La hospitalidad es una virtud muy arraigada en algunos pueblos, y no
porque abunden en medios materiales para deslumbrar con sus riquezas, sino
sencillamente, porque tienen un corazón grande, abierto a todo aquel que lo
necesita.
. La presencia de María, la llena de gracia, siempre deja una buena
estela a su paso. ¿Qué sucedió en casa de su parienta Isabel: Todos los de la
casa se beneficiaron, pues, María no iba sola, llevaba al Salvador:
- Juan salta de gozo en el seno materno, es santificado por la
presencia de Jesús, que llegó a él por María, quien lo lleva en su seno.
- Isabel quedó llena del Espíritu Santo y experimentó que María era la
Madre del Salvador y como tal la proclamó.
- Zacarías recupera el habla.
. Ante este torrente de gracias que el Señor les dispensa, Isabel
reconoce que no se las merece y que gracias a María las recibe, por eso
exclama: "¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?"
(Lc. 1, 43).
. Los de Belén no le dieron posada (Lc. 2, 7). ¡De cuánto se vieron
privados!. ¡Tantos años esperando la llegada del Mesías y dejan pasar aquella
única oportunidad!. Las Escrituras lo decían, se cumplían las 70
semanas
anunciadas por el profeta Daniel y en Belén de Judá nacería el Esperado. Los
habitantes de Belén no descubrieron en María gestante a la Madre del Salvador
¿Qué idea se habían formado?. Por el comportamiento, que tuvieron, no se
esperaban aquella visita llegada de manera insospechada.
. Hacía unas semanas que Jesús se había marchado, María se había
quedado sola, había comenzado a saborear una de las más hondas soledades,
debido al vacío dejado por aquel Hijo. En Caná se encontraron Madre e Hijo, no
parece que llegasen juntos, pues, de María se dice que estaba allí, y después
llegó Jesús con sus discípulos. María debió de sentirse encantada de ayudar en
el trajín de la boda, conocedora de que el vino se había terminado, busca poner
remedio a aquella situación tan dramática para los recién casados. Ve la
solución en Jesús, acude a El y le expone la necesidad: "No tienen
vino" (Jn. 2, 3), de esa manera pide con la confianza de que lo resolverá.
¡Cuánto ganaron aquellos nuevos esposos por haber invitado a María a su casa!.
Se libraron del bochorno social de no tener vino en una fiesta tan señalada. El
Evangelio habla expresamente de "vino de boda", porque las familias
pobres iban guardando vino para ese día, a veces durante años. En aquella
ocasión María consigue el primer milagro para aquellos recién casados.
. Cuando Jesús va a morir confía a Juan el cuidado de su Madre, éste
desde aquella hora la acogió en su casa (Jn. 19, 27). Jesús nos había dado a su
Madre para nosotros, representados en Juan. Todo discípulo que la acoge llega a
Jesús, pues, Ella nos ha hecho una sola recomendación: "Haced lo que El os
diga" (Jn. 2, 5). Estando con María en nuestra casa:
- Llegaremos siempre a Jesús.
- Profundizaremos en su amor.
(Padre Tomás Rodríguez Carbajo)
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