domingo, 6 de abril de 2014

17. Los trece Profetas Menores


Amós, Oseas, Miqueas, Sofonías, Nahúm, Habacuc, Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, Jonás, Baruc.


I. INTRODUCCIÓN

Amós, Oseas y Miqueas, contemporáneos de Isaías, anuncian la invasión asiria, como llamada de atención de Yahveh para que se restaure la Alianza. Sofonías, Nahum y Habacuc viven los años del final del dominio asirio y la ascensión del imperio babilónico, lo que debe llevar a una restauración nacional y a una reforma religiosa. Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías y Joel proclaman la euforia nacionalista, la restauración de las instituciones y la reconstrucción del templo tras el destierro babilónico. Baruc era el nombre del secretario de Jeremías en cuyo libro es manifiesto el interés por los exiliados. Por último, el libro de Jonás es una historia novelada o parábola, que proclama una apertura de la Alianza a todos los hombres, incluso a los paganos.

1.         Ambiente histórico del siglo VIII (Amós, Oseas y Miqueas): período de prosperidad y riqueza en el Reino de Israel. Sin embargo, las riquezas se encuentran en manos de unos pocos, hay abusos e injusticias sociales.

2.         Ambiente histórico del siglo VII (Sofonías, Nahúm, Habacuc): Los asirios, egipcios y caldeos luchaban por tener la hegemonía del medio Oriente. Palestina caía en manos del primero que invadiese. El mal gobierno de los reyes de Judea atrajo sobre la nación la derrota, que se hizo definitiva con el asedio de Jerusalén en el año 587 a.C. y la deportación del Pueblo de Dios a Babilonia.

3.         Ambiente histórico del siglo VI al siglo III: (Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, Jonás, Baruc). Después del imperio de Babilonia, vino el imperio persa, que sujetó a Babilonia y ensanchó su imperio, durante dos siglos. Ciro es el primero de sus jefes. Fue Ciro el que permitió a la cautivos de Babilonia volver a su patria. A Ciro le sucedió su hijo Cambises, tirano cruel, caprichoso y enfermo que se ganó el odio del pueblo y fue asesinado. Le sucedió Darío, que puso paz en todo el imperio. Durante el imperio de los persas, el Pueblo de Dios vuelve a su patria y se estabiliza en Palestina, ocupándose
especialmente en la reconstrucción del templo y en la restauración de la fe de los padres, predicada por Esdras y Nehemías. Esta tarea fue facilitada por la política religiosa de los Persas, muy liberal y respetuosa de las creencias de los varios pueblos dominados.


II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer a los profetas menores.


III. OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de que por ser bautizados, también nosotros somos profetas y participamos del carácter profético de Cristo


IV. TESIS: Los libros proféticos son un género de libros “ardientes” e “inflamados”, que narran la lucha por la fidelidad a Dios por parte de un pueblo que una y otra vez es sorprendido con las manos en la masa de su pecado y de su fracaso. Los profetas se convierten así en los grandes incitadores 57 del pueblo de Dios, los que mantienen la fidelidad a la Alianza, los creadores de la esperanza en el futuro. Son hombres inspirados que se adelantan a su tiempo y van creando, poco a poco, nuevas relaciones entre el Dios vivo e Israel, pueblo escogido.


V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:

1.         Autor y fecha

a)         Amós: es el profeta de la justicia social. Era pastor nómada, apreciaba la naturaleza. Dios lo llama y lo envía al Norte para profetizar. No fue muy aceptado, pero Amós defiende su vocación y su misión profética, castigando con sus oráculos las injusticias y la explotación.

b)        Oseas: es el profeta engañado por su esposa, a la que, a pesar de su infidelidad, no dejó de amar. Su vocación divina está vinculada con su triste experiencia matrimonial, descubriendo en ello un significado profético y simbólico. Hombre muy sensible, que nos recuerda a Jeremías. Es sumamente delicado y sensible al amor conyugal, al cariño hacia los hijos y compasivo con los animales.

c)         Miqueas: es el profeta del Juicio de Dios y defensor de los oprimidos y explotados, imitando a Amós. En cada palabra suya se adivina la profunda crisis social de su pueblo. Hombre de campo. En un solo versículo (6, 8) resume toda la predicación de sus contemporáneos: justicia (Amós), amor (Oseas), humildad (Isaías).

d)        Sofonías: “aquel que Yavhé ha protegido”, predicó en Jerusalén, durante el reinado del inepto rey Josías. Nos da a conocer el estado de Jerusalén antes de la reforma religiosa: sus idolatrías, las costumbres extranjeras y paganas, el falso profetismo, las violencias e injusticias. Nos hace conocer también los sentimientos de los creyentes que aceptaron con entusiasmo y vivieron la reforma de Josías.

e)         Nahúm: Sabemos poco de este profeta. Nahúm, “aquel que Yavhé ha consolado”, predicó en Judá. El tema de su predicación es la caída de la ciudad de Nínive. Sin embargo, esta ciudad es tal vez el símbolo de todo pueblo o ciudad que se opone a los planes de Dios.

f)         Habacuc: poco sabemos también de este profeta. Predicó cuando Nabucodonosor, rey de los caldeos, con capital en Babilonia, iniciaba su dominio sobre las naciones vecinas de Asia Menor y sobre el pueblo de Israel. Es un profeta inserto en la problemática de su tiempo: opresión, injusticias, atropellos.

g)         Abdías: casi nada sabemos de este profeta. Cooperó con su palabra en la misión de la restauración. Es llamado, por lo mismo, profeta cultual, por su interés en establecer el culto a Yavhé, retornando a la fidelidad a la ley del Deuteronomio.

h)        Ageo: es el predicador de la Gloria del nuevo templo restaurado. Aparece como un rígido fustigador del pueblo, que se preocupa más en su interés y en sus cosas terrenas, que en el culto y en el templo.

i)          Zacarías: participó activamente en la restauración del Pueblo de Dios y del templo.

j)         Joel: No sabemos nada de la vida de este profeta. Parece influenciado por los profetas Malaquías y Abdías.

k)        Malaquías: significa “mi mensajero”. Le tocó vivir una época de gran escepticismo, pues no se habían cumplido las esperanzas suscitadas por Ageo y Zacarías para la reconstrucción del templo. El desánimo se había apoderado del pueblo y renacían los antiguos pecados en el culto y en la vida. La reacción de Malaquías es vigorosa.

l)          Jonás: un desconocido profeta del post-exilio escribe su vocación y el mensaje que debe anunciar: Jonás tendrá que ir a Nínive, la gran ciudad y predicar contra ella, su destrucción a los 40 días.

m)       Baruc: en hebreo significa “bendito”. Era el nombre del secretario de Jeremías, en cuyo libro es manifiesto el interés por los exiliados. Algunas veces Baruc leyó personalmente en público un presunto libro de Jeremías. No es, pues, extraño que su nombre encabece este libro que presenta a la comunidad de los desterrados en Babilonia con los ojos puestos en Jerusalén.


2.         Características literarias

a)         Amós: El estilo de la palabra de Amós es concreto, pintoresco, directo y vigoroso. Habla a través de imágenes tomadas de la vida campesina. Usa frecuentes diálogos con el pueblo.

b)        Oseas: Un hombre con vasta cultura histórica y religiosa. Habla con soltura y conoce bien el campo, del que toma sus imágenes poéticas para enseñanzas. Escribe con gran emoción, bajo la intensidad afectiva de su experiencia de vida.

c)         Miqueas: Hombre también de campo. Su predicación es sencilla, directa y vehemente. Usa el recurso del oráculo, iniciando así: “Escucha...Estén atentos”, dando más solemnidad y fuerza a su mensaje. En el estilo se emparenta con Amós y Oseas por su frescura y sencillez, apasionamiento y crudeza. Sin embargo, la utilización frecuente de los juegos de palabras hacen a veces difícil la comprensión del texto.

d)        Sofonías: es un libro corto, escrito con un estilo directo y concreto, y sus profecías se pueden acercar por sus temas y su estilo a las de Amós. Mira los problemas prácticos sin grandes pretensiones teológicas, denunciando con fuerza los pecados contra Dios y contra el prójimo, que están haciendo la situación insostenible y van a provocar la irrupción del día del Señor.

e)         Nahúm: se nota un estilo apasionado y nacionalista. Usa la invectiva fuerte y escribe con la rabia del oprimido, sin concesión a la compasión.

f)         Habacuc: Su estilo es de queja, duro. Usa el recurso de la pregunta, del desafío, de la protesta, de la maldición.

g)         Abdías: Es duro en su estilo. Da rienda suelta a la indignación del profeta.

h)        Ageo: Es duro y fustigador en su estilo. Emplea el recurso estilístico de la antítesis, de la pregunta provocadora. Sus imágenes están sacadas de la vida de campo.

i)          Zacarías: el libro de Zacarías no pertenece a un solo autor. La crítica dice que hay dos autores, pues se nota claramente que hay diferencias de temas, de estilo, de intereses, entre la primera y segunda parte. Es uno de los libros más difíciles de interpretar del Antiguo Testamento, pues escribe con imágenes y visiones surrealistas, que producen desconcierto. La abundancia de visiones y el recurso a la meditación de los ángeles hacen de Zacarías el precursor del género apocalíptico en la Biblia. Muchas de las profecías de Zacarías se cumplirán en Jesús de Nazaret58 .

j)         Joel: aprovecha cualquier cosa de la vida diaria (un cesto de higos, una sequía, una olla hirviendo, una rama de almendro...) para captar el mensaje de Dios. Es vivo y vigoroso en su estilo, más propio del período pre-exílico, y parecido al de Sofonías. Es uno de los profetas-puente entre la profecía y la apocalíptica.

k)        Malaquías: uso del diálogo: el profeta hace una afirmación, los oyentes objetan o niegan la afirmación del profeta y éste vuelve a justificar la afirmación inicial y saca sus consecuencias. Nuestro profeta anónimo queriendo responder a los porqués de la gente desanimada, hace ver el contraste entre la vida del presente y la antigua Ley del deuteronomio, la Ley de Dios.

l)          Jonás: estamos ante una narración didáctica, un midrash, con intención de enseñar una verdad. Es una obra de ficción de carácter parabólico, con finalidad pedagógico-didáctica. No es, pues, una colección de oráculos proféticos ni tampoco un relato de carácter histórico, sino una narración dramatizada, muy afín a algunas parábolas evangélicas, por ejemplo, la del hijo pródigo (lc 15 15, 11-32) y la de los trabajadores de la viña (cf. Mt 20, 1-16).

m)       Baruc: Su texto original se ha perdido, pero nos ha llegado en la versión griega de los Setenta, cuyos autores, judíos, lo admitían por lo tanto, como auténtico y canónico. Usa amonestaciones y palabras de consuelo. El vocabulario y ciertos giros sintácticos permiten suponer una mentalidad semítica en el origen de todo el libro. Incluso se ha pensado en un original hebreo extraviado, exigido por el supuesto uso litúrgico de este libro.


3.         División y contenido temático

a)         Amós: Son nueve capítulos. Se pueden distinguir estas partes:

Oráculos contra las naciones (1-2): reprocha el apartarse de la moral universal y de las reglas de la vida humana.

Palabras contra Israel (3-6): condena el lujo, la vanidad de las mujeres, el falso culto, el alejamiento de Dios y su Alianza y habla del “día de Yavé”.

Visiones simbólicas (7-9): describe y condena las injusticias del pueblo y la explotación de los pobres.  


b)        Oseas: Son catorce capítulos. Se pueden distinguir dos partes:

Vida conyugal de Oseas y su iniciación profética (1-3): a través de su historia del matrimonio fracasado y de su amor renovado a la mujer infiel, Oseas anuncia con profunda emoción el amor personal y fiel de Dios por su pueblo, aunque éste haya sido infiel a la Alianza y se haya “prostituido”, olvidando el pacto “matrimonial” con Yavé.

Reproches, amenazas e invitaciones a la conversión (4-14)


c)         Miqueas: Son siete capítulos, divididos así:

Oráculos imprecatorios, de denuncia y amenazas (1-3): denuncia la explotación de los pobres, el culto exterior sin alma y vacío, la venalidad de los jefes y falsos profetas.

Oráculos de promesas y esperanza (4-5): en la venida mesiánica. Es suya la famosa profecía del nacimiento de Jesús en Belén de Efrata (5, 1-4).

Oráculos imprecatorios (6-7): dos partes entran en litigio: Dios y el pueblo. Dios echa en cara a su pueblo la poca correspondencia a tanta gracia divina.

Oráculos de promesa y esperanza (7): El pueblo reconoce su pecado y Dios le da esperanza de una próxima liberación.


d)        Sofonías: Son tres capítulos, divididos así:

El día de Yavé sobre Judá y Jerusalén (1)
El día de Yavé sobre las naciones (2)
Nuevas amenazas a Jerusalén (3, 1-8)
Promesas del Resto de Israel (3, 11-20)


e)         Nahúm: Son tres capítulos y toca un solo tema: la ruina de Nínive.


f)         Habacuc: Son tres capítulos y toca un solo tema: el problema de la justicia divina frente a las naciones.


g)         Abdías: tiene solamente 21 versículos. Dividido en dos partes:

Castigo a los Edomitas (1-14).
Restauración de Israel en el día de Yavé (15-21)


h)        Ageo: su predicación gira en torno a dos temas:

La restauración del templo,
La gloria futura del pueblo fiel (era escatológica)


i)          Zacarías:

Reconstrucción del templo (1, 16), por obra del Espíritu de Dios (1, 16-17; 4, 6-10) y la actividad de Zorobabel (3, 8; 4, 1).
Nuevo mundo futuro, tema principal de sus visiones. Al castigo de los enemigos seguirá la restauración gloriosa.
La salvación o condenación de los pueblos paganos (9, 1-8; 14, 16-21).
El Mesías, Rey humilde, Buen Pastor, Siervo de Yavé (9, 9-10; 11, 4-17; 12, 10-13; 13, 7-9).
Guerras y victorias de Israel (9, 11; 10, 3-11; 12, 1-9; 14, 1-15).
La idolatría y los falsos pastores y profetas (10, 211; 13, 2-6).


j)         Joel:

El día de Yavé en donde Israel reconocerá el castigo de Dios, se arrepentirá y florecerá de nuevo (2, 19-27). Es el día apocalíptico de Yavé (1, 15), día terrible y anticipación de una era de salvación para su pueblo (2, 18-26).
Este día exige la conversión interior y profunda (2, 12-17)
Efusión del Espíritu, que supera toda barrera de sexo, edad y clase social (3, 1-5).


k)        Malaquías: aborda unos seis temas y problemas morales de su tiempo:

El amor de Dios (cap. 1, 2-5)
La justicia divina (cap. 2, 17ss)
La retribución divina (cap. 2, 17; 3, 13-21)
Las ofrendas (cap 1, 7-14)
Los matrimonios mixtos y divorcios (cap. 2, 10-16)
Los diezmos (cap. 3, 6-12)


l)          Jonás: Estos son sus temas:

Jonás se niega a ir a Nínive (1)
Jonás en el vientre del pez (2)
Conversión y perdón de Nínive (3)
Jonás se enfada porque Dios perdona a Nínive (4)


m)       Baruc: Sus temas son:

Una introducción que pretende fijar las circunstancias históricas (1)
Oración penitencial (1-3)
Elogio de la sabiduría (3-4)
Oráculo de restauración (4-5)


4.         Contenido teológico y espiritual

Fin de estos libros proféticos: una vez más, anunciar la salvación y la venida del Mesías, y denunciar cuanto se opone a la Ley de Dios, sobre todo, las injusticias y atropellos contra los pobres y necesitados. También presentan el día del Juicio con seriedad, para que todos se conviertan y cambien de vida.


a)         Amós:

Dios es pródigo en sus dones, pero justo y exigente (4, 1-13).
Hay que cumplir la Alianza.
Sólo un cambio radical de vida puede salvar a la nación.
Los pecados están en contraste con la bondad de Dios (5, 10-13; 8, 1-14).
El día de Yavhé será terrible (5, 14-24).
Habrá un resto, compuesto por justos y una restauración nacional en torno a un descendiente de David (5, 15).           


b)        Oseas:

Dios es fiel y misericordioso, a pesar de nuestras infidelidades. Dios viene presentado como Padre y como Esposo; pero también sabe castigar para corregir a su pueblo e invitarle a la conversión (cf. Leer 2, 18-25; 6, 1-6).
La Alianza de Dios con nosotros es un pacto de amor.
Nos invita a la esperanza, pues a pesar de nuestra infidelidad, Dios nos da una nueva oportunidad (cf. Leer 11, 1-11).     

c)         Miqueas:

Dios es Juez y amonesta, procesa y condena el pecado y la explotación del pueblo y de los jefes; sobre todo: la opresión de los ricos con los pobres (2, 1-11), las injusticias y falsedad de los jefes y de los falsos profetas (3, 1-12). Pero también es un Dios que siente dolor por la ingratitud del pueblo (6, 1-8).
Nos invita a la esperanza mesiánica (4, 1-5), gracias a la cual reinará la paz y la justicia. Se parece mucho en esto a Isaías en los capítulos 9 y 11.
Habla del Resto de Israel, un pequeño grupo de fieles a Yavé que restaurarán con fuerza de león la justicia divina y la prosperidad del pueblo (5, 6-8).


d)        Sofonías:

Denuncia las culpas de su pueblo y de la sociedad, sintetizándolas en un único pecado: el orgullo (cf. 1, 16; 2, 10; 3, 11). De este pecado brotan los demás: idolatría, injusticias y males sociales.
El día de Yavé en Sofonías adquiere dimensión cósmica, universal.
Sólo un “Resto de Israel”, humilde y pobre, podrá salvarse, por haber buscado a Dios en la justicia y humildad, por haber puesto toda su confianza sólo en el Señor.


e)         Nahúm:

El Dios que presenta Nahúm es duro, parece que ha dejado a un lado la compasión hacia el pueblo pecador. Lo presenta lleno de ira que aniquila esa ciudad opresora. Es un Dios que controla la historia y no soporta la opresión. Por eso, lanza amenazas sobre la ciudad opresora y enemiga, implorando la justicia de Dios y la realización de sus promesas.
Si sitúa en la óptica del oprimido, y ve en la justicia y la fidelidad de Dios la razón del castigo del opresor.
Dios, y no los asirios, es el Señor de la historia; él puede utilizar a las naciones para sus propios designios, y es el único que controla la historia y no soporta la opresión.


f)         Habacuc:

Presenta también un Dios que debe desplegar su justicia contra la opresión.
El justo vivirá de la fe, tema que desarrollará san Pablo, y debe ir por el camino de la fidelidad y de la confianza en la bondad y justicia de Dios, que es soberano de la historia, y no hará faltar su justicia y salvación al que es justo y humilde.


g)         Abdías:

Los israelitas que regresaron del exilio son ese “Resto de Israel” que construirá el nuevo culto de Yavé.
El Reino de Dios, escatológico y espiritual, no tendrá un carácter regal o de dominio, como el antiguo reino de David, sino que será un Reino basado sobre la santidad y sobre el culto.
En el Día de Yavé, serán juzgados los enemigos de Israel.


h)        Ageo:

Dos temas: El Templo y la irrupción de la era escatológica.
La pobreza y las malas cosechas son el resultado del letargo espiritual en que ha caído el pueblo.
Es necesario renovar el celo de la fe, poner manos a la obra en la reconstrucción de un templo digno del Señor. Así nos bendecirá y nos salvará.
El debilitamiento de las naciones es ya un presagio del día del Señor.
Reviven las esperanzas mesiánicas centradas en Zorobabel.


i)          Zacarías:

Primer Zacarías (1-8): (a) preocupación por la reconstrucción del templo y el culto. (b) La escatología: estamos en un tiempo de esperanza, de tensión, de futuro, en la seguridad de la definitiva intervención de Dios. (c) Todo esto pide conversión, en su aspecto ético, pues no basta el culto por sí solo.
Segundo Zacarías (9-14): Descripción del acontecimiento mesiánico y del mismo mesías, presentado como rey, como pastor o como siervo del Señor en la figura del traspasado.


j)         Joel: Dos grandes temas:

Exhortación a la penitencia (1-2), tras dos catástrofes históricas (plaga de langostas y ejército asolador).
Anuncio escatológico del Día del Señor (3-4) en su doble dimensión de juicio para las naciones y salvación (efusión universal del espíritu, bienestar y paz) para Israel.


k)        Malaquías:

Recuerda el amor de Dios, puesto en duda en circunstancias de crisis, y también su justicia y la retribución (1).
Desde el punto de vista práctico insiste en las ofrendas, matrimonios mixtos, divorcios (2).
El día del Señor y los diezmos (3).


l)          Jonás:

Una llamada al universalismo de la salvación y un himno al amor de Dios y su misericordia, que quiere salvar a todos.
Nínive representa a todos los pueblos paganos y opresores de todos los tiempos. A ellos debe dirigirse Jonás y todo fiel para exhortarlos a la conversión y a ellos les concede Dios su perdón.
Recuerda también a todos los “Jonás” de este mundo, con mentalidad cerrada, que esperan la destrucción de los “malos”, que su actitud es injusta porque olvidan que Dios es misericordia y perdón. Jesús se apropia a sí mismo y a su muerte y resurrección, la situación de Jonás dentro del pez (cf. Mt 12, 40).


m)       Baruc:

En la oración penitencial la comunidad litúrgica del destierro proclama que el Señor es justo, que ha sido fiel. Su pueblo, por el contrario, ha merecido el oprobio y la vergüenza por su infidelidad.
El Señor es poderoso para rescatarlos y bueno aun cuando castiga; no desoye los gemidos del oprimido que reconoce su pecado. El Señor responde mostrando en la sabiduría el verdadero camino de la paz, que él ha reservado a su pueblo.
El oráculo de restauración comienza con un lamento de Jerusalén, que se ha quedado sin hijos. El Señor la consolará, devolviéndole la alegría y el esplendor.



VI. CONCLUSIÓN: El profeta vive profundamente y sobre la propia piel la historia y la suerte de su pueblo, se encarna en su tiempo y como centinela lanza sus oráculos, unas veces condenando, otras consolando, pero siempre interpretando los hechos a la luz de Dios y de sus promesas.



VII. ORACIÓN: Señor, gracias por habernos mandado a los profetas, que hablaron en tu nombre. Seguiste una pedagogía maravillosa, acoplada a nuestro entender. Te pedimos perdón por las veces que hicimos oídos sordos a la voz de estos profetas. Y concédenos ser también nosotros, en tu Iglesia, profetas que sepamos anunciar tu mensaje de salvación a todos aquellos que pasen por nuestro camino; sobre todo, anunciando con nuestro ejemplo de vida fiel a tu santa Ley. Amén.

(Fuente: catholic.net)

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