En la edición de los "Sermones dominicales y
festivos" de san Antonio publicada por la Editorial Espigas, Murcia 1995,
además del texto bilingüe (latín-español) de los Sermones, se ofrece una amplia
y documentada introducción escrita por Rafael Sanz Valdivieso, de la que
entresacamos la parte referente a la biografía y a las fuentes biográficas del
Santo, que ofrecemos a continuación, suprimiendo el amplio aparato de notas que
lleva el original.
La vida de san Antonio, el portugués más conocido y festejado
en todo el mundo, fue breve por el número de años trascurridos entre su
nacimiento y su muerte, pero de gran intensidad biográfica según los
testimonios conservados. Después de muchas controversias, problemas e
investigaciones, hoy se ha llegado a un consenso y opinión común sobre sus
orígenes familiares, su nombre y el de sus padres, su formación en la escuela
catedralicia de Lisboa, su estancia entre los Canónigos Regulares de San
Agustín, su paso a la Orden franciscana atraído por el ejemplo de los primeros
mártires franciscanos en Marruecos, su labor de predicador evangélico y de
ministro preocupado por el bien de los hermanos confiados a su servicio y de
escritor de Sermones según las reglas y procedimientos de la oratoria de su
época. Además, murió como un santo en 1231 y fue canonizado a los once meses de
su muerte, por aclamación del pueblo cristiano, confirmada con la declaración
solemne de la Iglesia.
Nacimiento y familia
Aunque los datos no son seguros en todos sus detalles,
sabemos que nació en Lisboa a finales del siglo XII, sin que podamos fijar la
fecha con exactitud. Sus padres poseían una casa frente a la puerta principal
de la Catedral, pues vivían en la misma calle, adecuada a la condición de su
estado, del que no tenemos todos los datos muy completos para decir que
formaban parte del estamento aristocrático, designado como "nobilis
progenies", "nobiliori genere". Todo lo más que se puede decir
es que la familia Martins pertenecía a los "hombres buenos" del
pueblo, mercaderes de posición desahogada y respetados en el burgo e incluso al
servicio del Rey en los asuntos de tesorería. Quizá fue su padre uno de los
"milites", ciudadanos que por su posición tenían concesión para
servir al rey con armas y caballo. Así lo menciona la Leyenda
Benignitas, aunque ha sido discutido el dato a la luz del testimonio
aportado por Jacobus de Guisia.
1. Estos "felices progenitores" -expresión de
la Assidua- se llamaban Martim de Bulhôes y Teresa Taveira, según
fray Marcos de Lisboa en su Crónica, primera obra impresa que
ofrece los nombres completos. El nombre Martinho, Martim de Bulhôes, Bolhom o
Bolhâo, es el que aparece unido al nombre de bautismo del Santo, Fernando
Martins de Bulhôes, sin que tenga nada que ver con los guerreros y cruzados descendientes
de Godofredo de Buillón, ya que la costumbre de ennoblecer el linaje de los
santos es peculiar concesión de la hagiografía del pasado, como si no bastara
el ser buenos y fervorosos cristianos. Los autores de las "Leyendas"
hacen afirmaciones generales sobre la "nobleza" que no se pueden
tomar al pie de la letra, sino en sentido amplio, como conviene a una persona
de "nobles" sentimientos y acciones desde su juventud.
El nombre de la madre, Teresa Taveira, aparece indicado
en otras fuentes como María de Távora, sin que haya posibilidad de aclarar tal
diferencia aceptada, ya que aparecen ambos en la tradición. Wadding coincide
con la afirmación de la Leyenda Benignitas de que se llamaba
María. Es discutible la afirmación de algunos cronistas sobre la procedencia de
la familia Taveira de Asturias, en el norte de España, cuyo antepasado habría
sido el rey Fruela (s. VIII), padre de Alfonso el Casto, ya que no tenemos
constancia de tal parentesco ni de su nobleza de sangre.
La infancia de Fernando Martins de Bulhôes, tal fue el
nombre que le impusieron al bautizarlo en la vecina Catedral, transcurrió en
una familia normal, conocida en Lisboa, de notable posición y haberes, como se
ve en los documentos referidos a sus padres y otros tres hermanos relacionados
con la edificación de la iglesia dedicada a San Mamés, cercana a su casa. El no
tener fijado el año de su nacimiento con la misma seguridad con la que sabemos
el lugar, se debe a la poca garantía que ofrecen los datos transmitidos por las
"Leyendas" respecto de las fechas, cuyos autores quizá las ignoraban
como nosotros. La Raimundina, la Benignitas y
el Liber miraculorum hablan de los treinta y seis años con que
contaba al morir. Nacido, por tanto, en 1195, y distribuidos así: 15 años en
casa de sus padres, casi 2 en Lisboa y otros 9 en Coimbra entre los Canónigos
Regulares de san Agustín, y 10 de franciscano. Fernando Félix Lópes propone el
año 1188 como fecha de nacimiento de san Antonio, apoyado en los datos de G.
Abate y en las observaciones y otros datos ofrecidos por A. Callebaut; indica
el año 1208 para la fecha de su entrada en los Canónigos Regulares de san
Agustín; esa era la cronología propuesta en 1947 por J. Montalverne, OFM.
A. D. de Sousa Costa concluye, después de repasar las
propuestas de los estudiosos y las afirmaciones de las "Leyendas",
que determinar la edad del Santo sólo puede hacerse de manera aproximada
partiendo de la Assidua y teniendo en cuenta las indicaciones que
en el Dialogus de gestis sanctorum Fratrum Minorum (1244-46)
le describen entregado al estudio de las artes liberales, cuando, con la
llegada de la pubertad, comenzaron a crecer los estímulos de la carne, y aunque
se sentía sobremanera acuciado pos estos movimientos de lascivia, no por eso
aflojó el freno a la adolescencia y al placer, sino que, despreciados los
estudios literarios, corrió a un monasterio de san Agustín cercano a la ciudad
y tomó el humilde hábito de Canónigo Regular. El término "adolescente",
usado por la leyenda Benignitas y las indicaciones relativas a
la crisis y tentaciones juveniles propias de la edad, permiten pensar con una
cierta flexibilidad en los 17-18 años, edad en la que se decidió a entrar en el
monasterio de San Vicente de Fora de los Canónigos Regulares, dando un margen
de tiempo razonable entre los quince años y su decisión de entrar en el
monasterio, margen en el que se sitúa la crisis personal y las tentaciones
mencionadas.
2. El nacimiento de san Antonio, por tanto, se fijaría
hacia 1191; el día y mes no los conocemos. El dato resultante del
reconocimiento del cuerpo del Santo, en 1981, por varios expertos en medicina
legal, indicaría una edad de 39 o 40 años, "intorno ai 40 anni", que
coincide con las deducciones a partir de la Assidua. Después de
quince años trascurridos sin problemas en casa de sus padres, antes de la
entrada entre los Canónigos Regulares de san Agustín el año 1209, afrontó un
período de crisis, dudas, angustias y tentaciones, contra las cuales Fernando
luchó valientemente, aunque no debería alargarse más de dos o tres años,
después de los cuales, "despreciadas las diversiones del mundo",
vistió el hábito de los Canónigos Regulares en San Vicente de Fora en Lisboa.
En el monasterio, las visitas de parientes y amigos de juventud eran más
frecuentes de lo necesario y perturbaban la vida y piedad cenobítica más de lo
tolerable, según los datos de la Assidua, del Dialogus y
la Raimundina, por lo que a fines de 1210 o comienzos de 1211 se
trasladó al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, cuando contaba cerca de veinte
años.
El abandono de Lisboa por Coimbra, a 175 kilómetros de
distancia, para que las relaciones con sus amigos y familiares no fueran
obstáculo a los más altos intereses de su alma, es un dato válido que merece
más atención que las posibles pasiones políticas que pudieran asediar al
monasterio de San Vicente de Lisboa, las intervenciones reales o tensiones
entre nobles y eclesiásticos, incluidos los Obispos de Oporto y Coimbra, etc.,
porque la Corte, entonces, se encontraba en Coimbra, y no aparece en la Assidua su
pretensión de mezclarse en los litigios del Rey y los Obispos de Coimbra y
Oporto, ni en los propios del monasterio de Santa Cruz de Coimbra con ambas
instituciones. La Assidua menciona los amigos de su misma
condición social y las visitas inoportunas: "Unos dos años permaneció aquí
[en San Vicente de Lisboa], durante los cuales tuvo que soportar las frecuentes
visitas de amigos, tan importunas a las almas recogidas. Para evitar de raíz la
causa de tales perturbaciones, decidió abandonar el solar natal, capaz de
debilitar en no pequeña medida los ánimos viriles, de modo que, defendido por
la barrera de la distancia, pudiese servir más libremente al Señor". Así
que su traslado a Santa Cruz de Coimbra, con el permiso de sus superiores, se
hizo "con fervor de espíritu".(Continuará...)
(Fuente: franciscanos.org)
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