viernes, 6 de junio de 2014

23. Introducción a los Santos Evangelios


I. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer a grandes rasgos las principales nociones de los Santos Evangelios.


II. OBJETIVO VIVENCIAL: Familiarizarnos con los Santos Evangelios, para tratar de meditarlos, vivirlos y transmitirlos.


III. TESIS: Los cuatro evangelios son narraciones de la vida de Jesús y de sus palabras, reflexionadas, vividas y celebradas en la fe de las primeras comunidades cristianas. Las cuatro narraciones, por una parte, tienen muchas cosas en común; y, por otra, hay diferencias que completan, complementan y enriquecen dichas narraciones. Cada uno, inspirado por el Espíritu Santo, ha querido transmitirnos su propia experiencia y sus recuerdos, para provocar y aumentar la fe de quienes los lean. Sólo desde la fe y con la fe deben ser leídos para comprenderlos.


IV. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:


1.         Significado de Evangelio
                                             
El significado originario es “Buena Nueva”. Se trata de la Buena Nueva de la Salvación en Cristo Jesús.

“Los cuatro Evangelios narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, viviendo entre los hombres hizo y enseñó realmente hasta el día de la Ascensión. Después de este día, los apóstoles comunicaron a sus oyentes esos dichos y hechos con la mayor comprensión que les daban la resurrección gloriosa de Cristo y la enseñanzas del Espíritu de la Verdad. Los autores sagrados compusieron los cuatro Evangelios escogiendo datos de la tradición oral o escrita, reduciéndolos a síntesis, adaptándolos a la situación de las diversas iglesias, conservando siempre el estilo de la proclamación: así nos transmitieron datos auténticos y
genuinos acerca de Jesús; sacándolos de su memoria o del testimonio de los que asistieron desde el principio o fueron ministros de la Palabra, los escribieron para que conozcamos la verdad de los que nos enseñaban” (Concilio Vaticano II, Dei Verbum, número 19).

Antes de ser escrito, el Evangelio fue mensaje transmitido oralmente; antes de ser libro, fue palabra.

Los apóstoles y primeros discípulos expresaban con la palabra “Evangelio” no sólo el Mensaje de Jesús, sino también los rasgos más importantes de su vida, y de modo especial su muerte y resurrección. El núcleo del Evangelio era Jesús resucitado. Anunciaban un nuevo talante de vida de los hombres. Y de hecho los que aceptaron este Evangelio, los que creyeron en él, organizaron sus vidas con un estilo nuevo, que fue calificado muy pronto como “cristiano”, porque eran los seguidores de Cristo.

En estos grupos o comunidades cristianas, los “testigos oculares”, los que habían vivido con Jesús, exponían sus experiencias, transmitían las enseñanzas de Jesús y evocaban su presencia entre ellos con celebraciones litúrgicas.

Estas tradiciones se comunicaban a otros grupos: se reflexionaba sobre ellas y se interpretaban en el marco de las situaciones específicas por las que cada comunidad atravesaba. Pronto las comunidades tuvieron necesidad de fijar estas tradiciones por escrito, como ya explicamos en el capítulo anterior.


2.         Autores de los Evangelios

Los cuatro Evangelios, tal como los tenemos hoy, nacieron sin nombre del autor entre los años 70-90. Hacia el 125 se reunieron en una colección. Quizá en este momento se les puso el título que tienen hoy: “Evangelio según Mateo, Marcos, Lucas, Juan”.

La tradición afirma que estos escritos surgieron en el entorno de ciertas comunidades: Marcos, en la de Roma; Mateo, en la de Antioquía (Siria); Lucas, en unas comunidades compuestas mayoritariamente por no judíos (Grecia, Siria o Roma), y Juan, en las de Palestina, o en las de Asia.



3.         Los evangelios sinópticos: origen y formación

Los tres primeros se llaman sinópticos (yuxtapuestos), porque tienen muchas coincidencias y se pueden leer disponiendo el texto en columnas paralelas:

Mateo 26, 26 
Mientras cenaban, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos: Tomad y comed, esto es mi cuerpo.      

Marcos 14,22
Durante la cena, Jesús tomó pan, dio la bendición, lo partió, se lo dio y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.

Lucas 22,19
Después tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.


Sobre el problema sinóptico diremos lo siguiente:

a)         Muchas partes son comunes a los tres evangelistas: comienzo en Galilea, misión en Galilea, subida a Jerusalén y pasión, muerte y resurrección del Señor.

b)         Algunas partes son comunes sólo a dos evangelistas: Jesús en Cafarnaún (Mc 1, 22-23 y Lc 4, 31-41), curación de la cananea (Mc 7, 24-30 y Mt 15, 21-28) y exigencias del maestro (Mt y Lc).

c)         Algunos hechos y palabras aparecen sólo en uno de los tres: La oración en común (Mt), Marta y María (Lc), el hijo pródigo (Lc).


De todo esto concluimos:

a)         Los tres tuvieron a disposición algunas fuentes comunes, las adaptaron a sus comunidades.
b)         Los tres presentan a Jesucristo con algunos rasgos particulares: Para Mateo, Jesús aparece como el Maestro, el Señor, el Mesías, por tanto tiempo esperado. Para Lucas, Jesús es el Salvador misericordioso, que acoge a todos los hombres. Para Marcos, Jesús es el Hijo de Dios.
c)         Los tres ponen de manifiesto las características de sus comunidades: La de Mateo eran cristianos judíos; Marcos habla a gente de origen pagano; Lucas tiene una perspectiva universalista.



4.         Evangelios apócrifos

En el siglo II aparecieron unos Evangelios llamados “apócrifos” (ocultos) por oposición a los “canónicos”. Intentaban cubrir las lagunas que los cuatro Evangelios tenían de la vida de Jesús, sobre todo de su infancia. Las comunidades cristianas no los admitieron como auténticos. Aunque se atribuían a un apóstol o a un personaje relacionado con Jesús, la Iglesia no los ha reconocido como palabra de Dios. Son narraciones legendarias con una mezcla de buena voluntad y de fantasía, aunque tengan muchos datos correctos. Han tenido bastante influjo en devociones y fiestas populares, así como en el arte religioso.



5.         Simbología de los cuatro evangelistas

Los cuatro evangelistas se representaron con las figuras de los cuatro vivientes de Ezequiel (1,5) y Apocalipsis (4,6): hombre, león, toro y águila. La interpretación más admitida es la que hizo san Jerónimo, basándose en los comienzos de los mismos evangelios:

a)         Hombre: Mateo, porque empieza con la genealogía humana de Cristo.
b)         León: Marcos, porque empieza con la voz poderosa del Bautista en el desierto, donde habitaban los leones.
c)         Toro: Lucas, porque empieza con el sacrificio de Zacarías en el templo, donde se sacrificaban toros.
d)        Águila: Juan, porque en el prólogo se remonta como en un alto vuelo de un águila, hasta la preexistencia de Jesús en el seno del Padre.


6.         ¿Por qué hay diferencias entre los cuatro Evangelios?

Estos son los motivos:

a)         Cada uno de los evangelistas narra los hechos sobre Jesús según su experiencia y sensibilidad personal.

b)         Cada evangelista arregló todo el material de la vida de Jesús según el objetivo que se proponía al escribir su “Evangelio”, y según los destinatarios al que era dirigido.

c)         Cada evangelista se sintió totalmente libre frente a los pormenores históricos o geográficos. A ellos no les interesaba mucho si un milagro fue antes o después, o si esa enseñanza la dijo en uno u otro lugar. Lo importante para ellos era mantener vivo el recuerdo del mensaje y de la persona de Jesús.



V. CONCLUSIÓN: Los Evangelios son un conjunto de documentos sobre la fe de los primeros cristianos, que dan su experiencia viva de Cristo. No se trata de narraciones ordenadas y pensadas como un “ensayo” moderno. Han nacido de la fe, fueron escritos por creyentes y para creyentes, con el solo objetivo de despertar la fe en Jesús Salvador.




ORACIÓN: Señor, dame fe para descubrir tu presencia detrás de cada página de los Evangelios. Que asimile tus enseñanzas, las medite, las viva y las transmita. Amén.

(Fuente: catholic.net)

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