Mentiras y verdades sobre esta fiesta norteamericana
«Conocerán la verdad y la verdad los hará libres»
(Jn 8,32)
Anunciar el Evangelio implica anunciar la Verdad que
nos salva (Lumen gentium, 17); es decir, anunciar a nuestro Señor Jesucristo,
el Amén, el Verdadero (1Jn 5,20).
Por eso, en el anuncio del Evangelio, un discípulo
de Cristo no puede recurrir nunca a la mentira, ni siquiera a las medias
verdades. He aquí un criterio de discernimiento que debemos tener siempre
presente: el fin nunca justifica los medios. Cuando hacemos esto, salimos del
ámbito de la evangelización y entramos en el más burdo proselitismo.
Pues bien, en mentiras y medias verdades se incurre
frecuentemente al hablar de la fiesta de Halloween. Por otra parte, cuando se
habla de Halloween también aparecen prejuicios e, incluso, expresiones de
xenofobia.
El
origen histórico de Halloween
“Los orígenes del Halloween son cristianos, con una
visión muy norteamericana. Es cierto, que los celtas de Irlanda y Bretaña
celebraban un festival el 31 de octubre, al igual que los hacían casi todos los
últimos días de otros meses. Sin embargo, Halloween cae en el último día de
octubre porque es la
víspera de la católica Fiesta de todos los santos. Esta
fiesta en honor de todos los santos del cielo se solía celebrar el 13 de mayo,
pero el papa Gregorio III en el año 741, la cambió al primero de noviembre, día
en que se dedicó la Capilla de todos los santos en San Pedro en Roma. El
siguiente siglo, el papa Gregorio IV mandó que la Fiesta de todos los santos se
celebrara en todo el mundo cristiano, llegando así a Irlanda.
La noche anterior a la fiesta de todos los santos se
celebraba una vigilia llamada en inglés All Hallow’s Eve o Halloween. En esos días,
Halloween no tenía un significado especial ni para los cristianos ni para los
desaparecidos paganos celtas.
En el año 998, San Odilón, abad del poderoso
monasterio de Cluny en el sur de Francia, agregó una celebración el día 2 de
noviembre. Era un día de oración para las almas de los fieles difuntos. Esta
festividad llamada día de todas las almas, se esparció de Francia al resto de
Europa.
Así pues, la Iglesia tenía festividades para
aquellos en el cielo y aquellos en el purgatorio. ¿Qué hay de aquellos en otro
lugar? Al parecer los aldeanos católicos irlandeses se preocuparon por las
desafortunadas almas en el infierno. Después de todo, si hacemos a un lado las
almas del infierno cuando celebramos aquellas del cielo y del purgatorio, tal
vez aquellas sean tan infelices que nos puedan causar problemas. Así se volvió
costumbre golpear cazos y sartenes la víspera de Todos los santos para que los
condenados supieran que no habían sido olvidados. Así, por lo menos en Irlanda,
todos los muertos fueron recordados aunque a los clérigos no les simpatizaba
mucho el Halloween y nunca instituyeron en el calendario eclesiástico un Día de
todos los condenados.
Pero esa no es aún nuestra celebración de Halloween.
Nuestras tradiciones para esta festividad se centran en vestirse con disfraces
rebuscados, lo cual no es irlandés para nada. Esta costumbre más bien nació en
Francia durante los siglos XIV y XV. El medioevo tardío sufrió ataques
repetidos de la peste bubónica o peste negra, llamada la muerte negra y con ella
perdió la mitad de su población. No es de sorprender que los católicos tuvieran
más interés en la otra vida.
Se decían más misas en el Día de todas las almas, y
se diseñaron representaciones artísticas para recordar a todos de su
mortalidad. A estas representaciones las conocemos como la danse macabreo (la
danza de la muerte), la cual era comúnmente pintada en las paredes de los
cementerios y mostraban al diablo conduciendo una cadena de gentes: papas,
reyes, damas caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc. a su tumba. A veces
esta danza se presentaba el propio Día de todos las almas, como un retablo
viviente con personas vestidas con las ropas de los diferentes estados de la
vida.
Pero los franceses se disfrazaban el Día de todas
las almas, no en Halloween; y los irlandeses que tenían Halloween, no se
disfrazaban. El cómo es que ambas celebraciones se mezclaron, probablemente
ocurrió en las colonias británicas de Norteamérica durante el siglo XVIII,
cuando los irlandeses y los franceses se comenzaron a casar entre sí. El
enfoque irlandés en el infierno le dio a las mascaradas francesas un giro más
macabro.
Pero como todo niño y joven sabe, disfrazarse no es
el punto, el punto es obtener el botín más grande posible. Entonces, ¿de donde
viene la frase trick or treat? (dulce o broma).
Trick or treat es tal vez, la adición más peculiar y
americana al Halloween, y es una contribución inadvertida de los católicos
ingleses.
Durante el periodo penal de 1500 a 1700 en
Inglaterra, los católicos no tenían derechos legales. No podían tener puestos
públicos, y eran sujetos de multas, cárcel y pesados impuestos. Decir misa era
una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.
Ocasionalmente, los católicos ingleses resistieron,
a veces de formas insensatas. Uno de los actos más insensatos de resistencia
fue el complot para hacer volar, usando pólvora, al rey protestante James I y a
su parlamento. Se suponía que esto dispararía una insurgencia católica en
contra de los opresores. El mal concebido complot de la pólvora fue sofocado el
5 de noviembre de 1605, cuando el hombre que cuidaba el polvorín, un descuidado
converso llamado Guy Fawkes, fue capturado y arrestado. Fue colgado, y el
complot se disolvió.
El 5 de noviembre, Día de Guy Fawkes, se convirtió
en una gran celebración en Inglaterra, y así lo sigue siendo. Durante los
periodos penales, bandas de celebrantes se ponían máscaras y visitaban
católicos locales a la mitad de la noche, demandando cerveza y pasteles para su
celebración: ¡trick or treat!
El día de Guy Fawkes llegó a las colonias americanas
con los primeros colonizadores ingleses. Pero para cuando llegó la Revolución
norteamericana, el viejo rey James y Guy Fawkes habían sido olvidados. Sin
embargo el trick or treat era demasiada diversión como para olvidarlo, así es
que eventualmente se cambió al 31 de octubre, el día de la mascarada franco
irlandesa. Y en América trick or treat no se limitaba a los católicos.
La mezcla de varias tradiciones inmigrantes que
conocemos como Halloween se había convertido en una tradición en los Estados
Unidos para principios del siglo XIX. A la fecha, permanece desconocida en
Europa, aún en los países en los que se originaron algunas de sus costumbres.
Y, ¿qué hay de las brujas? Pues, son una de las
últimas adiciones. La industria de las tarjetas de felicitación las agregó a
finales del siglo XIX. Halloween ya tenía ánimas, así que, ¿por que no darle un
lugar a las brujas en las tarjetas de felicitación? Las tarjetas de
felicitación de Halloween no tuvieron éxito, (aunque ha habido un resurgimiento
reciente de popularidad), pero las brujas se quedaron.
Igualmente en el siglo XIX, folkloristas mal
informados agregaron el jack-o-lantern (la linterna hecha con una calabaza
ahuecada y tallada). Pensaban que el Halloween era de origen pagano y druida.
Las lámparas hechas con rábanos (no calabazas) habían sido parte de los
antiguos festivales celtas de las cosechas, así que fueron trasladados a la
celebración americana del Halloween.
La próxima vez que alguien clame que Halloween es un
truco cruel para atraer a sus niños a la adoración satánica, sugiero le cuente
el verdadero origen del All Hallows Eve y les invite a descubrir su verdadero
significado cristiano, junto con las dos fiestas católicas mayores y más importantes
que le siguen.”
Fuentes:
R.P. Augustine
Thompson, OP, Revista Catholic Digest (Octubre 1996).
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