El adviento es el tiempo litúrgico que sirve para preparar la celebración del nacimiento
de Jesús, el Hijo de Dios, y para reflexionar en que toda la humanidad estamos
esperando la segunda venida de nuestro Salvador.
Son cuatro domingos en que se usa el color morado para los
ornamentos.
Los evangelios que se proclaman en estas celebraciones le
recuerdan a la Iglesia y a cada uno de los cristianos la necesidad constante de
cambiar de vida, de convertirnos.
Es tiempo para aprender a orar personalmente, en familia y
con la comunidad cristiana, de corregir nuestros comportamientos dañinos y
egoístas, de reconocer la presencia de Jesús en medio de la Iglesia, de dirigir
nuestro corazón a María para aprender de ella a esperar y preparar la venida
del Salvador.
Los Domingos de
Adviento
1º Domingo: Con este
primer domingo de Adviento, que inicia el año litúrgico, san Lucas nos recuerda
que el Señor, al anunciarnos su venida, nos manda permanecer en vela y orar
(Evangelio). San Pablo nos pide que nos preparemos para la venida de Cristo,
llenándonos “de amor por todos”
(Segunda Lectura). Ya se anuncia la navidad, la
venida del hijo de David que brotará como un vástago y traerá la felicidad a
los hombres (Primera Lectura)
2º Domingo: Con
mucha solemnidad, San Lucas nos presenta el comienzo del ministerio de Juan el
Bautista que había venido a “preparar el camino del Señor”, predicando la
penitencia (Evangelio). El profeta Baruc, con frases poéticas, anuncia que el
Señor trazará el camino de su pueblo allanando todas las asperezas, para
conducirlo a la tierra de sus padres (Primera Lectura). San Pablo, por su
parte, pide que nos dispongamos para la llegada de Cristo con una vida recta
(Segunda Lectura).
3º Domingo: San
Pablo nos invita (Segunda Lectura) a vivir con moderación, con modestia, con
alegría y en acción de gracias, porque “el Señor está cerca”. Esta alegría
nacida, de la presencia íntima de Dios, llenaba el corazón del profeta (Primera
Lectura). También Juan el Bautista (Evangelio) anuncia la realización de la
esperanza de Israel: “Ya viene el que es más poderos que yo”. Pero al mismo
tiempo nos enseña que debemos prepararnos para su venida con la práctica de la
justicia y compartiendo lo nuestro con los demás.
4º Domingo: El
profeta Miqueas anunciaba el nacimiento de Cristo en Belén; ocho siglos
después, el oráculo de Miqueas sirvió para guiar a los Magos hasta el Niño que
había nacido en Belén (Primera Lectura). En la carta a los hebreos (Segunda
Lectura) se nos revelan las disposiciones que tenía el Hijo de Dios al entrar
al mundo: “Aquí estoy, Padre, para hacer tu voluntad”. Después podremos saludar
a la Virgen María, junto con Isabel, exclamando: “Bendita entre las mujeres”
(Evangelio)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
COMENTARIOS DE NUESTROS LECTORES