Distinguir
la diferencia entre inspiración y revelación.
INTRODUCCIÓN
Problemas que tenemos que solucionar en esta lección: ¿Son puramente
humanos los libros de la Biblia? ¿Interviene Dios en ellos? ¿Cómo? ¿Cómo puede
ser Dios el autor de la Biblia, si no lo vemos ni le oímos, ni le tocamos? ¿Por
qué Dios tiene que escogerse a hombres para dar su mensaje? ¿El escritor
sagrado es como cualquier escritor que se siente inspirado? ¿Cuánto hay de
cosecha de ellos y cuanto de grano de Dios? ¿Y si se equivocaron? ¿La Biblia
contiene errores científicos y geográficos?
Hay dos textos en la Sagrada Escritura que nos servirán de hilo
conductor:
“Toda Escritura es divinamente inspirada” (2 Tim 3, 16).
“La profecía no ha sido jamás proferida por humana voluntad, sino que
llevados por el Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios” (2 Pe 1,
21).
Y un texto del Concilio Vaticano II servirá también de referencia: “La
Iglesia reconoce que todos los libros de la Biblia, con todas sus partes, son
sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu
Santo, tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia”
(Dei Verbum 11).
Dios sale al encuentro de los hombres con infinito amor, pero lo hace
de modo progresivo, revelándose primero a Moisés, después a los Profetas y
después por su Hijo y por los Apóstoles. Al querer Dios que su divina Palabra
quedase por escrito, tenía que intervenir eficazmente. Y lo hizo escogiendo a
unos hombres, a quienes iluminó su inteligencia y movió su voluntad.
II. OBJETIVO DOCTRINAL:
Explicar que la Biblia es auténtica Palabra de Dios y auténtica palabra humana.
Distinguir la diferencia entre inspiración y revelación.
III. OBJETIVO VIVENCIAL:
Acercarnos a la Biblia con gran fe, veneración y con el deseo de encarnar
el
mensaje de Dios en nuestra propia vida.
IV. TESIS: Al influjo
sobrenatural de Dios sobre la inteligencia y voluntad de cada uno de los
escritores sagrados se llama INSPIRACIÓN. Dios no sólo hizo y habló, sino que
quiso que sus palabras llegaran frescas y vivas a sus hijos de todos los
tiempos y para ello inspiró a unos hombres para que escribieran su mensaje de
salvación. Todo este mensaje de Dios se contiene en la Biblia. Por tanto, la
Biblia tiene como autor principal a Dios Espíritu Santo, pero se sirvió de unos
autores a quienes inspiró 9 , iluminándoles el entendimiento para que
comprendieran lo que Dios quería decirles, moviéndoles la voluntad para que
escribieran todo y sólo lo que Dios quería decirles y cuidándoles para que no
se equivocaran, en lo concerniente al conocimiento de Dios y a nuestra
salvación eterna. En los libros canónicos se halla toda la verdad que el hombre
necesita para salvarse, y por ello están exentos de todo error relativo a la
salvación y al designio salvífico de Dios.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS
1. ¿Qué es inspiración?
Inspiración bíblica quiere decir que todos los libros de la Biblia
fueron escritos bajo el directo influjo y asistencia del Espíritu Santo. Por
eso la Biblia tiene como autor al mismo Dios.
Dios se sirvió, para escribirla, de algunos hombres santos, que se han
llamado “escritores sagrados”. Para entender la acción de Dios sobre el
escritor sagrado se suele comparar a la de un gerente que manda a su secretaria
a escribir dándole las ideas.
Pongamos otro ejemplo: Manuel es un joven que quiere mucho a su novia,
Juanita. Un día quiere mandarle una carta, pero él no sabe escribir. Entonces
va donde su amigo José y le dice: “Ayúdame a escribir una carta a mi novia,
Juanita. Dile que la quiero mucho, que pienso en ella cada día, que estoy
triste por su enfermedad y que la semana que viene iré a visitarla”. José toma
un lápiz y va escribiendo todo lo que le ha dicho Manuel, respetando las ideas
de Manuel, pero con palabras y estilo propio de José. Cuando termina de
escribir, José lee la carta y Manuel está conforme y la firma. Cuando Juanita
recibe la carta y la lee, se emociona muchísimo y la guarda diciendo: “Es la
carta de Manuel”. A nadie se le ocurrirá decir que esa carta es de José, aunque
haya sido el mismo José quien la escribió materialmente.
Algo así hizo Dios cuando quiso contarnos sus secretos. Nos fue
escribiendo “sus cartas”, donde expresa su Amor por los hombres; y lo hizo
sirviéndose de unos escribanos, a lo largo del tiempo, los cuales escribieron
según su manera de ser, según los conocimientos de su tiempo, según sus
capacidades, y su manera de escribir. Pero las ideas y el mensaje es de Dios,
no de los escribanos.
Por eso, cuando nosotros leemos la Biblia o la escuchamos proclamar,
nos emocionamos, porque la Biblia es la Palabra de Dios. Es como una carta de
amor, que Dios nos escribe a cada uno.
Podemos decir, entonces, que la Biblia tiene dos autores: el autor
principal es el Espíritu Santo, y los autores secundarios son los hombres de
quienes Dios se sirvió para escribir cada uno de los 73 libros de la Biblia.
Por eso decimos que los libros de la Biblia son “inspirados”.
El Espíritu Santo ejerce con los autores sagrados tres acciones:
Los ilumina el entendimiento, para que comprendan lo que Dios quería
decirles.
Les mueve la voluntad, para que escriban todo y sólo lo que Dios
quiere.
Les cuida para que no se equivoquen en nada de lo concerniente a la
salvación.
Este hecho de la inspiración nos lleva a hacer unas reflexiones
importantes que hay que tener en cuenta a la hora de comprender el mensaje
bíblico:
a) Dios habla en la Biblia por medio de los hombres, con un lenguaje
humano. Así lo dice la Dei Verbum: “Dios habla en la Escritura por medio de
hombre y en lenguaje humano” ((DV, 12). Sólo la palabra humana puede dar cuerpo
y forma a la palabra divina. La mediación es un requisito absolutamente
necesario para que la palabra de Dios llegue a oídos humanos e influya
eficazmente en su vida, con eficacia salvífica. ¿Qué es lo que hace posible
esta mediación de la revelación divina? La presencia activa, dinámica del
Espíritu de Dios en los mediadores. Esta misma fuerza divina actúa sobre los
oyentes o lectores, de modo que la palabra humana, al entrar en los oídos y en
el corazón de los hombres, sufra, bajo la acción del Espíritu, el desnudamiento
del lenguaje humano y llegue a la intimidad del alma como Palabra de Dios.
Ahora se entiende por qué el mensaje de Dios ha sido escrito con la mentalidad
y cultura de cada tiempo y de cada lugar. Este lenguaje, de un país y de un
tiempo tan antiguo, es lejano a nosotros en un primer momento, y exige una preparación
adecuada para poderlo entender aquí y ahora, para nosotros. Por eso, la Iglesia
invita a los cristianos a desconfiar de una interpretación individual 10 y a
atenerse a la interpretación de la misma Iglesia, a quien ha sido confiada la
verdad de la Palabra de Dios 11 .
b) La mayor parte de los autores que escribieron el Antiguo Testamento
son desconocidos. Cosa muy comprensible dado que, antiguamente, especialmente
entre los pueblos orientales, no tenían el sentido de propiedad que tenemos
hoy. Nosotros componemos una poesía o un libro y lo primero que aparece es el
autor. En cambio, los antepasados, no. Los escritos, más que al individuo,
pertenecían a la comunidad y no ponían por lo general su firma.
2. Consecuencias de la
Inspiración
a) La primera es la Revelación: es decir, que Dios se abre, se revela,
se manifiesta a cuantos abren la Biblia y la leen con fe.
b) Otro efecto es la Unidad de toda la Biblia: aunque haya sido escrita
en un largo tiempo, y por diversos autores sagrados, es producto de la
sabiduría de Dios, un solo autor, que quiere revelar al hombre un mensaje
central: “El misterio de Dios, preparado en el pueblo de Israel y manifestado
en Cristo Jesús”.
c) Sacramentalidad de la Biblia: es decir, la Biblia es un signo
visible de Dios y ofrece la oportunidad de encontrarse con Dios en Cristo.
d) Inerrancia de la Biblia, es decir, la ausencia de todo error. Esto
conlleva dos verdades: que siendo toda la Biblia inspirada por Dios, toda su
doctrina es Palabra de Dios y en ella no puede haber error o falsedad en lo
concerniente a la salvación; que entre la Biblia y las ciencias naturales no
puede haber oposición, porque tienen al mismo Dios como autor y creador 12.
No olvidemos que la Biblia no es un libro donde se pueda buscar y
encontrar datos de la historia o geografía 13 , o datos científicos del origen
del Universo. Al autor sagrado no le interesa la verdad histórica o geográfica,
sino una enseñanza religiosa sobre el sentido de la vida humana, en relación
con Dios, a fin de que el hombre llegue a la salvación.
Estos son los principios fundantes de la verdad bíblica:
a) El objeto formal de la verdad bíblica es la salvación del hombre, y
no tanto el hecho histórico.
b) Para acceder a la verdad bíblica es indispensable el conocimiento y
el buen uso de los géneros literarios.
c) La verdad bíblica es históricamente progresiva y tiene su
culminación y plenitud en Jesucristo, camino, verdad y vida. Dios desvela su designio,
su doctrina como lo hace un padre con su hijo, poco a poco. Dios sigue una
pedagogía. Cada siglo nos da una nueva luz que se proyecta sobre las verdades
escondidas desde toda la eternidad. La verdad de la Escritura es por tanto
fruto de la totalidad de los textos sagrados.
3. ¿Qué es la Revelación?
Es la manifestación por la que Dios hace conocer a los hombres verdades
que por sí mismos serían incapaces de conocer. Literalmente revelación quiere
decir quitar el velo que oculta algo. Entre estas verdades está la verdad
profunda de la Creación, la verdad de la Santísima Trinidad, las relaciones
entre Dios y el hombre a través de la gracia que nos capacita para hablar con
Dios y entrar en diálogo amoroso con Él, Dios como Padre lleno de misericordia,
el destino del hombre a unirse a Dios en el cielo, las postrimerías o novísimos
14.
Dios se ha revelado, ha hablado para que lo conozcamos. Y el único
motivo ha sido el amor a nosotros, el querer compartir con nosotros su vida
divina y trinitaria.
Si la Revelación es la manifestación de Dios mismo y de su amor,
nosotros, los hombres, no podemos quedar indiferentes; hemos de acoger a Dios,
recibirlo, abrirle las puertas de nuestro corazón, corresponder a su amor. Como
expresa san Agustín: “Para que, escuchando, crea, y creyendo espere, y
esperando ame”. Sólo conociendo y creyendo en la Sagrada Escritura como
Revelación divina, tendrá nuestra lectura bíblica un verdadero sentido y sólo
así podremos escuchar con fe el mensaje que hoy Dios nos quiere decir a cada
uno de nosotros.
Cuando esa manifestación de Dios se pone por escrito, tenemos la
inspiración. En resumen, inspiración es la acción divina sobre la mente y la
voluntad de unos hombres para que fijen en libros esa Revelación de Dios,
transmitida de boca en boca. El concilio Vaticano II lo dice bellamente así:
“La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por
escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La santa Madre Iglesia, fiel a
la fe de los apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo
Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que
escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como
tales han sido confiados a la Iglesia” (Dei Verbum, 11).
La Revelación tiene su plenitud en Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho
hombre que nos ha comunicado toda la verdad. Ya no habrá más revelaciones. Con
Cristo se cerró la revelación. Él es la última palabra del Padre.
VI. CONCLUSIÓN
Por todo lo dicho concluimos: la Iglesia siempre ha afirmado que la
Biblia no es un libro meramente humano, sino que hay en ella un valor superior,
por estar inspirada por Dios, y así lo ha declarado en cuatro grandes
concilios: Florentino, Tridentino y Vaticano I y II. Por tanto, es una verdad
de fe revelada, que hay que creer.
Resumamos el significado de
revelación 15:
¿Qué es? La Revelación es la manifestación de Dios mismo, de su
intimidad.
¿Cómo se revela? Con palabras y hechos progresivos.
¿Por qué se revela? Por amor.
¿A quién se revela? Al hombre. Primero, al pueblo de Israel y después a
todos.
¿Para qué se revela? Para invitarnos y recibirnos en su compañía,
ofreciéndonos la salvación.
¿A través de quienes se revela? A través de los autores sagrados, a
quienes les inspiró que escribiesen su mensaje de salvación. Ahora bien, la
palabra divina pasa por la palabra humana, pero no se identifica con ella, como
la gracia pasa por los sacramentos. En ella pone Dios su morada y desde ella
dialoga y entabla el encuentro de salvación con los hombres. En su mensaje,
revelado en la Biblia, no hay ningún error concerniente a nuestra salvación,
aunque haya imprecisiones de carácter histórico o científico, pues los autores
sagrados no eran historiadores, ni querían hacer historia en el sentido del
positivismo moderno. La inspiración ha sido concedida al autor humano en vista
de un determinado mensaje que ha de comunicar en orden a la salvación del
hombre.
Nuestra respuesta a la revelación de Dios es la fe. Para que el hombre
se haga partícipe de los bienes divinos, que superan totalmente la inteligencia
humana, debe escuchar para creer, para que creyendo espere, esperando ame y
amando viva, y llegue a la salvación eterna, y así gozar de la presencia de
Dios.
ORACIÓN: Señor, creemos, aumenta
nuestra fe. Que nos acerquemos a tu Palabra con fe y reverencia, para
encontrarnos contigo y poder entablar un diálogo de amor y de amistad. Que tu
Palabra sea luz en nuestro camino, fuerza para nuestra voluntad y aliento para
nuestro corazón. Amén.
(Fuente: Catholic.net)
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