Amós, Oseas, Miqueas, Sofonías,
Nahúm, Habacuc, Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, Jonás, Baruc.
I. INTRODUCCIÓN
Amós, Oseas y
Miqueas, contemporáneos de Isaías, anuncian la invasión asiria, como llamada de
atención de Yahveh para que se restaure la Alianza. Sofonías, Nahum y Habacuc
viven los años del final del dominio asirio y la ascensión del imperio
babilónico, lo que debe llevar a una restauración nacional y a una reforma
religiosa. Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías y Joel proclaman la euforia
nacionalista, la restauración de las instituciones y la reconstrucción del
templo tras el destierro babilónico. Baruc era el nombre del secretario de
Jeremías en cuyo libro es manifiesto el interés por los exiliados. Por último,
el libro de Jonás es una historia novelada o parábola, que proclama una
apertura de la Alianza a todos los hombres, incluso a los paganos.
1. Ambiente
histórico del siglo VIII
(Amós, Oseas y Miqueas): período de prosperidad y riqueza en el Reino de
Israel. Sin embargo, las riquezas se encuentran en manos de unos pocos, hay
abusos e injusticias sociales.
2. Ambiente
histórico del siglo VII
(Sofonías, Nahúm, Habacuc): Los asirios, egipcios y caldeos luchaban por tener
la hegemonía del medio Oriente. Palestina caía en manos del primero que
invadiese. El mal gobierno de los reyes de Judea atrajo sobre la nación la
derrota, que se hizo definitiva con el asedio de Jerusalén en el año 587 a.C. y
la deportación del Pueblo de Dios a Babilonia.
3. Ambiente
histórico del siglo VI al siglo III: (Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, Jonás, Baruc). Después del
imperio de Babilonia, vino el imperio persa, que sujetó a Babilonia y ensanchó
su imperio, durante dos siglos. Ciro es el primero de sus jefes. Fue Ciro el
que permitió a la cautivos de Babilonia volver a su patria. A Ciro le sucedió
su hijo Cambises, tirano cruel, caprichoso y enfermo que se ganó el odio del
pueblo y fue asesinado. Le sucedió Darío, que puso paz en todo el imperio.
Durante el imperio de los persas, el Pueblo de Dios vuelve a su patria y se
estabiliza en Palestina, ocupándose
especialmente en la reconstrucción del
templo y en la restauración de la fe de los padres, predicada por Esdras y
Nehemías. Esta tarea fue facilitada por la política religiosa de los Persas,
muy liberal y respetuosa de las creencias de los varios pueblos dominados.
II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer a los profetas menores.
III. OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de que por ser bautizados,
también nosotros somos profetas y participamos del carácter profético de Cristo
IV. TESIS: Los libros proféticos son un género de libros
“ardientes” e “inflamados”, que narran la lucha por la fidelidad a Dios por
parte de un pueblo que una y otra vez es sorprendido con las manos en la masa
de su pecado y de su fracaso. Los profetas se convierten así en los grandes
incitadores 57 del pueblo de Dios, los que mantienen la fidelidad a la Alianza,
los creadores de la esperanza en el futuro. Son hombres inspirados que se
adelantan a su tiempo y van creando, poco a poco, nuevas relaciones entre el
Dios vivo e Israel, pueblo escogido.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. Autor
y fecha
a) Amós: es el profeta de la justicia social. Era
pastor nómada, apreciaba la naturaleza. Dios lo llama y lo envía al Norte para
profetizar. No fue muy aceptado, pero Amós defiende su vocación y su misión
profética, castigando con sus oráculos las injusticias y la explotación.
b) Oseas: es el profeta engañado por su esposa, a
la que, a pesar de su infidelidad, no dejó de amar. Su vocación divina está
vinculada con su triste experiencia matrimonial, descubriendo en ello un
significado profético y simbólico. Hombre muy sensible, que nos recuerda a
Jeremías. Es sumamente delicado y sensible al amor conyugal, al cariño hacia
los hijos y compasivo con los animales.
c) Miqueas: es el profeta del Juicio de Dios y
defensor de los oprimidos y explotados, imitando a Amós. En cada palabra suya
se adivina la profunda crisis social de su pueblo. Hombre de campo. En un solo
versículo (6, 8) resume toda la predicación de sus contemporáneos: justicia
(Amós), amor (Oseas), humildad (Isaías).
d) Sofonías: “aquel que Yavhé ha protegido”, predicó
en Jerusalén, durante el reinado del inepto rey Josías. Nos da a conocer el
estado de Jerusalén antes de la reforma religiosa: sus idolatrías, las
costumbres extranjeras y paganas, el falso profetismo, las violencias e
injusticias. Nos hace conocer también los sentimientos de los creyentes que
aceptaron con entusiasmo y vivieron la reforma de Josías.
e)
Nahúm: Sabemos poco de
este profeta. Nahúm, “aquel que Yavhé ha consolado”, predicó en Judá. El tema
de su predicación es la caída de la ciudad de Nínive. Sin embargo, esta ciudad
es tal vez el símbolo de todo pueblo o ciudad que se opone a los planes de
Dios.
f) Habacuc: poco sabemos también de este profeta.
Predicó cuando Nabucodonosor, rey de los caldeos, con capital en Babilonia,
iniciaba su dominio sobre las naciones vecinas de Asia Menor y sobre el pueblo
de Israel. Es un profeta inserto en la problemática de su tiempo: opresión,
injusticias, atropellos.
g) Abdías: casi nada sabemos de este profeta.
Cooperó con su palabra en la misión de la restauración. Es llamado, por lo
mismo, profeta cultual, por su interés en establecer el culto a Yavhé,
retornando a la fidelidad a la ley del Deuteronomio.
h) Ageo: es el predicador de la Gloria del nuevo
templo restaurado. Aparece como un rígido fustigador del pueblo, que se
preocupa más en su interés y en sus cosas terrenas, que en el culto y en el
templo.
i) Zacarías: participó activamente en la restauración
del Pueblo de Dios y del templo.
j) Joel: No sabemos nada de la vida de este
profeta. Parece influenciado por los profetas Malaquías y Abdías.
k) Malaquías: significa “mi mensajero”. Le tocó vivir
una época de gran escepticismo, pues no se habían cumplido las esperanzas
suscitadas por Ageo y Zacarías para la reconstrucción del templo. El desánimo
se había apoderado del pueblo y renacían los antiguos pecados en el culto y en
la vida. La reacción de Malaquías es vigorosa.
l) Jonás: un desconocido profeta del post-exilio
escribe su vocación y el mensaje que debe anunciar: Jonás tendrá que ir a
Nínive, la gran ciudad y predicar contra ella, su destrucción a los 40 días.
m) Baruc: en hebreo significa “bendito”. Era el
nombre del secretario de Jeremías, en cuyo libro es manifiesto el interés por
los exiliados. Algunas veces Baruc leyó personalmente en público un presunto
libro de Jeremías. No es, pues, extraño que su nombre encabece este libro que
presenta a la comunidad de los desterrados en Babilonia con los ojos puestos en
Jerusalén.
2. Características
literarias
a) Amós: El estilo de la palabra de Amós es
concreto, pintoresco, directo y vigoroso. Habla a través de imágenes tomadas de
la vida campesina. Usa frecuentes diálogos con el pueblo.
b) Oseas: Un hombre con vasta cultura histórica y
religiosa. Habla con soltura y conoce bien el campo, del que toma sus imágenes
poéticas para enseñanzas. Escribe con gran emoción, bajo la intensidad afectiva
de su experiencia de vida.
c) Miqueas: Hombre también de campo. Su predicación
es sencilla, directa y vehemente. Usa el recurso del oráculo, iniciando así:
“Escucha...Estén atentos”, dando más solemnidad y fuerza a su mensaje. En el
estilo se emparenta con Amós y Oseas por su frescura y sencillez,
apasionamiento y crudeza. Sin embargo, la utilización frecuente de los juegos
de palabras hacen a veces difícil la comprensión del texto.
d) Sofonías: es un libro corto, escrito con un estilo
directo y concreto, y sus profecías se pueden acercar por sus temas y su estilo
a las de Amós. Mira los problemas prácticos sin grandes pretensiones
teológicas, denunciando con fuerza los pecados contra Dios y contra el prójimo,
que están haciendo la situación insostenible y van a provocar la irrupción del
día del Señor.
e) Nahúm: se nota un estilo apasionado y
nacionalista. Usa la invectiva fuerte y escribe con la rabia del oprimido, sin
concesión a la compasión.
f) Habacuc: Su estilo es de queja, duro. Usa el
recurso de la pregunta, del desafío, de la protesta, de la maldición.
g) Abdías: Es duro en su estilo. Da rienda suelta a
la indignación del profeta.
h) Ageo:
Es duro y fustigador en
su estilo. Emplea el recurso estilístico de la antítesis, de la pregunta
provocadora. Sus imágenes están sacadas de la vida de campo.
i) Zacarías:
el libro de Zacarías no pertenece a un solo autor. La crítica dice que hay dos
autores, pues se nota claramente que hay diferencias de temas, de estilo, de
intereses, entre la primera y segunda parte. Es uno de los libros más difíciles
de interpretar del Antiguo Testamento, pues escribe con imágenes y visiones
surrealistas, que producen desconcierto. La abundancia de visiones y el recurso
a la meditación de los ángeles hacen de Zacarías el precursor del género
apocalíptico en la Biblia. Muchas de las profecías de Zacarías se cumplirán en
Jesús de Nazaret58 .
j) Joel: aprovecha cualquier cosa de la vida
diaria (un cesto de higos, una sequía, una olla hirviendo, una rama de
almendro...) para captar el mensaje de Dios. Es vivo y vigoroso en su estilo,
más propio del período pre-exílico, y parecido al de Sofonías. Es uno de los
profetas-puente entre la profecía y la apocalíptica.
k) Malaquías: uso del diálogo: el profeta hace una
afirmación, los oyentes objetan o niegan la afirmación del profeta y éste
vuelve a justificar la afirmación inicial y saca sus consecuencias. Nuestro
profeta anónimo queriendo responder a los porqués de la gente desanimada, hace
ver el contraste entre la vida del presente y la antigua Ley del deuteronomio,
la Ley de Dios.
l) Jonás: estamos ante una narración didáctica, un
midrash, con intención de enseñar una verdad. Es una obra de ficción de
carácter parabólico, con finalidad pedagógico-didáctica. No es, pues, una
colección de oráculos proféticos ni tampoco un relato de carácter histórico,
sino una narración dramatizada, muy afín a algunas parábolas evangélicas, por
ejemplo, la del hijo pródigo (lc 15 15, 11-32) y la de los trabajadores de la
viña (cf. Mt 20, 1-16).
m) Baruc: Su texto original se ha perdido, pero nos
ha llegado en la versión griega de los Setenta, cuyos autores, judíos, lo
admitían por lo tanto, como auténtico y canónico. Usa amonestaciones y palabras
de consuelo. El vocabulario y ciertos giros sintácticos permiten suponer una mentalidad
semítica en el origen de todo el libro. Incluso se ha pensado en un original
hebreo extraviado, exigido por el supuesto uso litúrgico de este libro.
3.
División y contenido temático
a) Amós: Son nueve capítulos. Se pueden distinguir
estas partes:
Oráculos
contra las naciones (1-2): reprocha el apartarse de la moral universal y de las
reglas de la vida humana.
Palabras
contra Israel (3-6): condena el lujo, la vanidad de las mujeres, el falso
culto, el alejamiento de Dios y su Alianza y habla del “día de Yavé”.
Visiones
simbólicas (7-9): describe y condena las injusticias del pueblo y la
explotación de los pobres.
b) Oseas: Son catorce capítulos. Se pueden
distinguir dos partes:
Vida conyugal
de Oseas y su iniciación profética (1-3): a través de su historia del
matrimonio fracasado y de su amor renovado a la mujer infiel, Oseas anuncia con
profunda emoción el amor personal y fiel de Dios por su pueblo, aunque éste
haya sido infiel a la Alianza y se haya “prostituido”, olvidando el pacto
“matrimonial” con Yavé.
Reproches,
amenazas e invitaciones a la conversión (4-14)
c) Miqueas: Son siete capítulos, divididos así:
Oráculos
imprecatorios, de denuncia y amenazas (1-3): denuncia la explotación de los
pobres, el culto exterior sin alma y vacío, la venalidad de los jefes y falsos
profetas.
Oráculos de
promesas y esperanza (4-5): en la venida mesiánica. Es suya la famosa profecía
del nacimiento de Jesús en Belén de Efrata (5, 1-4).
Oráculos
imprecatorios (6-7): dos partes entran en litigio: Dios y el pueblo. Dios echa
en cara a su pueblo la poca correspondencia a tanta gracia divina.
Oráculos de
promesa y esperanza (7): El pueblo reconoce su pecado y Dios le da esperanza de
una próxima liberación.
d) Sofonías: Son tres capítulos, divididos así:
El día de Yavé
sobre Judá y Jerusalén (1)
El día de Yavé
sobre las naciones (2)
Nuevas
amenazas a Jerusalén (3, 1-8)
Promesas del
Resto de Israel (3, 11-20)
e) Nahúm: Son tres capítulos y toca un solo tema:
la ruina de Nínive.
f) Habacuc: Son tres capítulos y toca un solo tema:
el problema de la justicia divina frente a las naciones.
g) Abdías: tiene solamente 21 versículos. Dividido
en dos partes:
Castigo a los
Edomitas (1-14).
Restauración
de Israel en el día de Yavé (15-21)
h) Ageo: su predicación gira en torno a dos temas:
La
restauración del templo,
La gloria
futura del pueblo fiel (era escatológica)
i) Zacarías:
Reconstrucción
del templo (1, 16), por obra del Espíritu de Dios (1, 16-17; 4, 6-10) y la
actividad de Zorobabel (3, 8; 4, 1).
Nuevo mundo
futuro, tema principal de sus visiones. Al castigo de los enemigos seguirá la
restauración gloriosa.
La salvación o
condenación de los pueblos paganos (9, 1-8; 14, 16-21).
El Mesías, Rey
humilde, Buen Pastor, Siervo de Yavé (9, 9-10; 11, 4-17; 12, 10-13; 13, 7-9).
Guerras y
victorias de Israel (9, 11; 10, 3-11; 12, 1-9; 14, 1-15).
La idolatría y
los falsos pastores y profetas (10, 211; 13, 2-6).
j) Joel:
El día de Yavé
en donde Israel reconocerá el castigo de Dios, se arrepentirá y florecerá de
nuevo (2, 19-27). Es el día apocalíptico de Yavé (1, 15), día terrible y
anticipación de una era de salvación para su pueblo (2, 18-26).
Este día exige
la conversión interior y profunda (2, 12-17)
Efusión del
Espíritu, que supera toda barrera de sexo, edad y clase social (3, 1-5).
k)
Malaquías: aborda unos
seis temas y problemas morales de su tiempo:
El amor de
Dios (cap. 1, 2-5)
La justicia
divina (cap. 2, 17ss)
La retribución
divina (cap. 2, 17; 3, 13-21)
Las ofrendas
(cap 1, 7-14)
Los
matrimonios mixtos y divorcios (cap. 2, 10-16)
Los diezmos
(cap. 3, 6-12)
l) Jonás: Estos son sus temas:
Jonás se niega
a ir a Nínive (1)
Jonás en el
vientre del pez (2)
Conversión y
perdón de Nínive (3)
Jonás se
enfada porque Dios perdona a Nínive (4)
m) Baruc: Sus temas son:
Una
introducción que pretende fijar las circunstancias históricas (1)
Oración penitencial
(1-3)
Elogio de la
sabiduría (3-4)
Oráculo de
restauración (4-5)
4. Contenido
teológico y espiritual
Fin de estos
libros proféticos: una vez más, anunciar la salvación y la venida del Mesías, y
denunciar cuanto se opone a la Ley de Dios, sobre todo, las injusticias y
atropellos contra los pobres y necesitados. También presentan el día del Juicio
con seriedad, para que todos se conviertan y cambien de vida.
a) Amós:
Dios es
pródigo en sus dones, pero justo y exigente (4, 1-13).
Hay que cumplir
la Alianza.
Sólo un cambio
radical de vida puede salvar a la nación.
Los pecados
están en contraste con la bondad de Dios (5, 10-13; 8, 1-14).
El día de
Yavhé será terrible (5, 14-24).
Habrá un
resto, compuesto por justos y una restauración nacional en torno a un
descendiente de David (5, 15).
b) Oseas:
Dios es fiel y
misericordioso, a pesar de nuestras infidelidades. Dios viene presentado como
Padre y como Esposo; pero también sabe castigar para corregir a su pueblo e
invitarle a la conversión (cf. Leer 2, 18-25; 6, 1-6).
La Alianza de
Dios con nosotros es un pacto de amor.
Nos invita a
la esperanza, pues a pesar de nuestra infidelidad, Dios nos da una nueva
oportunidad (cf. Leer 11, 1-11).
c) Miqueas:
Dios es Juez y
amonesta, procesa y condena el pecado y la explotación del pueblo y de los
jefes; sobre todo: la opresión de los ricos con los pobres (2, 1-11), las
injusticias y falsedad de los jefes y de los falsos profetas (3, 1-12). Pero
también es un Dios que siente dolor por la ingratitud del pueblo (6, 1-8).
Nos invita a
la esperanza mesiánica (4, 1-5), gracias a la cual reinará la paz y la
justicia. Se parece mucho en esto a Isaías en los capítulos 9 y 11.
Habla del
Resto de Israel, un pequeño grupo de fieles a Yavé que restaurarán con fuerza
de león la justicia divina y la prosperidad del pueblo (5, 6-8).
d) Sofonías:
Denuncia las
culpas de su pueblo y de la sociedad, sintetizándolas en un único pecado: el
orgullo (cf. 1, 16; 2, 10; 3, 11). De este pecado brotan los demás: idolatría,
injusticias y males sociales.
El día de Yavé
en Sofonías adquiere dimensión cósmica, universal.
Sólo un “Resto
de Israel”, humilde y pobre, podrá salvarse, por haber buscado a Dios en la
justicia y humildad, por haber puesto toda su confianza sólo en el Señor.
e) Nahúm:
El Dios que
presenta Nahúm es duro, parece que ha dejado a un lado la compasión hacia el
pueblo pecador. Lo presenta lleno de ira que aniquila esa ciudad opresora. Es
un Dios que controla la historia y no soporta la opresión. Por eso, lanza
amenazas sobre la ciudad opresora y enemiga, implorando la justicia de Dios y
la realización de sus promesas.
Si sitúa en la
óptica del oprimido, y ve en la justicia y la fidelidad de Dios la razón del
castigo del opresor.
Dios, y no los
asirios, es el Señor de la historia; él puede utilizar a las naciones para sus
propios designios, y es el único que controla la historia y no soporta la
opresión.
f) Habacuc:
Presenta
también un Dios que debe desplegar su justicia contra la opresión.
El justo
vivirá de la fe, tema que desarrollará san Pablo, y debe ir por el camino de la
fidelidad y de la confianza en la bondad y justicia de Dios, que es soberano de
la historia, y no hará faltar su justicia y salvación al que es justo y
humilde.
g) Abdías:
Los israelitas
que regresaron del exilio son ese “Resto de Israel” que construirá el nuevo
culto de Yavé.
El Reino de
Dios, escatológico y espiritual, no tendrá un carácter regal o de dominio, como
el antiguo reino de David, sino que será un Reino basado sobre la santidad y
sobre el culto.
En el Día de
Yavé, serán juzgados los enemigos de Israel.
h) Ageo:
Dos temas: El
Templo y la irrupción de la era escatológica.
La pobreza y
las malas cosechas son el resultado del letargo espiritual en que ha caído el
pueblo.
Es necesario
renovar el celo de la fe, poner manos a la obra en la reconstrucción de un
templo digno del Señor. Así nos bendecirá y nos salvará.
El
debilitamiento de las naciones es ya un presagio del día del Señor.
Reviven las
esperanzas mesiánicas centradas en Zorobabel.
i) Zacarías:
Primer
Zacarías (1-8): (a) preocupación por la reconstrucción del templo y el culto.
(b) La escatología: estamos en un tiempo de esperanza, de tensión, de futuro,
en la seguridad de la definitiva intervención de Dios. (c) Todo esto pide
conversión, en su aspecto ético, pues no basta el culto por sí solo.
Segundo
Zacarías (9-14): Descripción del acontecimiento mesiánico y del mismo mesías,
presentado como rey, como pastor o como siervo del Señor en la figura del
traspasado.
j) Joel:
Dos grandes temas:
Exhortación a
la penitencia (1-2), tras dos catástrofes históricas (plaga de langostas y
ejército asolador).
Anuncio
escatológico del Día del Señor (3-4) en su doble dimensión de juicio para las
naciones y salvación (efusión universal del espíritu, bienestar y paz) para
Israel.
k)
Malaquías:
Recuerda el
amor de Dios, puesto en duda en circunstancias de crisis, y también su justicia
y la retribución (1).
Desde el punto
de vista práctico insiste en las ofrendas, matrimonios mixtos, divorcios (2).
El día del
Señor y los diezmos (3).
l) Jonás:
Una llamada al
universalismo de la salvación y un himno al amor de Dios y su misericordia, que
quiere salvar a todos.
Nínive
representa a todos los pueblos paganos y opresores de todos los tiempos. A
ellos debe dirigirse Jonás y todo fiel para exhortarlos a la conversión y a
ellos les concede Dios su perdón.
Recuerda
también a todos los “Jonás” de este mundo, con mentalidad cerrada, que esperan
la destrucción de los “malos”, que su actitud es injusta porque olvidan que
Dios es misericordia y perdón. Jesús se apropia a sí mismo y a su muerte y
resurrección, la situación de Jonás dentro del pez (cf. Mt 12, 40).
m) Baruc:
En la oración
penitencial la comunidad litúrgica del destierro proclama que el Señor es
justo, que ha sido fiel. Su pueblo, por el contrario, ha merecido el oprobio y
la vergüenza por su infidelidad.
El Señor es
poderoso para rescatarlos y bueno aun cuando castiga; no desoye los gemidos del
oprimido que reconoce su pecado. El Señor responde mostrando en la sabiduría el
verdadero camino de la paz, que él ha reservado a su pueblo.
El oráculo de
restauración comienza con un lamento de Jerusalén, que se ha quedado sin hijos.
El Señor la consolará, devolviéndole la alegría y el esplendor.
VI. CONCLUSIÓN: El profeta vive profundamente y sobre la propia
piel la historia y la suerte de su pueblo, se encarna en su tiempo y como
centinela lanza sus oráculos, unas veces condenando, otras consolando, pero
siempre interpretando los hechos a la luz de Dios y de sus promesas.
VII. ORACIÓN: Señor, gracias por habernos mandado a los
profetas, que hablaron en tu nombre. Seguiste una pedagogía maravillosa,
acoplada a nuestro entender. Te pedimos perdón por las veces que hicimos oídos
sordos a la voz de estos profetas. Y concédenos ser también nosotros, en tu
Iglesia, profetas que sepamos anunciar tu mensaje de salvación a todos aquellos
que pasen por nuestro camino; sobre todo, anunciando con nuestro ejemplo de
vida fiel a tu santa Ley. Amén.
(Fuente: catholic.net)
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