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Basílica de San Juan de Letrán, sede del obispo de Roma |
Por Antonio Rivero
Dedicación de la
Basílica de San Juan de Letrán. Ciclo A - Textos: Ez 47:1-2, 8-9, 12; 1
Corintios 3:9-11, 16-17; Juan 2:13-22
P. Antonio Rivero, L.C.
Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario
diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).
Idea principal:
Somos templos vivos.
Síntesis del mensaje: Evidentemente, el templo es un lugar de encuentro
del hombre con Dios, es el lugar consagrado a Dios donde los fieles se reúnen
para darle culto. El templo es tan antiguo como el hombre. En todas las
civilizaciones, en todas las culturas de las que tenemos noticia, aparece, con
toda certeza, el templo. Es lógico. El hombre es un ser sociable y sensible:
necesita colectiva y materialmente tener un lugar donde acercarse a Dios, un
lugar en el que su Dios reciba culto y donde puede pacífica y serenamente
hablar con él. San Juan, cuya fiesta celebramos en este domingo, es el primer
gran templo cristiano construido en Roma por el emperador Constantino en el
Laterano, después de las persecuciones, en el siglo IV; es la catedral del Papa
como obispo de Roma. La Basílica de Letrán es la iglesia-madre de Roma,
dedicada primero al Salvador y después también a San Juan Bautista. Fue
consagrada por el papa Silvestre el año 324.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar,
la Basílica de San Juan de Letrán es símbolo de la unidad de todas las
comunidades cristianas con Roma y nos recuerda que todos estamos construidos
sobre el mismo cimiento de Jesucristo. Cada uno de nosotros participamos en la
construcción de la iglesia. San Agustín recomienda: "Cuando recordemos la
Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San