jueves, 2 de mayo de 2013

14. Libros Históricos: Samuel, Reyes, Esdras, Nehemías, Macabeos.

La monarquía de Israel: un Reino guiado por Dios.

I. INTRODUCCIÓN

La monarquía duró 450 años, hasta el cautiverio de Babilonia. El destierro duró 70 años. Por decreto del rey Ciro en el año 538 a.C. se da la posibilidad del retorno a los desterrados (cf. Esd 1, 1). Los que vuelven a la patria, el “Resto de Israel”, llevan una nueva esperanza de restauración del Reino glorioso de David, que está sólo en el recuerdo de los ancianos. Hay un nuevo fervor de fidelidad al Dios de la Alianza, pero no bastan los entusiasmos de unos pocos, como la familia de los Macabeos, para reconstruir la unidad del pueblo y la fe en el Dios de los padres. Se necesita la fidelidad de todo el pueblo.

Palestina sigue siendo una región ocupada por las potencias extranjeras: primero, los asirios; luego, los persas, después, los griegos, y finalmente, los romanos. La influencia de los pueblos extranjeros empujaba a la idolatría y a los cultos paganos, que hacen perder la identidad de pueblo de Israel.

El pueblo judío, dividido internamente, sin posibilidad de libertad política, porque es sólo un territorio ocupado por la nación de turno, se refugia en el recuerdo de su pasado glorioso y en la esperanza de un libertador y Mesías. .


II. OBJETIVO DOCTRINAL: Descubrir la verdadera dimensión de la monarquía de Israel: un Reino guiado por Dios.


III. OBJETIVO VIVENCIAL: Despertar el compromiso que tenemos desde el Bautismo: somos reyes que servimos a la gran Causa de Cristo y luchamos contra el pecado y el mal, hasta establecer el Reinado de Cristo en este mundo: reino de justicia, amor y paz.


IV. TESIS: Los libros de los Reyes narran la historia del Pueblo de Dios desde la muerte de David (971 a.C.) hasta el destierro de Judá en Babilonia (587 a.C.); comprendiendo así un periodo de 400 años de historia. Estos libros quieren mostrar cómo los reyes observaron o no las normas de la Ley y de qué manera
Dios cumplió sus promesas y amenazas. A la posición que toma cada rey respecto de la Ley corresponde su suerte personal y la de su reino. Será grande aquel rey que cumple la Ley; será pequeño e impío, si la descuida, con su consecuente derrota para él y su pueblo.


V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:

1.         Autor y fecha

a) Los dos libros de Samuel datan de finales del siglo IX a.C.

b)         Los dos libros de los Reyes fueron compuestos más o menos entre el año 562 y el 538 a.C.

c)         Los libros de las Crónicas fueron redactados a finales del siglo IV a.C.

d) Tanto el libro de Esdras como el de Nehemías fueron escritos, más o menos, en el siglo IV a.C.

e)         Macabeos: Las luchas narradas en los libros de Macabeos abarcan cuarenta años, del 170 a.C. al 130 a.C. Y el libro fue escrito en torno al año 100 a.C. La canonicidad es atestiguada por muchos Padres, como Clemente de Alejandría, Orígenes, Cipriano, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo y por los concilios de Hipona (393) y Cartago (397). Trento terminó con las dudas y los incorporó al canon de las Escrituras, en el siglo XVI.


2.         Características literarias

a)         Los dos libros de Samuel forman una sola obra y figuran entre los escritos llamados “Profetas anteriores”. El autor se sirvió de fuentes, documentos y tradiciones que corrían por ahí.

b)         El autor de los libros de los Reyes ha tenido a su disposición fuentes escritas, los anales de los reyes de Judá y de Israel.

c)         Los libros de las Crónicas fueron llamados “Paralipómenos”, o sea, “libros de las cosas omitidas o, también, transmitidas al lado de”. El autor recoge noticias de la historia del pueblo que no están presentes en los otros libros históricos. Ha usado diversas fuentes: escritos bíblicos, escritos extrabíblicos y aportación personal. Ha habido un trabajo redaccional más elaborado, empleando la técnica de eliminación de cuanto no le interesaba para sus fines; la técnica de adaptación o retoque, para idealizar la figura de David. Usó el género midrash, es decir, extrajo de un hecho narrado todas las posibles enseñanzas morales para instruir religiosamente al pueblo.

d)        Esdras y Nehemías: constituyen una sola obra. El autor-redactor utilizó documentos oficiales escritos en arameo, tales como cartas y decretos de reyes persas relacionados con la comunidad de Jerusalén, listas de repatriados y colaboradores activos en la reconstrucción de la muralla. Estos documentos fueron encontrados, tal vez, en los archivos del templo de Jerusalén. El autor ordenó todos estos materiales con criterios más teológicos-personales que histórico-cronológicos y conservó en bastantes casos la lengua original aramea de los documentos utilizados.

e)         Macabeos: es una muestra de lo que podríamos llamar “historia monográfica”. A diferencia de la historia deuteronomista y de la historia cronística, que se pueden denominar “historias panorámicas”, los libros de los Macabeos se refieren a un solo acontecimiento: la insurrección macabea ante la dominación seléucida de Antíoco IV Epífanes y las luchas sucesivas de Judas Macabeos y sus hermanos por la libertad religiosa, cultural y política de los judíos. El libro fue escrito en hebreo. Predomina el elemento narrativo, aunque inserta himnos, discursos y documentos oficiales. El segundo libro de los Macabeos es anterior al primero; su estilo es ampuloso, retórico y recargado. A menudo introduce paréntesis llenos de paradojas y contrastes. Más que narrar busca conmover y persuadir y no le importa incorporar elementos milagrosos y sobrenaturales.



3.         División y contenido temático

a)         Samuel: Los dos libros de Samuel recopilan tradiciones y escritos sobre un acontecimiento clave para Israel: la instauración de la monarquía. En el primer libro, Samuel, el último juez, elige a Saúl como primer rey; se narra también la sucesión de Saúl. El segundo libro es una crónica del reinado de David, que consigue la unidad política y religiosa de Israel. Los profetas velan por la fidelidad de este pueblo a la Alianza y los sacerdotes mantienen el culto y el santuario. Dicha unidad se simboliza en Jerusalén. Todas estas transformaciones suceden a lo largo de un siglo. Estructura:

Samuel: 1 Sam 1-7
Samuel y Saúl: 1 Sam 8-15
Saúl y David: 1 Sam 16 y 2 Sam 1
David: 2 Sam 2-20
Apéndice: 2 Sam 21-24


b)         Reyes: Narran la evolución de las instituciones básicas de Israel: el pueblo, el culto, el sacerdocio y la monarquía, a lo largo de 400 años (desde el 971 hasta el destierro de Babilonia, en el 561). La consolidación y esplendor de la monarquía con Salomón durará poco tiempo, ya que el reino se divide en dos a la muerte de Salomón. Es la época de máximo esplendor de los profetas, entre los que destacan Elías, Eliseo, Isaías. Se consolida la institución del templo con el sacerdocio, como pilares de la comunidad religiosa de Israel. Estructura del libro:

Historia de Salomón: 1 Re 1-11
División del reino e historia de Judá e Israel: 1 Re 12-22. Los profetas Elías y Eliseo.
Continuación de la historia de Judá e Israel: 2 Re 1-17
Reino de Judá hasta el destierro: 2 Re 18-25

c)         Crónicas: estos dos libros son un compendio de la historia de Israel desde los orígenes del mundo hasta el año 538, fecha del edicto de Ciro que liberó a los judíos cautivos de Babilonia. Esta síntesis -que forma un grupo literario con los libros de Esdras y Nehemías- se redactó a finales del siglo IV a.C. y tiene como fin resaltar la restauración del pueblo de Israel desde una perspectiva religiosa. Sus líneas directrices son la exaltación del rey David y de la ciudad santa de Jerusalén. Estructura:

Genealogía de las tribus de Israel: 1 Cro 1-9
David y su obra: 1 Cro 10-29
Salomón y su obra: 2 Cro 1-9
Sucesos de Salomón: 2 Cro 10-36
El libro se cierra con la destrucción del templo y la deportación a Babilonia, como castigo de la infidelidad del rey y del pueblo.

d)        Esdras y Nehemías: Formaron en su origen un solo libro y narran los hechos de la comunidad de Israel a partir del edicto de Ciro (538 a.C.). Los protagonistas de estos hechos son Esdras (sacerdote) y Nehemías ( escriba nombrado gobernador de Judea por Artajerjes). Marcan las líneas básicas de la restauración de Israel: la reconstrucción del templo y de la ciudad santa, y la formación de una nueva comunidad israelita basada en el culto y en la renovación de la Alianza, que se concreta en la observancia de la ley de Moisés. Nace el judaísmo, nuevo tipo de comunidad religiosa agrupada en torno al templo, a la ciudad y a la ley. Estructura:

Retorno de los judíos exiliados y reconstrucción del templo: Esd 1-6.
Actividad de Esdras y restauración de la comunidad de Jerusalén: Esd 7-10.
Primera misión de Nehemías: Neh 1-7.
Lectura de la ley y renovación de la alianza: Neh 8-10.
Reorganización de la comunidad por parte de Nehemías: Neh 11-12
Segunda misión de Nehemías en Jerusalén: Neh 13

e)         Macabeos: Cuentan las luchas de los judíos, dirigidos por Judas, el Macabeo (“martillo”) y sus hermanos, contra los seléucidas para defender la libertad religiosa y política. El primer libro sintetiza los cuarenta años de guerra (entre 175 y 124 a.C.), mientras que el segundo libro narra, con un estilo distinto, los hechos de los primeros capítulos del primero. Estructura:

Primer libro: Causas de la rebelión y comienzos de la resistencia (1-2); y hazañas de los tres hermanos: Judas, Jonatán y Simón (2-13).
Segundo libro:
- Causas de la rebelión (1-8)
- Insurrección de Judas (2-9)
- Hazañas del Macabeo hasta la muerte de Nicanor


4.         Contenido teológico y espiritual

a)         Samuel: en estos libros se contienen estas verdades:

Monarquía: el rey garantizaba la estabilidad moral, social y material del pueblo. El rey era ungido y se convertía en persona sagrada. David fue el rey ideal. Saúl, el rey reprobado.
Profetismo: nace para hacer frente a la tentación del pueblo de buscar la salvación por medio de los recursos y efectivos humanos; y para contrarrestar las tendencias absolutistas y soberbias de la monarquía. No por ser rey se le permite todo. Tenemos el ejemplo del profeta Natán que echa en cara el pecado de David.
Unidad de todas las tribus y de todo el territorio.
La formación del pueblo de Dios.


b)         Reyes:

Dios ha delegado en el rey sus poderes. Por eso, el rey llega a ser representante de Dios cerca del pueblo y del pueblo ante Dios. Dios lo elige mirando el corazón, y no siempre las cualidades externas.
La misión y la autoridad del rey es misión de servicio a Dios y al pueblo.
El rey, a pesar de estar consagrado, sigue siendo hombre. Por eso, debe vivir él primero en el amor y temor de Dios para caminar por el sendero del bien, pues tiene las mismas pasiones de todo hombre: lujuria, mentira, envidia, etc. Baste recordar 1 Sam 18-24, las relaciones entre David y Saúl, y 2 Sam 11 y 12, el pecado y el arrepentimiento de David. El fracaso del pueblo de Dios se debe a la infidelidad de los reyes que gobiernan y al pueblo.
La palabra de Dios se realiza a pesar de los reyes impíos. Es Dios y su Palabra que construye la historia de Israel, a través de la voz de los profetas (Elías y Eliseo).
El éxito o el fracaso en las empresas depende de la fidelidad o no a la Alianza.
A pesar de los enemigos externos, la fuerza de la fe del ungido logrará la victoria, como le pasó a David frente a Goliat (1 Sam 17, 4-11)
Dios es presentado como Señor Supremo, el Dios de las fuerzas y de la Naturaleza; un Dios nacional, celosamente reivindicado por el pueblo elegido, tan estrechamente apegado al suelo de la tierra prometida que no se le pueden ofrecer sacrificios fuera de esa pequeña región donde Israel realiza su voluntad. Es un Dios tan próximo, tan vivo, que colma de amor y protección.
La idea de la justicia divina hace progresos. Si bien protege a su pueblo, Yahvé no deja de manifestarle un rigor justo. Y si hay arrepentimiento, Dios manifestará misericordia. Todo cuanto se narra en los libros es un canto de reconocimiento y alabanza a la justicia divina. El castigo no es sino el cumplimiento de lo que en el Deuteronomio aparece reservado a los que son infieles a la Alianza (cf. Dt 28, 15).
Aletea en todas las páginas de estos libros el rayo de esperanza: Dios es fiel y cumple sus promesas. Una página central en la historia de la salvación es 2 Sam 7, 1-16, donde Dios renueva la alianza con David con una promesa grandiosa: la continuación de la dinastía de David en el trono. Se habla, pues, del Mesías.
Prefiguraciones: anticipación del bautismo (2 Re 4, 1-37: Naamán el leproso que se baña en el río).


c)         Crónicas:

El centro del mensaje religioso de las Crónicas es la realización de las promesas, la constitución del Reino de Dios sobre la tierra. El centro de este Reino es Jerusalén, como centro religioso. Los elementos del Reino serán: el Templo, el sacerdocio levítico y la dinastía davídica.
El Señor gobierna toda la historia y es fiel a sus promesas.
De Israel ha hecho una comunidad santa. Se transforma de una comunidad real y profética en una sacerdotal.
La santidad se demuestra en la obediencia a la Ley y en la observancia de los ritos.


d)        Esdras y Nehemías.

Pilares de la restauración de Israel: Ciudad Santa, Jerusalén, con su Templo, y la Comunidad, basada en la observancia estricta de la Ley.
Detrás de la ley está siempre un Dios vivo que habla y actúa. Y acompañando la ley está un culto cálido y sincero, y una plegaria espontánea.
La comunidad asume un carácter específicamente religioso: busca la santidad moral, poniendo aparte sus anhelos de libertad política. Con este espíritu nacen en este tiempo las sinagogas, o lugares de culto; los escribas, consagrados al estudio de la ley, y el Sanedrín, es decir, la autoridad interna, espiritual y jurídica.
La acción combinada de un sacerdote exigente y erudito (Esdras) y la de un seglar enérgico y comprometido (Nehemías) ha conseguido el milagro de reconstruir la comunidad de salvación. Y todo ello sin alardes personalistas; lo único que importa es la misión que Dios les ha encomendado.

e)         Macabeos:

El segundo libro tiene una mayor densidad religiosa y mucho menos interés político y militar, como el primero.
Ambos libros ponen en evidencia las tremendas pruebas que sufrió el pueblo escogido por querer imitar a los paganos, y destacar el auxilio de la divina Providencia en aquella lucha de vida y muerte, que humanamente hablando, habría debido tener por consecuencia la aniquilación del pequeño pueblo judío. Por tanto, la fidelidad a Dios es condición básica para conservar la unidad y la identidad del pueblo escogido. La lucha por la fe empieza en esta tierra y tiene su victoria definitiva sólo más allá del tiempo.
El templo significa la santidad de Dios, expresada en sus santas leyes, el culto, los sacrificios y el sumo sacerdocio que ejerce una mediación determinante para su pueblo.
Valor de la oración y del sacrificio, el poder ejemplar y expiatorio del martirio de los justos, la retribución tras la muerte y la esperanza en la resurrección futura. Aquí encontramos el argumento de la oración por los difuntos y, por lo mismo, la verdad sobre el purgatorio.



VI. CONCLUSIÓN: Todos estos escritos nos invitan a un absoluto monoteísmo y fidelidad a la fe de los padres o antepasados en la fe. A Yavhé, único Dios a quien adorar y servir, se le puede encontrar en la oración o en la ley. Dios es justo remunerador, no deja a los justos sin ayuda. Los que caen en la batalla o reciben la persecución o martirio, resucitarán a la vida, mientras que los impíos recibirán tormento para siempre.



VII. ORACIÓN: Señor, sé para nosotros el único Dios. Que tu santa Ley sea la senda hacia la felicidad y la conquista de esa tierra prometida. Danos conciencia de que somos reyes desde el día de nuestro bautismo, para luchar contra el mal en todos los ámbitos, y siempre desde la caridad y la justicia. Amén.


(Fuente: catholic.net)

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