo tienen un maná escondido y exceden a las palabras de
todos los santos. ¿Podrá alguien decir luego que es una ociosidad estudiar y
saborear así estos secretos de la Biblia?
ORACIÓN: Señor, Tú eres la verdadera Sabiduría. Hazme saborearla, gustarla, para
que quede satisfecho contigo, y no tenga que buscar en otras partes espejismos
de sabiduría, que sólo me conducen a la necedad de mi mente y de mi corazón. Al
mismo tiempo, dame las palabras exactas para dar a gustar con mi palabra y mi
ejemplo la enjundia de tu sabiduría. Amén.
P. Antonio
Rivero LC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
COMENTARIOS DE NUESTROS LECTORES