Si Él llegara de
repente…¿cuál sería tu reacción?
¡Oh! Yo sé que el
mejor cuarto darías al Huésped de honor
Y que los platos
más ricos prepararías con amor.
Y mil veces le
dirías -¡Qué bueno es tenerte aquí!
Al servirte aquí en
mi casa, no puedo ser más feliz…
Mas, ¿correrías a
la puerta al verlo por el camino,
A darle la
bienvenida con los brazos extendidos…?
¿O te cambiarías de
ropa antes de dejarlo entrar
Y escondiendo las
revistas, pondrías la Biblia en su lugar…?
¿Apagarías la
radio, esperando no hubiera oído,
Y desearías no
haber dicho ese último, áspero grito?
¿Esconderías tu
música y pondrías de himnos…?
¿Podrías dejar que
entrara sin despacharlo “ya mismo”?
Me pregunto: Si Él
quedara dos o tres días contigo,
¿podrías seguir
haciendo las cosas que siempre hacías?
¿Podrías seguir
diciendo las cosas que siempre has dicho?
¿Continuaría tu
vida como lo es, día tras día…?
¿Conservaría su paz
tu charla con la familia?
¿O te sentirías
incómoda al bendecir la comida?
¿Cantarías lo que
siempre, lo que siempre leerías?
¿Le dejarías
conocer lo que tu mente nutría…?
¿Dónde habías
planeado ir, lo llevarías contigo,
O cambiarías tus
planes quizá sólo por un día?
¿Te alegrarías si
encontrara a tus amigos más íntimos,
O desearías no
vinieran hasta que se hubiese ido?
¿Serías feliz si Él
quedara a vivir siempre contigo,
O cuando al fin se
marchara, suspirarías con alivio?
¡Oh! Sería
interesante saber las cosas que harías
Si el Señor fuera a
tu casa a pasar uno o dos días.
(Mons. Héctor
Cardelli)
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