La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Sucedió el
domingo anterior a su muerte. Fue una entrada grandiosa y al mismo tiempo,
humilde. La ciudad estaba llena de peregrinos para celebrar la pascua judía.
Una gran multitud rodeó a Jesús y con ramos de olivos y palmas en las manos, lo
acompañó en su entrada en la ciudad, entre cánticos y exclamaciones. Muchos lo
seguían con fe y esperanza.
El olivo es el árbol típico de la región donde vivió
Jesús. Por eso los habitantes de Jerusalén salieron al encuentro de Jesús con
ramos de olivo.
La liturgia del
día
La Misa de este día tiene dos momentos importantes: la
procesión y bendición de los ramos y la
lectura de la Pasión.
Los ramos benditos se llevan a la casa como signo de la
bendición de Dios, de su protección y ayuda. Se colocan sobre un crucifijo o
cuadro religioso y es un sacramental, o sea nos recuerdan algo sagrado. Nos
recuerda que hemos aclamado a Jesús, nuestro Rey y que lo seguimos hasta Su
Cruz y que durante el año los seguimos aclamando resucitado.
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