Canto
o silencio
La celebración puede
iniciarse en silencio o con un canto adecuado. Podrían cantarse las letanías de
los santos.
Signación
El animador se signa junto
con toda la asamblea.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén
Saludo**
El animador saluda con las
manos juntas a la asamblea con una de
las siguientes invocaciones.
1. Nuestro auxilio es el nombre del Señor
R. Que hizo el cielo y la tierra.
2. Sea bendito nuestro Dios en todo tiempo y
lugar, ahora y
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Monición
El animador u otro de los
presentes, puede hacer una monición que introduzca la celebración. He aquí un
modelo:
«Conviértanse
y crean en el Evangelio», ésa es la invitación que Jesús nos hace hoy a través
de la Iglesia.
Convertirse
quiere decir volverse hacia Dios. Supone más un dirigirse hacia Alguien que
llama que un desprenderse del egoísmo y optar por una nueva concepción de la
vida. Para acoger un mensaje, hay que elevar ante todo los ojos hacia el
mensajero.
Por
este motivo, Jesús hizo una llamada a la conversión en el momento en que iba a
anunciar a los hombres la Buena Nueva del Reino de Dios, y Pedro reitera esa
misma llamada el día de Pentecostés. La conversión, a la que somos invitados,
consistirá, ante todo en una intensificación de nuestra relación personal con
Jesús.
Oración
colecta
El animador invita a orar, y
todos harán silencio por breves momentos. Si lo desea puede utilizar el tradicional Oremos. Luego hace la siguiente
oración con las manos extendidas.
Padre
bueno, Concédenos poder inaugurar con este ayuno santo la vigilancia propia de
nuestro combate cristiano, para que el vigor que comunica a nuestro ser la
austeridad de la Cuaresma afirme nuestra fortaleza
en la lucha cotidiana contra
el mal y en el progreso de la virtud. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
CELEBRACIÓN
DE LA PALABRA DE DIOS
El animador o,
preferiblemente, otro(s) laico(s) que se encuentre(n) presente(s) proclama(n)
las lecturas, incluido el Evangelio. Si se considera más oportuno, puede
hacerse sólo la lectura del Antiguo Testamento con el salmo y el Evangelio, o
sólo el Evangelio, precedido de un canto adecuado.
Monición.
El
llamamiento que hace el profeta Joel al pueblo de Dios para una celebración
comunitaria de penitencia y su alusión a la conversión íntima nos dispondrán a
escuchar la invitación de San Pablo, que nos pide "por Cristo, que nos
dejemos reconciliar con Dios», pues «ahora es el día de la salvación». Al ver
seguidamente en Jesús con qué espíritu se debe hacer la limosna, la oración y
el ayuno, descubriremos que no es la Iglesia quien ha elaborado las diversas
modalidades de penitencia, sino que las ha recibido de su Señor.
Lecturas
bíblicas
Del
libro del profeta Joel (2, 12-18)
Dice
el Señor todopoderoso: Conviértanse a mí de todo corazón: con ayuno, con
llanto, con luto. Rasguen los corazones no las vestiduras: Conviértanse al
Señor Dios suyo; porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico
en piedad, y se arrepiente de las amenazas. Quizá se convierta y se arrepienta
y nos deje todavía la bendición, la ofrenda, la libación del Señor nuestro
Dios. Toquen la trompeta en Sión, proclamen el ayuno, convoquen la reunión;
congreguen al pueblo, santifiquen la asamblea, reúnan a los ancianos,
congreguen a muchachos y niños de pecho. Salga el esposo de la alcoba; la
esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros
del Señor, diciendo: «Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, no entregues tu
heredad al oprobio; no la dominen los gentiles, no se diga entre las naciones:
«¿Dónde está su Dios?» Que el Señor sienta celo por su tierra y perdone a su
pueblo.
Palabra de Dios.
Salmo
50
R. Misericordia, Señor:
hemos pecado.
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad,
por
tu inmensa compasión borra mi culpa.
Lava
del todo mi delito, limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé. R.
Oh
Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro con espíritu firme;
no
me arrojes lejos de tu rostro,
no
me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará su alabanza. R.
De
la 2ª carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20-6,2)
Hermanos:
Somos embajadores de Cristo, siendo Dios el que por medio nuestro los exhorta; se
lo pedimos por Cristo: déjense reconciliar con Dios. El cual, por nosotros hizo
pecado al que no conocía el pecado, para que por él llegáramos a ser justicia
de Dios. Los exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Porque él
dice: «En el tiempo de la gracia te escucho ¡en el día de la salvación te
ayudo» Pues miren: Ahora es el tiempo de la gracia; ahora es el día de la
salvación.
Palabra de Dios.
Hechas las lecturas y el
salmo, o si estos no tuvieron lugar, se lee el texto evangélico.
Evangelio
Escuchen
la Palabra del Señor, según el Evangelio de san Mateo (6, 1-6. 16-18)
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuídense de no practicar su
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario, no
tendrán recompensa del Padre celestial.
Por
tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante como hacen
los hipócritas en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por
los hombres; les aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando
hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha ¡así tu
limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando
recen no sean como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las
sinagogas y en las esquinas para que los vea la gente. Les aseguro que ya han
recibido su paga. Cuando tú vayas a rezar entra en tu cuarto, cierra la puerta
y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo
escondido, te lo pagará.
Cuando
ayunen no anden cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer
ver a la gente que ayunan. Les aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en
cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno
lo note, no la gente, sino tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que
ve en lo escondido, te recompensará.»
Palabra del Señor.
IMPOSICIÓN
DE LA CENIZA
El animador y, si es el
caso, otros laicos, impone(n) la ceniza a los presentes diciendo a cada uno:
Conviértete y cree en el Evangelio.
O
bien:
Acuérdate que polvo eres y en polvo te has de convertir.
Mientras tanto pueden
cantarse cantos apropiados sobre el perdón y la misericordia de Dios
Terminada la imposición de
la ceniza, el animador y, si es el caso, sus colaboradores, se lavan las manos.
PLEGARIA
COMÚN
El animador de la
celebración, con las manos juntas, invita a la oración con estas palabras:
Hermanos:
Pidamos
confiadamente a Dios, Padre misericordioso, para que, por la penitencia y la
escucha de su Palabra, vivamos en santidad y justicia todos nuestros días.
Digámosle:
Santifica, Señor, a tu pueblo.
Otro laico, o el mismo
animador, hace las preces.
Padre
santo, que nos diste a Cristo como pastor de nuestras vidas, ayuda a los
pastores y a los pueblos a ellos confiados, para que no falte nunca al rebaño
la solicitud de sus pastores ni falte a los pastores la obediencia de su
rebaño. R.
Dirige, Señor, el sentir de los pueblos y la mente
de sus gobernantes por los caminos de tu voluntad, para que procuren con empeño
el bien común. R.
Tú
que creaste a todos los hombres a imagen tuya, haz que sintamos horror de las
injusticias y desigualdades entre los hombres. R.
Llama a tu amistad y a tu verdad a los que viven
alejados de ti, y a nosotros enséñanos cómo podemos ayudarlos. R.
Pueden añadirse algunas
intenciones libres.
Padrenuestro
A continuación, el animador,
con las manos juntas, exhorta a la asamblea con estas u otras palabras.
Con
el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre diciendo: Padre
nuestro…
Oración
El animador, con las manos
extendidas, concluye la Oración Común diciendo:
Dios,
que conviertes a ti los corazones de los creyentes, escucha nuestras súplicas:
Concédenos
abandonar los senderos del error para seguir a Cristo tu Hijo, por el camino
que conduce a la vida; para que fieles a las promesas del bautismo, vivamos
coherentemente con nuestra fe, testimoniando con valor la verdad de tu Palabra.
Por Cristo nuestro Señor.
ENVÍO
Bendición**
El animador, con las manos
juntas, invoca la bendición de Dios sobre la asamblea con una de
estas fórmulas.
Dios nos colme de todo gozo y esperanza en la fe.
La paz de Cristo reine siempre en nuestros
corazones.
El Espíritu Santo infunda sobre nosotros la
abundancia de sus dones.
R. Amén.
Si parece oportuno que la
bendición se haga según una fórmula más solemne, podrá utilizarse la siguiente
fórmula:
El Señor, Dios de Israel, visite y redima a su
pueblo.
R. Amén.
Nos dé la gracia de servirlo en santidad y justicia,
todos los días de nuestra vida.
R. Amén.
Ilumine a quienes están en las tinieblas y en las
sombras de la muerte y dirija nuestros pasos por el camino de la paz.
R. Amén.
Despedida
El animador de la
celebración despide a los fieles con una breve exhortación a
vivir este tiempo de cuaresma como un camino de conversión. He aquí un modelo:
Que
esta ceniza sea signo de nuestro compromiso
de
vivir la cuaresma como un camino de conversión
que
nos lleve al encuentro personal con Jesucristo resucitado,
liberador
del hombre caído en esclavitud.
(Fuente: mercaba.org)
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